Comunicado de Corrent Roig

1.El desarrollo de la campaña electoral y la participación histórica conseguida (77,44%) han dado a las elecciones del 27-S un carácter abiertamente plebiscitario. En cuanto a los resultados, han sido una clara victoria independentista, tanto en escaños como en votos. La victoria tiene especial valor cuando la campaña ha sido dominada por amenazas de todos colores, desde la intervención de las instituciones catalanas al abandono de los bancos o de empresas, acabando con el “corralito”.

2. De entre todas las candidaturas, destaca el crecimiento de Ciutadans (457.000 votos más) por el lado españolista y el de la CUP-Crida Constituent (209.300 votos más) por el lado independentista, marcando claramente la actual polarización.

3. Los partidos españolistas han negado una y otra vez el carácter plebiscitario de las elecciones, pero después han contado los resultados como si fuera un plebiscito y lo han hecho, además, con trampas, porque computan como votos por el No los de Cataluña Sí que es Pot (CSQP), que no se quiso posicionar. En vez de decir que los votos por el No eran 41,68% (contando Ciutadans, PSC, PP y Unió) y los del 47,74% (contando JxS y CUP-CC), han pregonado que estos últimos no llegaban al 50%.

El hecho, pero, de no haber llegado al 50 % les ha permitido transmitir a la opinión pública la idea de que quién ha perdido el plebiscito fue la opción independentista y no, como ha sido el caso, la opción españolista.

4. Después de toda las amenazas vividas, la respuesta de Rajoy ante los resultados electorales muestra, una vez más, que el régimen monárquico español no está dispuesto a respetar de ninguna forma la voluntad soberana del pueblo de Cataluña.

Ante todo esto y como miembros del espacio Per la Ruptura, creemos que los diputados y diputadas electas de la CUP-CC, tendrían que proponer en la primera sesión del nuevo Parlament que este, haciendo honor a la mayoría independentista, declare su soberanía y la asuma en dos puntos fundamentales:

5. El primero, la aprobación de un plan de emergencia social que asegure cero desahucios, cero pobreza, la derogación de las reformas laborales y el no pago de la deuda mientras las necesidades sociales básicas no estén cubiertas. No hay otra manera de ganar base social entre la población trabajadora y, de paso, sacarle fuerza al españolismo.

6. El segundo, la convocatoria urgente de un plebiscito sobre la independencia, desafiando las prohibiciones del Estado e imponiéndolo en los hechos, porque esta es la voluntad popular. Entonces no habrá que “interpretar” resultados, como ahora. Hace falta que hable el pueblo!

El problema de qué gobierno apoyar tiene que ser resuelto en base a estas dos exigencias básicas. Nuestro objetivo no es un gobierno de concentración con un presidente de consenso, sino un “gobierno de ruptura”, como establece la hoja de ruta. Un gobierno de ruptura que no puede ser tal si no atiende a estas dos exigencias.

Una propuesta así tiene que ir vinculada a un llamamiento a la movilización general del pueblo ante la segura acometida que lanzará el Estado y también a un llamamiento a la solidaridad de los pueblos europeos y del mundo, y muy especialmente de la clase trabajadora y los pueblos del resto del Estado.

Si no abrimos este camino, el escenario que se abrirá es el de “la gran negociación”, el de “esperar a las elecciones generales españolas”, “esperar a la mediación internacional”…, lo cual nos conducirá a un escenario de estafa política y desmoralización al estilo de Tsipras cuando el referéndum griego.

Barcelona, 28 de septiembre de 2015