Home Catalunya ¿Por qué tenemos que defender a los presos políticos catalanes?

¿Por qué tenemos que defender a los presos políticos catalanes?

Después de más de un año de prisión provisional, ha comenzado el juicio del Supremo contra los líderes independentistas catalanes. Las penas que pide el fiscal son aberrantes: 25 años de prisión para Junqueras, 17 para Forcadell, Cuixart y Sánchez o 16 para cinco exconsellers. Estas peticiones se basan en un delito de rebelión que nunca existió. Así lo han denunciado 120 catedráticos de Derecho Penal y así lo han dejado en evidencia tribunales de Alemania, Bélgica y Suiza

Es un montaje judicial para imponer un castigo ejemplar a más de dos millones de catalanes

Pero al Fiscal y a los jueces del Supremo los hechos les importan un bledo. Han construido las inculpaciones a su conveniencia para imponer un castigo ejemplar. Pero no debemos engañarnos. Lo que juzgan no es sólo la libertad y los derechos civiles y políticos de los dirigentes independentistas. A quien de verdad están juzgando es a los más de dos millones de catalanes que fueron a votar el 1-O, desafiando una represión salvaje. A quien juzgan es al 80% de catalanes que están a favor de un referéndum para decidir.

El trío Casado-Rivera-Abascal, en pleno delirio neofranquista, vive de azuzar el enfrentamiento contra los catalanes. Les echan la culpa de los problemas de Andalucía, Extremadura, Castilla o Aragón, mientras exculpan a los terratenientes, banqueros y empresarios del Ibex 35, es decir, a los amos de estos territorios y de España desde tiempo inmemorial. Dicen que el independentismo catalán es cosa de ricos, pero ocultan que los grandes burgueses catalanes apoyaron el 155, trasladaron el domicilio de sus empresas y son enemigos acérrimos de la independencia.

El trío Casado-Rivera-Abascal piensan que Cataluña es suya y no de los catalanes. El solo hecho de que estos tengan una cultura, una lengua y una historia propias les saca de quicio. Sólo entienden el lenguaje de la conquista, la sumisión y la unión forzada. Por eso prometen suspender la autonomía, un 155 permanente, ilegalizar las organizaciones independentistas y hasta detener al president Torra.

El Gobierno Sánchez, cobarde ante a la derecha e incapaz de decir la verdad, sale en defensa del Supremo y la Fiscalía, proclamando sin sonrojarse que «en España hay independencia judicial» y que los acusados tendrán un «juicio justo». A la vez, anuncia a los cuatro vientos que nunca cederá ante el derecho a decidir, porque la Constitución lo niega. Pero cuando quisieron cambiarla para dar «prioridad absoluta» al pago de la deuda pública a los bancos, el PSOE y el PP no tardaron un segundo en modificar el artículo 135.

Defender a los presos catalanes es defender las libertades y enfrentar la impunidad policial y judicial

Apoyar a los presos políticos catalanes no es un asunto de independentistas ni significa en absoluto compartir la política de sus dirigentes. Defenderlos:

-Es apoyar a los dos millones de catalanes que salieron a votar el 1 de Octubre.

-Es rechazar la impunidad policial ante la represión del 1 de Octubre, la ley mordaza o los palos a los taxistas.

-Es repudiar la arbitrariedad del aparato judicial, que nunca rompió amarras con el franquismo, fue extremadamente indulgente con los golpistas del 23-F, es servil con la banca (caso de las hipotecas), mantiene en libertad a los condenados de La Manada, arremete contra raperos porque se meten con el rey o la jerarquía católica e impone penas salvajes a los jóvenes de Altsasu por una pelea de bar.

-Es apoyar a la abrumadora mayoría de catalanes que están por el derecho a decidir. La clase trabajadora queremos una unión voluntaria y no a la fuerza.

-Es defender el derecho a decidir sobre la Monarquía, herencia del franquismo a la que nunca votamos.

Hay que movilizarse y hacer que el juicio se convierta en boomerang contra los acusadores

Llamamos a la movilización unitaria, a una respuesta masiva que, convierta el juicio en un boomerang contra los acusadores. En todas las ciudades de Cataluña y en el resto del Estado.

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