Ha tenido que verse en televisión el beso no consentido de Rubiales a Jennifer Hermoso para que a las mujeres no se nos cuestione cuando nos atrevemos a denunciar que día sí y día también sufrimos tocamientos, miradas obscenas, insinuaciones o desprecios; para que deportistas, periodistas o escritoras denuncien, bajo el lema “Se acabó”, que también sufrieron desde acoso laboral a violaciones, como la mayoría de las mujeres en este mundo.

Por: Xulia Mirón

Esto no va sólo de Rubiales, aquí hay más «chicha» que cortar

Primero hay que contar las cosas desde el principio. Esto, que hace unos años sería una anécdota sin más, hoy no deja de tener su importancia porque hemos interiorizado que somos mujeres no «barbies», por ello rompemos el silencio que antes nos acompañaba. Un silencio que era cuestionado por gran parte de la sociedad, sobre si era o no cierto que todas las mujeres sufrimos esos abusos en los centros de trabajo, en los institutos, en las universidades, etc. Ya es hora que esto salga a la luz y que todas seamos capaces de decir la verdad y no culparnos a nosotras mismas de las agresiones que sufrimos. Es él, el culpable, el machista, no nosotras.

El deporte o el fútbol

En estos momentos no podemos hablar del deporte en general, porque para la prensa no existe nada más que el fútbol, el tenis o el golf. De estos deportes sólo se publican las noticias que son impactantes y sensacionalistas, que no dañen la imagen idílica que se tiene de ellos. Hasta hace bien poquito los medios sólo retransmitían los partidos de algunos equipos y siempre de equipos masculinos y, sobre todo, nada que «decir» ni tocar la «cúpula» mafiosa de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), organismo machista como el que más.

Por ello es normal encontrar noticias como estas cuando de mujeres se trata: «Motín en la selección femenina. 15 futbolistas se plantan y no jugarán hasta que se vaya su entrenador Jorge Vilda», así es de maliciosa la noticia, ante una carta enviada a Rubiales presidente de la RFEF, las futbolistas solicitaron «no ser convocadas hasta que no se reviertan situaciones que afectan a nuestro estado emocional y personal, a nuestro rendimiento y, en consecuencia, a los resultados de la Selección y que podrían derivar en indeseables lesiones».

Estas compañeras hace un año avisaban de algo muy serio, un cambio de la dirección deportiva del equipo, pero la prensa lo tildó de «motín» y la RFEF no se cortó a la hora de contestarles y emitió un comunicado en el que decía que no iba a permitir ningún tipo de chantaje y que esto no tiene precedentes en la historia del fútbol, tanto masculino como femenino en el ámbito español y mundial: «no va a permitir que las jugadoras cuestionen la continuidad del seleccionador nacional y su cuerpo técnico, pues tomar esas decisiones no entra dentro de sus competencia. La Federación no va a admitir ningún tipo de presión por parte de ninguna jugadora a la hora de adoptar medidas de ámbito deportivo. Este tipo de maniobras se encuentran alejadas de ejemplaridad y fuera de los valores del fútbol y del deporte son nocivas».

Sin embargo, ahí no quedó la cosa. La RFEF amenaza a las futbolistas y les dice que «las futbolistas que han presentado su renuncia únicamente regresarán en un futuro a la disciplina de la Selección si asumen su error y piden perdón». No se puede ser más ruin. Con estas palabras, que suenan al tono empleado ahora por Rubiales al «pedir» disculpas, Jorge Vilda salió reforzado y las 15 futbolistas no seleccionadas, zanjando así el tema… hasta ahora. Tal vez se tenga que reconocer que lo que denunciaban las 15 en esos momentos era el inicio de lo que al final, por desgracia, está pasando, que la RFEF es un organismo machista, seguro que sí. Una vez más a las mujeres se nos trata con superioridad, con prepotencia y misoginia, por ello no sólo Rubiales es culpable, Jorge Vilda y el resto de la RFEF no son diferentes.

No sólo el fútbol es un sector machista

Quien no quiera ver es que no tiene ojos en la cara o que mira hacia otro lado. No voy a decir que hay que ponerse las gafas lilas para ver lo que pasa en este sistema capitalista y una sociedad patriarcal, pero sí considero que es importante ver las cosas desde un punto de vista no tan individual sino más colectivo, más social, dejar de ser tan individualista, salir de nuestra zona de confort y que lo que pase en el mundo nos importe, así tal vez podamos entender lo que pasa a nuestro alrededor.

El machismo está instalado en nuestra sociedad como una lacra social difícil de limpiar y exterminar. No hay que remontarse a la prehistoria, pero sí mencionar que el machismo ha convivido y convive con todos los sistemas que nos han precedido, más allá de tener más o menos libertades democráticas en unos aspectos, como es el derecho al voto, que pedían las sufragistas, derecho al aborto, que aún hoy no es legal en todos los países o leyes como las que hay en nuestro país.

Me quedo en el Estado español y las leyes aprobadas por los gobiernos de Zapatero y Sánchez. Estas leyes no podemos decir que no sean un avance, pero inmediatamente hay que decir que el papel lo admite todo; sobre el papel podemos poner lo que queramos, si está dentro de los marcos de la Constitución, por lo tanto, dentro de los marcos burgueses. Por eso, no podemos por menos que hacer un pequeño balance la implantación de la Ley Orgánica de Igualdad efectiva de mujeres y hombres del 2007, como podríamos hacerlo de otras.

Qué artículos se han implantado en las Instituciones Públicas y también en las empresas privadas, que me perdonen si me equivoco, pero poca ha sido su implantación en las Administraciones Públicas (AAPP) menos en las empresas privadas y menos que menos en los CLUB de élite, como son los deportivos de alta competición, no sólo del fútbol si no en todas las disciplinas. Es más, ¿cuántos convenios existen que recojan la igualdad entre hombres y mujeres? pocos, o muchos porque el papel lo admite todo, pero no implantadas porque es conocido que la brecha salarial existe y más en las competiciones deportivas de élite. ¿Cumplen la Ley Orgánica de Igualdad el Parlamento, el Senado o incluso los Ayuntamientos, las Diputaciones o los Parlamentos Autonómicos?

Es una reflexión que me vengo planteando desde hace mucho tiempo y, sobre todo, desde que a VOX se la permite utilizar la tribuna del Parlamento, como el resto de las Instituciones para maltratar, denigrar, ofender, con discursos de odio, xenofobia, sexista, racista, homófobo…; pero no solo ellos, también muchos y muchas militantes del PP no se quedan atrás, sobre todo a la hora de no condenar el franquismo.

Estas Instituciones del Estado permiten estos discursos, por lo tanto, por la pasiva, son cómplices del que «aquí vale todo». Si hay un partido que habla así, de qué nos extraña que haya personas que tengan esa opinión; frente a la fuerza de la derecha y de la ultraderecha el gobierno responde con “flores”, ¿de qué sirven entonces las leyes si a la hora de la verdad, de la práctica, se permite todo tipo de lenguaje contra las personas más desfavorecidas del país, pobres, mujeres, inmigrantes, etc.? ¿Por qué cuando estas personas hablan y ofenden, el resto no salen del hemiciclo? Habrá que empezar por limpiar a esta escoria de la Instituciones.

Sí a la dimisión de Rubiales

Gran parte de la sociedad ha salido en defensa de la compañera, lo que demuestra que algo está cambiando en este país: por lo menos se reacciona ante un hecho visible, una agresión vista en todo el mundo. Pero esto es sólo la punta de algo más grande de lacra social que está metida en todas las estructuras del sistema capitalista.
Me sumo al grito de ¡Rubiales dimisión! y también a la de Louzán (presidente de la Federación de Fútbol de Galicia) que ha justificado lo sucedido, “como errores que se cometen en la vida”, pero considero que con estas dimisiones no se erradica el machismo, ni del fútbol ni de ningún deporte más, ni ayudarán a que se firmen los Convenios Colectivos donde la igualdad entre mujeres y hombres sea real y efectiva.

Al machismo, se le combate día a día, en la calle, con leyes sí, con política de igualdad también, que vayan más allá del papel, con una Educación 100% Pública, gratuita, educación afectivo-sexual y laica, la depuración de jueces/zas machistas y con la derogación de todas las reformas laborales para poner fin a la brecha salarial.

Al machismo no se lo combate con noticias sensacionalistas una semana, ni tampoco impulsando desde la Xunta de Galicia campamentos juveniles ultraderechistas de la OJE en la isla de Ons, ni segregando por sexos en las aulas, ni subvencionando a los centros que lo hacen, ni pagando a la Iglesia más de 4,866 millones de euros de dinero público para sus centros educativos, en detrimento de los centros públicos.

Ahí radica la hipocresía de esta falsa democracia, que no es más que la democracia burguesa donde todo vale. Y tengamos claro que esto dentro de un mes estará fuera de los medios de comunicación, estará fuera de la mayoría de las cabezas de la gente y por ello volverá a suceder algo parecido, pues no pensemos que con la dimisión de Rubiales se terminó el machismo de la sociedad española.