Autor:

 Joseph Daher       |     Traducción: Elisa Marvena

Publicado originalmente en inglés: Peace News29/10/2017

Quizás ya hayáis visto la horrible foto de Samar Dofdaa, de 34 días de edad, que los activistas han estado circulando últimamente. Su familia es una de las miles bajo el asedio de las fuerzas de Assad sobre Ghuta Oriental. El bebé se encontraba esquelético y visiblemente agonizante. Murió al día siguiente. Mientras que la atención del mundo ha abandonado Siria, el sufrimiento de los civiles continúa, y también persiste la resistencia popular.

La guerra continúa y el sufrimiento no aminora sobre el terreno. Las fuerzas aéreas rusas y sirias han intensificado los bombardeos desde septiembre, en apoyo a las campañas militares de las tropas pro-régimen, asistidas por las milicias islamistas fundamentalistas chiitas pro-Irán y por Hezbollah, en varias regiones: Daraa, Deir ez-Zor, Hama, Homs, Ghuta Oriental, Idlib. En la región de Ghuta oriental, más de 1,100 niños han sufrido malnutrición severa en los últimos tres meses, según UNICEF. La zona ha estado bajo el asedio de las fuerzas del régimen desde 2013. No menos de 397 civiles, entre ellos 206 niños y 67 mujeres, han muerto de inanición y de falta de medicación, desde el inicio del asedio sobre Ghuta Oriental en octubre de 2012 y hasta el 22 de octubre de 2017. Fadel Abdul Ghany, presidente de la Red Siria por los Derechos Humanos, declaró lo siguiente respecto a esta situación:
No se trata sólo de que el régimen usase el asedio como arma de guerra, es que el asedio en este momento va más allá de las necesidades militares y sus proporciones, se ha vuelto en una cuestión de matar de hambre y limitar a los civiles. Su coste es más alto que cualquier posible objetivo militar, se ha convertido en una forma de castigo colectivo, negando a los civiles el alimento y los servicios más básicos.
El 24 de octubre, Rusia usó su veto contra un borrador del Consejo de Seguridad de la ONU que extendía por un año más la investigación sobre el uso de armas químicas en Siria. Rusia ha rechazado renovar el mandato de los expertos de la UNO y de la OPAQ (Organización para la Prohibición de las Armas Químicas) para investigar el uso de armas químicas en Siria. Ésta es la novena vez que Moscú utiliza su veto para proteger a su aliado sirio.

Estados Unidos tampoco se queda atrás con sus bombardeos en su llamada “guerra contra el terror” y especialmente en la campaña por la conquista de Raqqa. Según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, más de 3,000 civiles y soldados murieron sólo en el mes de septiembre, el mes con la tasa de mortalidad más alta del año. Muchas infraestructuras esenciales también han quedado destruidas, entre ellas multitud de hospitales en zonas fuera de control del régimen y del Estado Islámico (IS, en sus siglas en inglés).

Raqqa, el IS derrotado, pero…

A mediados de octubre, el Estado Islámico fue expulsado definitivamente de la ciudad de Raqqa por las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF, en sus sirias en inglés), una coalición de combatientes (kurdos, árabes, siriacos) dominada por las YPG, el brazo armado del PYD, con el apoyo de la coalición internacional liderada por Estados Unidos, tras cuatro meses de intensos enfrentamientos. Ciertamente, la derrota del grupo yihadista en Raqqa es una buena noticia, pero el coste en términos humanos, al igual que en Mosul pocos meses antes, es terrible.

Más del 80% de la ciudad ha quedado destrozada y/o inhabitable, y su infraestructura más básica es ahora prácticamente inexistente. “La crisis humanitaria es más grave que nunca,” dijo la ONG Save the Children, en un comunicado pocos días antes de que las tropas del IS fueran expulsadas, con una grave escasez de alimentos, medicamentos, electricidad, agua potable y artículos de primera necesidad. Tampoco quedan instalaciones médicas en la ciudad y las escuelas hace tiempo que cerraron.

En cuatro meses, los enfrentamientos mataron entre 1,300 y 1,800 civiles(1). Entre 270 mil y 320 mil personas han sido desplazadas por el conflicto en la zona y viven ahora en condiciones miserables, en campamentos abarrotados a las afueras de la ciudad. No podrán volver hasta que la ciudad sea limpiada de minas y explosivos esparcidos por el IS. De hecho, catorce personas han muerto por la explosión de minas dejadas en los escombros de Raqqa desde la expulsión del IS de la ciudad.

Con la pérdida de Raqqa, el IS controla ahora sólo un 10% del territorio sirio – comparado con el 33% que controlaba a principios de año – cuya mayor parte se encuentra en la provincia de Deir ez-Zor, cerca de la de Raqqa. El IS es objetivo de dos ofensivas por separada en Deir ez-Zor: una liderada por las tropas del régimen y sus aliados, apoyados por Rusia, la otra por las SDF con el apoyo de Estados Unidos. La provincia de Deir ez-Zor también ha sufrido tremendamente por estas ofensivas y bombardeos. Desde el 10 de septiembre, han muerto entre 660 y 880 civiles, mientras que más de 200 mil personas han huido de la provincia.

Sin embargo, esta sucesión de derrotas no ha impedido que el IS multiplique sus operaciones suicidas y ataques con coche bomba en diferentes regiones del país. El grupo yihadista también ha aumentado el número de abusos contra civiles en las zonas de las que se retiran sus soldados. Por ejemplo, el 23 de octubre, el IS fue acusado de “ejecutar a al menos 116 civiles” en la ciudad de al-Qaryatayn en la provincia de Homs, antes de ser expulsados de la zona. Qaryatayn fue en su día el hogar de 14 mil musulmanes y cristianos sirios que dependían de la agricultura y de empleos como funcionarios en Damasco. Cuando la ciudad cayó en manos del IS por primera vez en 2015, miles de sus residentes huyeron a zonas más seguras.

Tras el fin de las operaciones militares en Raqqa, grandes secciones de las SDF abandonaron Raqqa y marcharon a otras regiones, principalmente Deir ez-Zor. Las SDF anunciaron que la ciudad y su provincia serían parte de una Siria descentralizada y federal, y que pretendían confiar su administración a un consejo civil, crear una policía local y proteger las fronteras de la provincia de amenazas externas. El consejo civil de Raqqa está compuesto por dignatarios locales y fue creado hace seis meses bajo la guía de las SDF. El consejo tiene una presidencia dual, un hombre y una mujer, como los otros consejos de las SDF, dirigido por Leila Mustafa, una mujer kurda de la ciudad fronteriza de Tel Abyad, habitada en su mayoría por árabes, y su contraparte árabe, Mahmoud al-Borsan, antiguo miembro del parlamento sirio y líder de la tribu Walda, influyente en Raqqa.

Sin embargo, la fuerza política realmente dominante continúa siendo el PYD, la rama siria del PKK. Retratos enormes del fundador del PKK, Abdullah Öcalan, aparecieron expuestos en la plaza central de Raqqa, Naeem, durante el anuncio de la victoria de las SDF, mientras los comandantes de las SDF dedicaban la victoria de Raqqa a Öcalan y a todas las mujeres.

Es necesario destacar que existe cierto miedo y desconfianza entre algunos sectores de la población árabe local contra las SDF. Algunas activistas sirios han hablado incluso de una nueva ocupación… (2)

Aún queda todo por hacer en Raqqa para reconstruir la ciudad, ayudar a la gente local a continuar con su vida decentemente y ganarse de nuevo la confianza de la población.

Por su parte, el régimen, a través de la voz de su dictador, Bashar al Asad, ha prometido restaurar la autoridad del estado sobre el territorio nacional completo, Raqqa incluida. Por su parte, el ministro de Reconciliación Nacional, Ali Haidar, dijo que el futuro de Raqqa sólo podría ser abordado “dentro del marco de la estructura política final del estado sirio”, en respuesta al comunicado de las SDF.

Idlib, pero en especial Afrín, en el horizonte de Ankara

El ejército turco mando sus tropas a la provincia de Idlib, al norte de Siria, montando puestos de observación como parte de una misión para controlar a las SDF, aunque inicialmente la misión tenía como objetivo expulsar a Hay’at Tahrir al-Sham (HTS), una alianza militar dominada por yihadistas del Jabhat al-Nusra. Sin embargo, HTS acordó no interferir en las operaciones turcas en la frontera y por lo tanto ha sido relativamente dispensada por Ankara, de momento.

El despliegue militar turco en colaboración con los grupos armados sirios de la oposición es parte de los llamados acuerdos de distensión alcanzados con Irán y Rusia en septiembre y en mayo. Esta nueva expansión militar en la frontera llega tres meses después de otra entre Aazaz y al-Bab. El objetivo es aislar la ciudad de Afrín, controlada por las SDF. El diario turco pro-gobierno, Yeni Sefak no dudó en titular de la siguiente forma una de sus ediciones en este periodo: “Hoy Idlib, mañana Afrín.” El gobierno turco también ha emplazado en la zona grupos de la oposición que apoya y patrocina. En el momento de redacción, las fuerzas turcas continúan sus incursiones dentro de los territorios al norte del país.

Cabe recordar que Turquía ya ocupa territorios en el norte de Siria, entre ellos ciudades y pueblos como Jarablus y al-Bab. Incluso han establecido sus propias instituciones, favorecen a sus propias organizaciones humanitarias, privando a otras de actuar, incluso a las locales, e instalando una policía local entrenada en Turquía.

Resistencias locales a pesar de todo

La guerra sin fin contra el pueblo sirio no ha evitado las acciones de resistencia popular. El 14 de octubre tuvieron lugar manifestaciones significativas en Idlib, Homs, Ghuta Oriental y varias otras ciudades celebrando el “día de la ira”, a pesar de los bombardeos del régimen y de Rusia y la amenaza de los grupos islamistas fundamentalistas que a menudo se oponen a estas movilizaciones y no dudan en reprimir a los activistas y otros sectores de la sociedad civil.

Unos días antes, el 11 de octubre, los tenderos y trabajadores de la ciudad de Idlib convocaron una huelga pidiendo la dimisión de los oficiales de la autoridad civil liderada por la HTS, y que las fuerzas de seguridad de la coalición yihadista se quitasen las máscaras y capuchas que velan su identidad. Se escuchan quejas en aumento contra la HTS por parte de los habitantes de Idlib respecto a la interferencia de la coalición yihadista en casi todos los aspectos de la vida civil. En meses recientes, miembros de la HTS han demostrado continuamente la intención de imponer su control sobre los asuntos civiles: se vigilan las transferencias de dinero, se prohíben proyectos educativos que no cuentan con su aprobación y se busca el control sobre las panaderías, así como sobre la administración del agua y los servicios de transporte. La HTS ha cometido numerosas violaciones contra los derechos humanos durante estos últimos meses después de alcanzar el control total sobre la provincia, incluyendo asesinatos, arrestos arbitrarios, y redadas contra organizaciones humanitarias.

Por otro lado, en la Prisión Central de Homs, 500 presos políticos se pusieron en huelga de hambre a mediados de octubre para exigir la acción internacional para su liberación, al encontrarse bajo la amenaza de mayor represión por parte del régimen. Sin embargo, el director de la prisión ha seguido amenazando a los presos tras su llamado y los detenidos han comunicado que el director también ha amenazado con quemarlos a ellos y a sus familias. Varias organizaciones sirias han pedido que el régimen sirio acepte inmediatamente las peticiones de los huelguistas, que deje de enviar a los presos a tribunales militares u otros, como el “Tribunal de Terrorismo”, y que ponga fin a las ejecuciones arbitrarias. Deberíamos apoyar las peticiones de los huelguistas y además exigir la liberación de todos los presos políticos.

La iniciativas populares y democráticas locales también han continuado trabajando en diferentes regiones, contra el régimen y las organizaciones islamistas fundamentalistas.

Es admirable la resiliencia de lo que queda de los sectores del movimiento democrático popular contra los múltiples enemigos de la libertad y la dignidad, en esta atmósfera de guerra continua, cuyo fin sigue siendo la prioridad absoluta para reducir el sufrimiento de la población civil.

Referencias:

  1. Más de 1,000 civiles (1,058) han muerto por los bombardeos de la coalición liderada por EEUU, 311 civiles por el IS y 191 civiles por las SDF. Los yihadistas del IS también han usado a muchos civiles como escudo humano.
  2. Se puede y se debería mantener una posición crítica hacia el PYD y sus prácticas autoritarias (pueden consultarse las muchas publicaciones y artículos sobre el tema en mi blog, Syria Freedom Forever), pero comprarlas con las prácticas del grupo yihadista IS y hablar de una nueva ocupación a modo del IS es ignorar las diferencias enormes y reales entre ambos grupos (también al comparar la administración de los territorios por parte de ambas organizaciones) y no es más que propaganda fuera de lugar. Por ejemplo, deberíamos denunciar que unos 10 civiles fueran heridos el 26 de octubre por los disparos de combatientes de las SDF, cuando residentes del barrio de Al-Mashlab, en Raqqa, protestaron pidiendo que las SDF les permitieran volver a sus casas, a pesar de la falta de seguridad mencionada en el texto.

Joseph Daher es profesor adjunto en la Universidad de Lausanne, Suiza, y doctor en Desarrollo por la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS) de Londres, Reino Unido.

Es autor del libro “Hezbollah, the political economy of the party of God,” (Pluto Press, 2016), y fundador del blog Syria Freedom Forever. Es un activista de izquierdas sirio-suizo.