La población de la región del Rif (norte de Marruecos) viene protagonizando en los últimos meses, desde octubre del año pasado, un movimiento continuado de protestas que traen a la luz una vez más el autoritarismo, la miseria y el caos social que afectan al país magrebí.

Por Gabriel Huland

Las principales reivindicaciones de los manifestantes son el acceso a un sistema público de salud, la construcción de escuelas, universidades y hospitales, la creación de empleos dignos, así como el fin de la corrupción en el Estado y la retirada de las fuerzas represivas del régimen que aterrorizan a los rifeños desde hace décadas.

A estas demandas se añade la exigencia de libertad a los y las detenidas en los últimos meses que, según los manifestantes, ya superan la cifra de 85 personas desde el inicio de la crisis. Entre los detenidos se encuentra Nasser Zefzafi y Nawal Benaisa, dos de los líderes de «Al Hirak al Shaabi» (movimiento popular), el colectivo de base que convoca y organiza las manifestaciones.

El movimiento tiene un carácter eminentemente pacífico y los altercados en general son ocasionados por las fuerzas de seguridad que, siguiendo las órdenes del gobierno de Rabat, reprimen duramente las manifestaciones disparando incluso con munición real contra la multitud.

La solidaridad con la lucha de la población del Rif es grande tanto dentro como fuera del país. Recientemente tuvo lugar en Rabat una marcha, convocada por distintos partidos políticos –desde “islamistas moderados” hasta la izquierda radical-, que reunió a decenas de miles de personas expresando que un número cada vez mayor de marroquíes apoya la lucha llevada a cabo en el norte del país.

Incluso partidos que forman parte de la coalición de gobierno han participado en la manifestación en Rabat, lo que indica un cierto descontrol en el seno del mismo régimen. Además, tanto en el Estado español, como en Holanda y Bélgica – países en donde hay importantes comunidades marroquíes y rifeñas- han ocurrido demostraciones de solidaridad con las protestas de Alhucemas.

El actual levantamiento popular, que tiene un claro hilo de continuidad con la Primavera Árabe marroquí y el movimiento 20 de Febrero (20-F), se originó a finales del año pasado cuando se produjo la muerte del vendedor de pescado Mohcine Fikri, triturado por un camión de la basura tras tener su mercancía incautada por un fiscal del Estado.

Durante la Primavera Árabe, cuando surgió el movimiento 20-F y el país fue sacudido por importantes movilizaciones, la región rifeña fue uno de los principales focos de las protestas por mejores condiciones de vida y contra el centralismo monárquico existente en Marruecos. También en esta ocasión, los rifeños fueron víctimas de una brutal represión que resultó en innumerables muertos y heridos.

De hecho, fue justo después de uno de los enfrentamientos más violentos entre la población del Rif y las fuerzas de seguridad, en el que decenas de personas perdieron la vida, que el rey Mohamed VI dio inicio a un proceso de reformas constitucionales que jugaron un importante papel en hacer retroceder la Primavera Árabe marroquí y reestabilizar el país. Asímismo, el papel del partido comunista y distintos sindicatos al negociar con la monarquía fue clave en este proceso.

Crecimiento económico sin justicia social

Las condiciones de vida de los marroquíes, especialmente de la clase trabajadora y los sectores más desfavorecidos, viene deteriorándose gradualmente, pese al moderado crecimiento económico experimentado por el país en los últimos años.

Marruecos se ha convertido en una fuente de mano de obra barata para empresas multinacionales. El salario medio de un obrero no especializado no llega a un euro por hora y esto prácticamente no cambia en las distintas ramas de la economía. Además, la proximidad con Europa y la reciente mejora de la red de carreteras y trenes son importantes atractivos al facilitar el transporte de mercancías a lo largo del país y hacia Europa.

La histórica lucha por la autodeterminación del Rif

Por otro lado, la lucha de los rifeños por su autodeterminación es histórica y tiene su origen en la ocupación colonial del país por España y Francia. En los años 20, bajo el liderazgo de Abd el-Krim, importante referente político en la región hasta los días actuales, el Rif llegó a declararse independiente, con la creación de la República del Rif.

Franceses y españoles declararon la guerra inmediatamente después de proclamada la nueva república, iniciando un conflicto que duró más de 6 años y causó decenas de miles de muertos y refugiados.

El gobierno marroquí acusa a los manifestantes de recibir apoyo de grupos extranjeros, haciendo uso de la misma retórica utilizada por gobiernos como el de Assad en Siria y Maduro en Venezuela, que, para justificar la represión, necesitan crear un enemigo ficticio externo para no tener que dar explicaciones sobre las políticas injustas y antisociales que implementan.

Desde Corriente Roja expresamos nuestro apoyo a las protestas de Alhucemas y hacemos nuestras las reivindicaciones del pueblo rifeño. Exigimos la inmediata liberación de las y los detenidos, defendemos su total derecho a la autodeterminación y que el gobierno marroquí atienda todas las reivindicaciones levantadas por los manifestantes.

Además, defendemos que los movimientos sociales –sindicatos, partidos políticos de izquierda y demás colectivos- organicen la solidaridad con el pueblo rifeño en lucha por dignidad, democracia y justicia social.