El acuerdo alcanzado entre el gobierno, los sindicatos CCOO, UGT y la patronal, supone un claro incumplimiento del programa del gobierno pactado entre el PSOE y Podemos al no derogar la Reforma Laboral del PP (2012). Con la firma de esta nueva contrarreforma laboral se mantienen los ejes básicos de la Reforma Laboral impuesta por Mariano Rajoy. Los despidos y la extinción de contratos mantienen la indemnización de 33 días por año trabajado con un tope de 24 mensualidades, frente a los 45 días con 42 mensualidades que existía anteriormente. Los salarios de tramitación no se recuperan y las causas por despido objetivo continúan intactas. Además no se recupera la autorización administrativa para los despidos colectivos. En relación a las condiciones de trabajo se mantiene intacta la regulación del artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores que permite modificar las condiciones de trabajo (jornada, horario y distribución del tiempo de trabajo, sistema de remuneración y cuantía salarial, funciones, etc…).  

Han sido muchos los incumplimientos de este gobierno de coalición en los dos últimos años, pero sin lugar a dudas, la que fue una de las promesas estrella durante la campaña de Podemos como era la Derogación de la Reforma Laboral del PP pasa a ser una de las concesiones más graves desde su entrada en el gobierno. El acuerdo alcanzado supone una enorme bofetada a muchos sectores que durante años salieron a la calle para defender la derogación y que hoy ven cómo el gobierno “más progresista de la historia” ha decidido gobernar para la patronal y acatar las directrices que desde Europa le van llegando. Una cesión en este caso, dirigida y defendida por el que denominan “sector de izquierdas” (IU, PCE).

Las últimas declaraciones de Yolanda Díaz al diario El País, afirmando que esta nueva Reforma tiene como principal objetivo “atajar” la temporalidad y “corregir la precariedad”, forman parte de la desenfrenada campaña de propaganda por hacer valer como un “enorme avance” lo que no es otra cosa que un nuevo retroceso en las condiciones y los derechos de la clase trabajadora. Lo que verdaderamente determina la estabilidad laboral no es sólo el tipo de contrato, sino el coste a la hora de extinguir dicho contrato. Y eso no se ha modificado ni tampoco los salarios de tramitación. En definitiva, no sólo no cumplen lo que en su día prometieron sino que tratan de vender como una victoria una renuncia política en toda regla. Una verdadera tomadura de pelo.

Y es que algo está fallando cuando sectores del PP que siempre han defendido la Reforma Laboral del 2012, consideran una gran noticia este acuerdo. O cuando el propio editorial del diario ABC decía lo siguiente hace unos días: “El acuerdo entre Gobierno, sindicatos y CEOE es de mínimos y proviene de una cesión de todos para contentar a Europa. Pero por suerte no supone la derogación de la norma del PP de 2012”. En la misma editorial se indicaba: “En ningún caso se trata de la «derogación» que textualmente prometieron el PSOE y Podemos tanto en sus programas electorales como en su pacto de coalición”. Otro artículo en el diario La Razón señalaba que “si uno examina de cerca el contenido de la contrarreforma laboral promovida por el Gobierno y aceptada por los agentes sociales, comprobará rápidamente que los acuerdos alcanzados no afectan al núcleo de la Reforma Laboral de 2012”, añadiendo que “los elementos esencial de la Reforma Laboral de 2012 ya forman parte del consenso político nacional”. La Conferencia Episcopal también consideraba muy positivo el acuerdo y el responsable económico de Ciudadanos, Luis Garicano, valoraba positivamente el acuerdo. Así mismo el exministro Jordi Sevilla explicaba también que encuentra “totalmente reconocible la actual Reforma Laboral pactada” con el acuerdo de gobierno que el PSOE alcanzó con Ciudadanos en el año 2016.

Durante bastante tiempo, venimos soportando el repetido discurso de la correlación de fuerzas adversas, el argumento de no poder llegar más lejos y ser más ambiciosos por el dique que supone el PSOE, o también esa falta de votos que según Podemos le permitiría hacer las cosas de manera diferente. Excusas baratas. Lo que esconde este comportamiento es el desprecio más absoluto de est@s dirigentes a l@s trabajador@s y su pragmatismo y entrega a la lógica del sistema. Este mismo argumento fue utilizado por Pablo Iglesias para justificar la traición de Tsipras y Syriza en Grecia, que sí contaba con una mayoría en el Parlamento y sobre todo en la calle, pero que finalmente se acabó plegando, a pesar del rotundo NO del pueblo griego en el referéndum de julio de 2015, a los dictados de la UE y del gran capital. Esa política abrió la puerta para que la derecha griega volviera al poder.

Además es absolutamente injustificable no cumplir lo que se promete y además tratar de vender como una victoria una renuncia política en toda regla que traerá serias consecuencias para la clase trabajadora. Con esta nueva traición a la clase obrera lo que ha quedado absolutamente claro, si es que todavía había alguna duda, es el papel de este gobierno burgués (PSOE-UP) como gestor de la crisis del capitalismo y fiel lacayo de la CEOE y la UE y sus exigencias.

Podemos, con la ministra de trabajo Yolanda Díaz a la cabeza, se han convertido en los primeros defensores de esta Reforma Laboral y l@s más preocupad@s de que salga adelante. Así lo han hecho notar de cara a las conversaciones que próximamente mantendrán con los partidos del arco parlamentario, donde la propia ministra de Trabajo reclama su cuota de protagonismo y tener voz propia para recabar los apoyos necesarios.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, considera que «es muy difícil decirle que no a la Reforma Laboral» y «quien la haga fracasar tendrá que explicárselo a l@s trabajador@s». Mientras tanto, Podemos ha elegido apostar por la “responsabilidad” hasta que se apruebe la misma. Su dirección da hoy prioridad a dicha Reforma y trata de evitar como sea conflictos públicos con el presidente del gobierno Pedro Sánchez. Para esta formación lo que hoy está en juego es dirimir cuál va a ser su nuevo “proyecto”, eso que algun@s empiezan a llamar “Frente amplio”.  Muy lejos queda ya aquel partido que en su día se presentó como el portavoz de los “indignados”, contra la corrupción, el que gritaba “PSOE y PP, la misma mierda es”, los que hablaban de tener un pie en las instituciones y el otro en la calle. 

La realidad es que Unidas Podemos aceptó voluntariamente circunscribirse al redil de las instituciones del régimen monárquico del 78. Y en este sentido, la nueva Reforma Laboral es un salto cualitativo en su política de concertación y paz social. Unidas Podemos no sólo se niega a llamar a la movilización social para arrancar las conquistas que no consigue en el gobierno, sino que hoy es un factor importante de desmovilización y su única estrategia se resuelve en “vótenos en las próximas elecciones”.

Enfrentamos una tarea muy difícil, donde vamos a tener enfrente al gobierno, patronal y los sindicatos del régimen cerrando filas. Lo hemos podido ver en la heroica lucha de l@s trabajador@s del metal de Cádiz, donde no escatimaron ningún medio (tanqueta aparte), para acabar con su Huelga. Sin embargo, no son tiempos de lamentaciones ni de resignación. La gravedad de los recortes que nos quieren imponer requiere una respuesta inmediata, empezando por contrarrestar las mentiras del gobierno y sus medios afines. Necesitamos poner en marcha una campaña que explique de manera paciente en las empresas, en los barrios obreros, asociaciones de vecinos, etc…,  el brutal ataque que esta nueva Reforma Laboral supone para los derechos de l@s trabajador@s ya de por sí muy mermados en los últimos años. En definitiva, necesitamos confluir de manera unitaria con tod@s aquell@s que hoy estamos convencid@s y dispuest@s a salir a la calle a plantarle cara a este nuevo atraco que solamente favorece a la patronal y le da nuevas alas  a la derecha. Esta es hoy nuestra obligación.