El sentimiento y el reclamo de unidad en miles de activistas y de millones de trabajadores y jóvenes  para las próximas elecciones son innegables. Por eso las candidaturas de confluencia recaban apoyos en muchos lugares.

Expresan en el terreno electoral el mismo sentimiento expresado en las luchas en la calles: hay que echar al gobierno del PP, el de la Troika, el de los recortes sociales y de las libertades, el de los escándalos diarios de corrupción. Un anhelo que incluye acabar con el bipartidismo, porque PSOE y PP son los dos partidos y han sido los dos gobiernos de las empresas del IBEX, amén de los principales valedores del régimen.

La actitud arrogante de la dirección de Podemos solo ha hecho que generar crisis en su propio partido, no pocos abandonos y un justo enojo de miles de activistas. Esa actitud espoleó el empeño de muchos/as por lograr conformar candidaturas de confluencia y en esa tarea estamos.

Pero la batalla por las candidaturas de unidad popular exige no disociar ese empeño por la unidad del para qué y cómo se conforma esa unidad.

En uno de los muchos artículos aparecidos en los medios de Ahora en Común hay uno cuyo título es toda una declaración de intenciones: “Ahora en Común, significante flotante”: “Ahora en Común es un significante flotante que cada uno llena del significado que quiere (…) Ahora en Común es un llamamiento a la confluencia de las fuerzas del cambio”.

Esta concepción de los significantes flotantes, de los significantes vacíos, como dice el autor “no solo ocurre fuera de Ahora en Común sino en su propio seno”.

Partir de las ilusiones y las aspiraciones de millones de trabajadores, jóvenes, para intentar unir en torno a “significantes vacíos” se ha convertido en la forma de hacer de la “nueva política”. La desgracia es que las palabras vacías no son nada nuevo en la política, es quizás una de las más abundantes malas artes de la vieja política. La vida no tolera el vacío y al final cuando los problemas aparecen ¿Quién le pone significado al significante?

Hablar de la unidad de las fuerzas del cambio para luego acabar facilitando el gobierno en ayuntamientos y comunidades autónomas al PSOE convirtió el significante vacío en un significado concreto: “cambiar” era quitar al PP para poner al PSOE, lo de siempre.

La reciente experiencia griega es toda una lección, el Partido de la “Unidad y del cambio”, Syriza, “cambió” un memorándum por otro, y como todos los gobiernos anteriores desconoció la voluntad popular expresada en un referéndum cuyo resultado era categórico. El significante vacío se llenó con un significado concreto: pasar de ser un gobierno lacayo de la troika a otro gobierno tan lacayo o más de la misma UE.

Ahora en Común se debate en una encrucijada. Uno es continuar por el camino de las expresiones vacías, de la “unidad”, la “gente” y el “cambio”, donde el programa no pasa de “sugerencias” sujetas al respeto a la institucionalidad y la legalidad vigente. Pero para ese viaje ya tenemos a Podemos. El otro camino es el emprendido por Sindicalistas por la Unidad Popular, que no es otro que llenar de contenido esa unidad y ese anhelo de cambio, proponiendo un programa para los trabajadores y el pueblo y medidas concreta de cambio de la actual situación que enfrenten a los banqueros, a su Unión Europea, que aborden los problemas de fondo, la derogación de la reforma laboral, la prohibición de desahucios o el derecho a decidir de los pueblos. Medidas de emergencia que nos saquen de la actual catástrofe social. Un programa que es un compromiso de lucha con los trabajadores/as y el pueblo antes, durante y después de las elecciones, porque sin lucha obrera y popular no hay cambio.

La unidad como “significante flotante” allana el camino a un acuerdo por las alturas entre la dirección de Podemos y de IU donde el programa y el proceso democrático saldrán cercenados.

La unidad por la que trabaja Sindicalistas por la Unidad Popular da verdadero contenido, significado concreto al cambio que queremos los trabajadores/a y permite la conformación de una candidatura unitaria elegida democráticamente en primarias.