El 22 de junio el Consejo de Ministros aprobaba los indultos a los 9 dirigentes independentistas “por utilidad pública” y el 23 de junio, salían de la cárcel.

En Corriente Roja celebramos la excarcelación de l@s dirigentes independentistas ya que es de justicia y, de hecho, nunca debieron ser perseguidos por su actuación en el referéndum del 1 de octubre. No obstante, los indultos dejan mucho que desear, ya que son parciales, sólo retiran la parte de la pena que es estrictamente necesaria para la salida de prisión, anulan los derechos políticos de l@s indultad@s, inhabilitándolos para ocupar cargos públicos por los mismos años de condena y están condicionados a su actitud política. 

Pero, aunque los indultos, que han sido «bendecidos» por la cúpula de la Iglesia Católica y la Patronal, se vendan como una muestra de buena voluntad del gobierno del PSOE-UP, estos no son gratis suponen un golpe duro para más de 3.000 personas represaliad@s, abandonad@s a su suerte por ambos gobiernos y sobre los cuales cargan ahora la represión política al independentismo. 

La contrapartida de los indultos sería que ERC y Junts aseguraran la estabilidad en el Congreso, enterraran definitivamente las aspiraciones independentistas y olvidaran al resto de pres@s y procesad@s. Los indultos suponen un paso más en la estabilidad política catalana, para dar paso a la plena normalidad autonómica y devolver la política institucional catalana al redil constitucional.

Reanuda la mesa de diálogo con sentencia firme: “jamás habrá referéndum”

El objetivo del Gobierno Sánchez es doble: por una parte, avanzar en el desmantelamiento del movimiento independentista y abrir el camino a un nuevo «encaje» de Cataluña en la Constitución monárquica (inversiones en Cataluña, financiación de la ley de dependencia y el gasto del gran fondo de recuperación europeo) y, por otra, facilitar la gobernabilidad, mediante la aprobación de los nuevos PGE, el apoyo a la gestión de los fondos europeos, así como la reforma de las pensiones, los nuevos recortes que se avecinan.

En este panorama, destaca la reunión de Sánchez y Aragonés en la que se acordó reanudar la mesa de diálogo en septiembre, paralela a las declaraciones del Gobierno de que «jamás habrá referéndum» y que «es un absurdo hablar del derecho de autodeterminación porque este no existe» (Sánchez). Junqueras, por su lado, ha cumplido su parte, manifestando públicamente su oposición a la vía unilateral de autodeterminación. ERC, en realidad, ni siquiera plantea levantarse de la mesa de diálogo ya que “nunca nos vamos a levantar de los ámbitos donde haya posibilidad de diálogo y negociación”. Pero ERC no está sola: destaca el aval político que Junts per Cataluña y la CUP le han dado para mantener el teatro de la mesa de diálogo durante, al menos, 2 años (curiosamente hasta la convocatoria de las nuevas Elecciones Generales españolas).

Luchar por la amnistía y la autodeterminación exige movilizarnos 

La excarcelación de l@s dirigentes independentistas debiera ir acompañada de la amnistía general que los liberase a ell@s y a tod@s l@s pres@s por luchar, que anulase los procedimientos judiciales de los más de 3.000 procesad@s en Cataluña, rehabilitase a las decenas de cargos públicos inhabilitados y permitiera a l@s exiliad@s volver a Cataluña sin temor a ser perseguid@s por la justicia.

Nosotr@s, en Corriente Roja, tenemos claro que para que la lucha sea efectiva será necesario unificar política y organizativamente a todos los sectores afectados por la represión policial e integrar a l@s trabajador@s y sus organizaciones. La dispersión de l@s represaliad@s y sus grupos de apoyo nos lleva a atomizar cada una de las luchas y tendremos menos posibilidades de ganar. Solo la unidad de las organizaciones obreras y populares de todo el estado contra la represión nos abrirá las puertas para conseguir victorias y, al final, acabar con el régimen monárquico y cambiar las reglas del juego.

Pero no podemos dejar en manos de la política institucional la lucha por la amnistía general. Esta no va a ser el resultado del diálogo vacío con Sánchez que no alberga más que falsas esperanzas. Es necesario retomar un plan de lucha colectivo que ponga en el centro la movilización multitudinaria en Cataluña y solidaria en todo el Estado en defensa de la amnistía.