Bajo el ruido de las bombas que caen en Ucrania y tras el archivo de la Fiscalía del Tribunal Supremo de las diligencias procesales de Juan Carlos I, el Rey emérito anunciaba el pasado febrero que «está deseando volver a España» y que lo hará «cuando concurran las circunstancias oportunas que no creen ninguna inestabilidad a su hijo». 

Tras más de un año y medio viviendo en Abu Dabi después de haberse fugado del país mientras estaba siendo investigado por la justicia el emérito ha anunciado su intención de volver mediante un comunicado oficial: «Conocidos los Decretos de la Fiscalía General del Estado, por los que se archivan las investigaciones de las que he sido objeto, me parece oportuno considerar mi regreso a España, aunque no de forma inmediata».

Aún cargando a sus espaldas con testigos y pruebas demostrables de la corrupción, no solo del Rey Emérito sino de toda la Casa Real (las declaraciones de Corinna Zu-Wittengenstein, la ex amante del Rey emérito o las cintas grabadas y publicadas por Villarejo en 2015) son muchos los intentos de blanquear a la familia Borbón, limpiar su nombre y su imagen y restablecer el – cada vez más desgastado – prestigio de la institución monárquica. Desde el silencio y complicidad de algunos medios de comunicación hasta la posición del gobierno del PSOE y Unidas Podemos (UP). 

De Sánchez no nos sorprende la defensa acérrima de la Corona, pues el PSOE es un partido que gobernó siempre para la banca, las multinacionales y la Troika y ha sido un devoto monárquico y nacionalista español. Pero UP ha abandonado toda lucha contra los Borbones; llegaron para acabar con el bipartidismo y el régimen del 78 y abrazaron al PSOE e hicieron de la Constitución del 78, la que legitima la Monarquía, su nuevo y revelador programa. 

Mientras algunos dirigentes de UP como Pablo Echenique o Irene Montero se han visto obligados a pronunciarse contra la vuelta de Juan Carlos I a España y han tachado a la Monarquía de corrupta, la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, ha asegurado que ahora no es el momento para hacer un referéndum sobre la corona y que «no es un tema que cope la centralidad del país». Díaz ha añadido que «es la gente la que tendrá que abrir las puertas de la historia». En su lugar, la formación morada hace años que propone presentar una Ley para regular el papel del Rey y para garantizar la transparencia de la institución evitando, así, la corrupción sistémica. Pero los dirigentes de UP saben que no se trata de salvar la Monarquía «regenerándola» o «regulándola». No hay lugar para una Monarquía «transparente» y «democrática». 

La Monarquía, restaurada por Franco y jamás votada por el pueblo es una institución reaccionaria que debe desparecer. Es hora de celebrar un referéndum donde el pueblo decida sobre su continuidad. Es una exigencia democrática urgente y elemental.

Después de la ola de consultas populares que se llevaron a cabo en el año 2018 en barrios, pueblos y universidades públicas de todo el territorio español y que aglutinaron miles y miles de apoyos a la República, el próximo 14 de mayo se está organizando una nueva ola de consultas populares. En Corriente Roja apoyamos el impulso de estas consultas, y animamos a todas las fuerzas políticas, sindicales y sociales a participar y extenderlas. Yolanda Díaz tiene razón, debemos luchar por abrir las puertas de la historia ya que no podemos esperar nada de un gobierno sumiso a las actuales reglas del juego.

La batalla por el referéndum sobre la Monarquía es para nosotr@s parte de la lucha por levantar unas Cortes Constituyentes apoyadas en la movilización social, en las que la Constitución monárquica deje de regir y el pueblo tenga potestad para cambiar de raíz las reglas de juego, depurar los aparatos de Estado, establecer el respeto al derecho de autodeterminación de las nacionalidades y cuestionar el poder de los grandes empresarios del Ibex y el sometimiento a la UE. Una lucha cuyo horizonte es levantar un Gobierno de los Trabajador@s apoyado en comités populares y avanzar hacia una Europa de l@s trabajador@s y los pueblos.