Tras el golpe de mano de la burocracia del PSOE para forzar la investidura de Rajoy, dejamos atrás el larguísimo ciclo electoral y nos adentramos en una nueva fase política. Ahora ya todo indica que estamos a las puertas de un nuevo gobierno, con Rajoy investido presidente con la abstención del PSOE.

Por Corriente Roja

Es un gobierno que nace muy debilitado, sin mayoría parlamentaria y con un partido corrupto y desacreditado, en pleno juicio Gurtel. Sin embargo, a pesar de su debilidad, es un gobierno obligado a lanzar desde el primer día, al dictado de la Unión Europea (UE), una nueva ola de medidas de ajuste, con nuevos recortes y nuevas amenazas al sistema de pensiones.

Las medidas que exigía la UE y que el gobierno no ha tomado durante estos diez meses debido a su interinidad, las ha de tomar ahora concentradas. La UE, después de haber “perdonado” una multa “menor” de 2000 millones de euros, amenaza ahora con otra de ¡20.000!, si no se cumplen los objetivos de déficit. De entrada, el nuevo gobierno va a mantener congelados los sueldos y las plantillas públicas, a pesar de que se han perdido 300.000 empleos públicos desde 2010. Y las pensiones perderán un punto de valor adquisitivo, ya que las van a subir solo un 0,25% cuando prevén una inflación del 1,2%. Pero lo más grave es el compromiso de hacer nuevos recortes por valor de 5000 millones de euros, que sin duda van a afectar a los servicios públicos básicos.

Conflicto catalán y crisis de régimen

El nuevo gobierno se enfrenta, al mismo tiempo, al “problema catalán”, que entra en fase aguda tras el acuerdo del Parlament de convocar un referéndum sobre la independencia para, como máximo, setiembre de 2017, haya o no acuerdo con el Estado. La primera respuesta del régimen ha sido el procesamiento de la presidenta del Parlament, Carme Forcadell. Su probable inhabilitación, un verdadero atentado antidemocrático contra el parlamento y el pueblo catalán, está llamada a provocar graves enfrentamientos institucionales y políticos.

Una de las características más importantes de esta fase en la que nos adentramos es la colosal crisis del PSOE, cuyo aparato dirigente prefiere inmolarse a poner en riesgo el régimen monárquico, del que ha sido uno de los grandes pilares. Los hechos indican que el PSOE ha entrado en una dinámica de crisis y disgregación que -salvando las distancias- recuerda al PASOK griego. La crisis está en sus inicios, con sectores de su base en rebeldía y diputados que ya han anunciado que no respetarán la orden de abstenerse ante Rajoy.

La crisis del PSOE empuja a un reajuste generalizado del mapa político, en el que Podemos, dentro de una marcada evolución a la derecha, aspira a sustituir al PSOE como la «nueva socialdemocracia» española. Podemos, sin embargo, por su origen y naturaleza, difícilmente ocupará el lugar histórico que ha ocupado el PSOE, en particular su arraigo electoral en la clase obrera y el control de uno de los grandes aparatos sindicales, la UGT. Será una «nueva socialdemocracia» notablemente más débil.

Es hora de abrir un nuevo ciclo de movilización

Todavía seguimos sufriendo una situación general de desmovilización, a pesar de la existencia de luchas aisladas importantes como la de l@s jornaler@s andaluces o la de los call centers (telemarketing), mientras crece indignación social.  Hay signos, sin embargo, de que ante la constitución del nuevo gobierno y su paquetazo, comience a activarse, por fin, un nuevo ciclo de movilización masiva.

En este contexto, las luchas obreras en curso (jornaleros, telemarketing…) y las movilizaciones acordadas por las Marchas de la Dignidad son la palanca para reanimar la movilización. Tenemos también por delante la huelga estudiantil del 26 de octubre  y la jornada contra la violencia de género del 25 de Noviembre.
La jornada estatal de lucha del 3 de diciembre convocada por las Marchas, será ocasión para juntar fuerzas y dar visibilidad a los conflictos laborales y sociales. El Bloque de Clase, formado entre otros sindicatos, por CGT y Cobas, llama a participar en esta jornada bajo las consignas: No hay cambio sin lucha obrera, Derogación de las reformas laborales, Defensa de lo público, No al pago de la deuda y Amnistía Social.