Testimonio que nos llega de trabajadoras del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía – Madrid

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Somos controladores de sala (vigilantes), tanto personal laboral, como funcionario fijo e interino. Salvo nosotras y el personal administrativo, taquilleras y de biblioteca y de arte y restauración, que dependemos del 4º Convenio de la Administración General del Estado, el resto de trabajador@s está externalizado desde hace años (vigilantes jurados, limpieza y áreas culturales).

Año a año nuestra plantilla ha visto reducida su cuantía porque la estrategia de la dirección de Recursos Humanos es también la externalización del servicio, como se hace en centros culturales y museos privados. A la vez que aumentaba los contratos temporales vía la implementación de bolsas laborales bianuales, con paradas de larga duración facilitadas por el SEPE/INEM previa selección.

Somos en un 90% mujeres mayores, de entre 55 a 65 años; fijas 80, interinas 37, laborales 800. De las interinas llevan contrato con más de tres años y hasta cinco años, 11. Cuatro de ellas de más de 60 años. Las laborales-temporales con contratos de entre 240€ (domingos y festivos), 400€ (media jornada) y poco más de 800€ (al 87% de la jornada) durante 6 meses máximo. Todas de más de 55 años de edad. Son contratos fraudulentos porque se hacen sobre la ficción de eventos-exposiciones por obra y servicio llamadas “Micro-relatos NºX” cuando en realidad trabajamos en todas las salas sea del fondo fijo y permanente del Museo y sus colecciones, sea en las exposiciones de temporada, que año a año se han reducido a la mitad y espaciado en el tiempo, con lo cual la bolsa laboral que es rotativa y se llama por apellido, a su vez se convierte en un abuso extra porque se nos llama para contratos cortos y muy posiblemente únicos, dada la cantidad de trabajador@s de la bolsa laboral. Esta política de contratación lleva a la división por sectores y servicios de las trabajadoras.

Esto es a su vez avalado por los representantes sindicales (UGT-CCOO-CSIF) que dicen defender nuestros derechos, pero a la hora de la verdad defienden la política de la administración del museo y su propio chiringuito, dado que nos necesitan en cada elección para perpetuar sus sillones. Un dato: los laborales-temporales pueden participar de las elecciones sindicales votando, pero no pueden presentarse como candidatos, siendo que somos la absoluta mayoría de la plantilla de sala.

Ahora mismo con la crisis sanitaria, y cerrados todos los museos, se han suspendido todos los contratos, y la política de la administración a futuro inmediato con la “desescalada” es no renovar ningún contrato. Es decir que la bolsa laboral 2019/2021 se ha cerrado, cuando la promesa verbal en asamblea informativa de la segunda semana de marzo era prorrogar dichos contratos. También se va a impedir trabajar a las trabajadoras de más de 60 años (propuesta de la UGT, que ganó las elecciones internas el año anterior). Y se va a hacer el test del Covid-19 a todas las trabajadoras una vez abra de nuevo el museo.

Pero no debemos olvidar al personal “esencial” que aún con el museo cerrado, siguen trabajando en condiciones peligrosas para su salud, caso de los vigilantes jurados y el personal de limpieza, todo personal externalizado, que han visto reducidos sus contratos de hecho porque ahora las jornadas se han reducido y espaciado el personal por turnos y van rotando, según necesidades; mientras todo el departamento de personal, teletrabaja desde sus casas.

Resumiendo la situación: por efecto de la pandemia, la política laboral “post-pandemia” será discriminar a toda trabajadora mayor de 60 años, como personal de riesgo que ya no se contratará, se habla que lo mismo pasará con las funcionarias interinas, 11 de ellas en fraude ley por tener contratos continuados de entre 3 y 5 años de antigüedad.

Pero ni las funcionarias fijas se salvan: a todas ante el cierre temporal del museo, les han suspendido las prestaciones de acción-ayuda social y los cheques de almuerzo, además de no pagar los festivos.

Es importante aclarar que esto no sólo sucede en el museo Reina Sofía, todos los museos dependientes del Ministerio de Cultura a nivel del estado pasan similar situación, un caso aparte es el del Museo de El Prado que tiene un convenio específico independiente de la administración general (pero tampoco se salvará del virus y sus consecuencias laborales).

Como vemos el panorama es negro para las trabajadoras de Museos, se profundizará la explotación, se extenderá la discriminación por edad, y será más necesaria que nunca la organización unitaria tanto sindical como política para defendernos de la próxima oleada de “museos sin visitantes”, con jornadas reducidas, menos personal, y “espacios controlados”.

  • Ni un sólo despido, ni rescisión de ningún contrato laboral

  • Cobertura al 100% de la atención sanitaria por Covid-19 a cargo del Museo

  • Devolución de las ayudas sociales y salarios descontados durante la crisis

  • Continuidad y prórroga de la actual bolsa laboral de temporales hasta 2022

  • Constitución de un comité de emergencia de las trabajadoras de todo el museo, con poder de decisión y negociación ante las autoridades.

  • Convocatoria de asambleas virtuales para discutir y resolver plan de lucha

La lucha continúa por una vida que merezca ser vivida.

Por la auto-organización democrática de las trabajadoras, por la defensa de nuestra cultura.