El 11 de marzo se cumplirá un año desde que la OMS (Organización Mundial de la Salud) declaró oficialmente que el brote de coronavirus iniciado en China tres meses antes se había transformado en una pandemia. Actualmente, muchos países ya han iniciado planes de vacunación, pero estos planes (hasta ahora totalmente insuficientes) se llevan adelante mostrando todas las lacras del capitalismo: el respeto por la propiedad privada de los fabricantes, caóticos en su organización, con profundos privilegios de clase y corroídos por la corrupción.

La pandemia continúa golpeando con cifras muy altas en todo el mundo. El sitio worldmeter.info informaba que, al 17 de febrero se acumulaban más de 114.000.000 de casos reportados y más de 2.500.000 muertos desde su inicio[1].

Si bien en febrero el número de contagios y muertes diarias reportadas ha disminuido desde su nivel secuencial más alto a inicios de 2021 (de casi 800.000 a 500.000, y de 15.000 a 10.000, respectivamente), las cifras continúan mucho más altas que en su pico de abril y mayo pasados[2]. Algunos países como Brasil viven “su peor momento”[3]. Incluso, hay regiones de las que no se tienen datos: según un estudio publicado por la BBC, en África, solo 8 de los 50 países llevan un registro más o menos serio. La propia OMS advirtió que la pandemia continuará durante todo 2021 y que este año puede ser “aún peor que el anterior”. Sin embargo, en una especie de “terapia informativa de acostumbramiento a la catástrofe”, estas cifras han salido de los titulares de los medios de prensa, como sí estuvieron en algunos meses de 2020.

Es que la responsabilidad principal de esta persistencia de la pandemia y del crecimiento de su impacto es de las diferentes burguesías y de sus gobiernos que, desde mediados del año pasado, han impulsado y aplicado la política de la “nueva normalidad”. Es decir, la política de plena reapertura de las actividades económicas y de eliminación de una serie de restricciones adoptadas previamente que, aunque siempre fueron insuficientes, afectaban esas actividades.

Lo hicieron sin haber derrotado la pandemia y, en muchos casos, sin siquiera exigir de las empresas el cumplimiento de verdaderas medidas de seguridad sanitaria. Para las burguesías y sus gobiernos importaban más sus ganancias que la salud y la vida de millones de trabajadores[4]. No es casual que el crecimiento y el impacto de la pandemia fueran tomando cada vez más un perfil de clase, golpeando con mucha mayor dureza a los trabajadores y el pueblo pobre.

En esta política de la “nueva normalidad” no se diferenciaron los gobiernos “negacionistas” y reaccionarios de los supuestamente “progresistas”. Cuando el desastre les explota en las manos, vuelven, de modo espasmódico e hipócrita a alguna medida restrictiva sumamente parcial, como prohibir fiestas o reuniones familiares.     

En ese marco, comenzaron a estar disponibles diversas vacunas en el mundo. Hubiera sido necesario un operativo de vacunación inédito en la historia de la humanidad. Los trabajadores lo esperan con ansiedad para poder trabajar sin riesgos para su salud y su vida, y para recuperar plenamente las pocas actividades de esparcimiento que tienen en su dura vida cotidiana. Por su parte, las burguesías y sus gobiernos lo esperan para poder avanzar sin trabas en la “nueva normalidad”. No son motivos humanitarios los que los empujan sino profundamente mezquinos[5].

Países pobres, países ricos

Pero ahí comenzaron a entrar todas las lacras del capitalismo que ya mencionamos. En primer lugar, el acceso a la vacuna por parte de los países no se hace con criterio solidario y de salud pública, como una necesidad urgente de la humanidad, sino respetando la propiedad privada de los conglomerados que las producen y sus derechos de patentes, como un negocio más.

Esto hizo que se produzca una profunda diferenciación entre las potencias imperialistas, por un lado, y los demás países, por el otro. En diciembre del año pasado, se calculaba que los “países ricos”, con 14% de la población mundial, se habían asegurado más de la mitad de las vacunas a ser fabricadas en todo 2021[6]. Algunos “países medios” como Brasil y Argentina (e incluso España) planificaron campañas parciales de vacunación. Los más pobres no tendrán ningún acceso a ellas. La OMS reconoció que estos países no tendrán ningún acceso a la vacunación hasta finales de 2022, en el mejor de los casos.

Es una nueva muestra de lo que significa la dominación imperialista que saquea los recursos de los países, monopoliza la producción de productos farmacéuticos y tecnología médica y condena a los pueblos de los países dominados al hambre, a la miseria, a la enfermedad y a la muerte.

Un caso indignante es el del Estado sionista de Israel y los territorios palestinos que sojuzga como Cisjordania. Este enclave imperialista surgido de la usurpación de gran parte de la patria palestina histórica, ha tenido una política genocida hacia los habitantes de esos territorios. Jamás los ha considerado en sus planes de combate al covid-19 y ahora con la vacunación, como controla el comercio exterior de Cisjordania, impide la llegada de vacunas. El estado de Israel desarrolla un plan intensivo de vacunación para su población judía pero su plan solo incluye aquellos palestinos que cruzan diariamente la frontera para ir a trabajar.

EEUU

Pero incluso en EEUU (uno de los principales compradores de vacunas) se hacía evidente la impotencia del capitalismo para enfrentar los graves problemas de salud pública y la ineficacia para hacerlo, como reflejo del criterio de tomar este campo como negocio. La pandemia seguía a un ritmo feroz: en enero, cada día se incrementaban entre 250.000 y 300.000 nuevos contagios y un promedio de 4.000 muertes cotidianas. Los hospitales estaban sobrecargados.

En el marco de que ya se ha iniciado el proceso de vacunación, la distribución de la vacuna es lenta y caótica. El gobierno federal de los Estados Unidos recibió 40 millones de dosis y distribuyó 31 millones a los Estados (muy lejos de las cien millones de dosis que Trump había prometido para fines de 2020). Hasta el 17 de enero, entre 10 y 12 millones de personas habían recibido una dosis y solo 1.400.000 las dos. Es decir que apenas 1/3 de las vacunas recibidas habían sido aplicadas. Es posible que las cosas cambien un poco y se aceleren con el paquete de emergencia que el gobierno de Joe Biden le propuso al Congreso, pero esa es la realidad actual.

Además la corrupción

Si esto sucede en EEUU, las cosas empeoran cada vez más, a medida que bajamos en la jerarquía mundial de países, ya que, a la cantidad mucho menor de vacunas disponibles, se suma la corrupción y el amiguismo. En el Brasil, por ejemplo, está siendo objeto de un repugnante juego político entre el presidente Jair Bolsonaro y el gobernador del Estado de San Pablo, João Doria, en la perspectiva de la disputa electoral de 2022.

Doria intenta aparecer como “vacunador” frente a un Bolsonaro “negacionista”. Pero la realidad del Estado de San Pablo es un verdadero desastre. Los contagios y las muertes aumentan diariamente y las unidades de terapia intensiva (UTIs) de los principales centros médicos está al borde del colapso. En ese marco, el gobierno anunció el retorno de restricciones que, en la práctica, se limitan a “mayores fiscalizaciones de aglomeraciones nocturnas”[7].

La vacunación en el Estado también es lenta y caótica. Comenzó, en un plan de etapas que llevaría varios meses, con la prioridad de los trabajadores de la salud (de modo totalmente justificado) y los mayores de 80 años. En una jugada de marketing, el gobierno estadual anunció que se comenzaba a vacunar a las personas mayores de 60 años y abrió un registro en internet para ello. Pero si alguien de esta edad concurre a los centros públicos de vacunación, recibe como respuesta que “todavía no es la fecha” o que hay 4 vacunas sobrantes para 40 interesados, y el interesado debe ir todos los días, después de la cinco de la tarde a ver si tiene suerte. Agravando el cuadro, en varias ciudades se han denunciado casos de falsas vacunaciones (con jeringas vacías) a ancianos, dosis estas que luego son vendidas y aplicadas en el mercado negro[8].

En Argentina, cuyo gobierno también intenta aparecer como “progresista” y “vacunador” (y publicita cada avión que viaja a Rusia para traer nuevas dosis de la Sputnik), el ritmo real de vacunación también es extremadamente lento. Según datos del propio Ministerio de Salud de la Nación, al 25 de febrero pasado se habían vacunado 877.588 personas, entre las que habían recibido dos dosis y las que se les había aplicado solo una[9].

En ese marco, el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner impulsa la criminal política de vuelta a las clases presenciales en las escuelas (en total acuerdo con la oposición de derecha) y para garantizar esta “nueva normalidad” adelantó a los docentes como prioridad de vacunación, postergando a todo un sector de personas mayores que esperaban su turno. No parece una promesa fácil de cumplir a un ritmo tan lento de vacunación, ya que en Argentina hay más de un millón de docentes en los diferentes niveles. A pesar de ello, los distritos gobernados por el kirchnerismo (como la provincia de Buenos Aires) o por la oposición de derecha (como la ciudad de Buenos Aires) han comenzado la reapertura de escuelas y las clases presenciales y, de modo inevitable, aparecieron los primeros contagios[10].

Pero el tema de cómo se está llevando a cabo esta vacunación no acaba aquí. Recientemente, estalló un escándalo al hacerse público que el ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, tenía una especie de “sala de vacunación VIP” en la que se vacunaba a amigos políticos que no estaban en la lista de prioridades y de etapas que el propio gobierno nacional había definido[11]. Ya existían denuncias de vacunaciones de este tipo contra numerosos intendentes y concejales kirchneristas de ciudades del interior de la provincia de Buenos Aires.

Ante este escándalo, el presidente le pidió la renuncia al ministro. Sin embargo, al mismo tiempo, ante el pedido de su procesamiento penal, declaró, durante un viaje a México, que “había que terminar con esa payasada” porque ni Ginés ni los “adelantados” habían cometido ningún delito. Estas declaraciones merecieron una respuesta de estudiantes de la Facultad de Derecho, de los que Alberto Fernández había sido profesor antes de ser presidente. En un comunicado público dirigido al Presidente, expresaron: «¿Se anima a decir en un aula de la Facultad de Derecho lo que declaró en México? El vacunatorio VIP es delito… al que podría aplicarse, como mínimo y entre otras figuras, la de abuso de autoridad, incumplimiento de los deberes de funcionario público, tráfico de influencias y/o malversación de fondos públicos (art. 248 y subsiguientes del Código Penal)»[12]. Pero ya sabemos que el derecho burgués está dirigido esencialmente contra los trabajadores y casi nunca se aplica contra la burguesía y sus gobiernos.

Seamos justos, no ha sido el kirchnerismo el único que “saltó la cerca”: en la ciudad de Buenos Aires (gobernada por el macrista Horacio Rodríguez Larreta) también hay una lista VIP, solo que en este caso ha sido registrado en la base de datos de la vacunación. Esa lista incluye al propio Rodríguez Larreta, a la ex gobernadora de Buenos Aires María Eugenia Vidal, artistas y empresarios, todos con edades por fuera de las prioridades de vacunación definidas oficialmente[13].        

Todo esto en medio de la política común a kirchneristas y macristas de que todos los trabajadores deben concurrir diariamente a trabajar y el criterio de que una franja grande de ellos no figura en ninguna prioridad de vacunación. Por eso, aunque no tenemos ninguna confianza en la justicia burguesa, exigimos que quienes hicieron estas  vacunaciones VIP y los que “se colaron” sean procesados y condenados.

Nuestras propuestas

Tal como hemos dicho, los planes de vacunación en los diferentes países se llevan adelante mostrando todas las lacras del capitalismo. Ante esta situación, queremos reiterar las propuestas que presentamos en diversos artículos, en este sitio:

  • Vacunas para todos y todas, gratuitas y obligatorias, tomando como prioridad a los trabajadores y trabajadores y a los sectores de riesgo. No a los vacunados VIP.
  • El Estado debe garantizar los fondos necesarios para ese plan masivo y rápido de vacunación.
  • Ruptura del derecho de patentes.
  • Expropiación de los grandes conglomerados farmacéuticos privados.
  • Por un plan internacional cooperativo de vacunación. Todo el proceso de vacunación (la acción de la OMS y de los gobiernos) debe ser controlado por las organizaciones de trabajadores, en particular por representantes del sector de salud pública (médicos/as, enfermeros/as y especialistas en epidemiología).
  • Rechazo a la distribución imperialista, por una distribución equitativa en todos los países, priorizando los de peores condiciones económicas y sanitarias para enfrentar la pandemia.

La salud pública no puede ser un negocio: debe ser considerada como un derecho de la humanidad. Por eso, estas propuestas no pueden limitarse a esta pandemia: son necesarios verdaderos planes de salud pública para el presente y para el futuro: no podemos descartar nuevas pandemias ni desconocer el hecho de que hay otras enfermedades que son endémicas. Hay que exigir que ese criterio se aplique a todos los medicamentos y que se garantice el financiamiento y los fondos de inversión pública necesarios para ello. Es decir, lo opuesto de lo que hacen el capitalismo y los gobiernos burgueses.

Mientras damos este combate urgente e imprescindible para los trabajadores y las masas, continuamos afirmando que no habrá solución definitiva para terminar con estos flagelos si no derrotamos al capitalismo imperialista, a través de una revolución que inicie la construcción de una sociedad más justa y humana: el socialismo.

Notas:

[1] https://www.worldometers.info/coronavirus/

[2] https://www.rtve.es/noticias/20210227/mapa-mundial-del-coronavirus/1998143.shtml

[3] https://www.bbc.com/portuguese/internacional-56218084

[4] Sobre este tema, recomendamos leer: https://litci.org/es/la-verdadera-cara-de-la-nueva-normalidad/

[5] Sobre este tema, recomendamos leer, entre otros, el artículo “Vacunas para todos y todas” en https://litci.org/es/64263-2/

[6] https://www.elindependiente.com/vida-sana/salud/2020/12/15/los-paises-ricos-acaparan-la-mitad-de-la-reserva-mundial-de-vacunas-del-covid/

[7] https://brasil.elpais.com/brasil/2021-02-25/com-colapso-de-utis-no-horizonte-de-sao-paulo-doria-ignora-recomendacao-por-restricoes-mais-duras.html

[8] Ver, por ejemplo, https://oglobo.globo.com/sociedade/vacina/denuncias-de-falsa-vacinacao-provocam-alerta-confira-os-protocolos-para-ficar-atento-durante-aplicacao-24881311 y https://g1.globo.com/mt/mato-grosso/noticia/2021/02/24/familia-denuncia-falsa-aplicacao-de-vacina-contra-covid-19-em-idoso-em-cuiaba.ghtml 

[9] Datos extraídos de https://www.pstu.com.ar/vacunas-para-todos-y-todas/

[10] https://www.pagina12.com.ar/322905-diez-contagiados-en-las-escuelas-portenas

[11] https://es-us.finanzas.yahoo.com/noticias/alberto-fern%C3%A1ndez-pidi%C3%B3-renuncia-gin%C3%A9s-204500580.html

[12] https://es.sports.yahoo.com/noticias/alumnos-derecho-alberto-fern%C3%A1ndez-salieron-170800096.html

[13] Ver la base de datos “Minsalud Caba Control” en: https://www.buenosaires.gob.ar/salud/epidemiologia