Estamos cerca de unas nuevas Elecciones Municipales, y las fuerzas políticas institucionales llevan meses presentando sus ofertas electorales y las candidaturas a regir los Ayuntamientos tras las Elecciones. Sus campañas se basan en promesas vagas y sobre todo en señalar las maldades de las propuestas de las demás, sea con datos, datos tendenciosos o directamente farsa.

Pero después vendrán los que mandan de verdad, e impondrán el verdadero programa de gobierno que ya llevamos tiempo padeciendo. Fue el propio ex-vicepresidente de la Xunta del BNG, Ángel Quintana que, haciendo balance de su paso por el bipartito, dijo: “llegamos al gobierno, pero no tuvimos el poder».

Aunque los gobiernos municipales son los que resuelven, el poder de decisión real no está ni en el Pazo de Maria Pita, ni en el de Raxoi, ni en las casas consistoriales de los pequeños municipios donde vivimos, sino en el “palco del Bernabéu”, donde se sientan los dueños de las principales empresas que gestionan los servicios municipales de casi todos los Ayuntamientos gallegos (y no gallegos): Acciona, OHL, ACS, y demás, desde la limpieza hasta los servicios sociales.

El poder real está en los centros de decisión de Renfe/Adif de Madrid, o en los Consejos de Administración de Arriva, Alsa Monbus, Cia de Tranvías, Vitrasa, etc…, que son los que deciden sobre la movilidad en la Galicia. El poder real está en los fondos de inversión dueños de la AP9 que gestionan la desvertebración de los diferentes Ayuntamientos gallegos. El poder real está en las constructoras, beneficiarias como ninguna de los planes de infraestructuras (carreteras y auto carreteras) e inmobiliarios en los Ayuntamientos gallegos. El poder real está, de últimas, en los Consejos de Administración de los bancos que se benefician de la financiación de todas estas obras y servicios, generando cada vez más deuda pública. Toda vez que el artículo 135 de la Constitución, reformado con nocturnidad y alevosía por el PP y el PSOE, condena al pago de los intereses de la deuda a la Banca por encima de cualquier otro gasto social, está claro su beneficio.

Si los gobiernos centrales y la Xunta pueden tener el gobierno pero no el poder, imaginemos lo limitado de unas instituciones como los Ayuntamientos y sus derivaciones, las Diputaciones, que por encima son entendidas como foco de corrupción y caciquismo. Todo esto que vale para cualquier tiempo y lugar pero hoy, tras la experiencia de la pandemia, la evidencia del desastre climático, la invasión de Ucrania por Rusia que abre una nueva era de solución militar de los conflictos, el aumento del coste de la vida a consecuencia de todo eso, y con un sistema bancario mundial que parece estar de nuevo al borde del desastre como en 2008, se hace aún más patente el vaciamiento de contenido real de los Ayuntamientos como instituciones para la resolución de los problemas de la gente.

En este cuadro, es de remarcar que los municipios gestionan las migajas de los presupuestos estatales, mientras el grueso de ellos se dedican a la industria de la guerra, a subvencionar las empresas beneficiarias de la privatización de los servicios y la vivienda, y el pago de los intereses a la Banca.

DESDE CORRENTE VERMELLA (CV) QUEREMOS DENUNCIAR

  • Que todos los Ayuntamientos, gobierne quien gobierne, tienen privatizados los principales servicios bajo la lógica neoliberal del PPSOE de la “colaboración público-privada”, convirtiendo sus discursos en un ejercicio de hipocresía.
  • Que las políticas de movilidad impulsadas por todos ellos para combatir el “cambio climático” son igualmente hipócritas. La exigencia de un transporte colectivo público (ferroviario, carretera o mar) finaliza cuando finalizan las Elecciones; para todos ellos, lo más del 50% de la población gallega que se mueve entre Ayuntamientos para ir a trabajar, parece no existir.
  • Todos los planes de vivienda en los que los Ayuntamientos tienen lo fundamental de sus competencias, no asumen como derecho fundamental el tener una vivienda digna. Todos los planes se hacen en función del llamado “mercado libre”, es decir, la especulación con subvenciones y ayudas individuales. Los planes de viviendas sociales para alquileres baratos directamente no existen.
  • Que el PSOE y las derechas hagan todo esto no es de extrañar, es su esencia; pero que organizaciones que se dicen rupturistas basen sus políticas en la misma lógica de la “colaboración público-privada” es lo grave, aunque poniendo orden y concierto a lo que para el PSOE y las derechas es la ley de la selva.
  • La experiencia dice que no “todos son iguales”, aunque la lógica privatizadora –gestión privada de los Servicios Públicos- los una a todos y alimenta la campaña de los medios, desilusionando a sectores de la población, que comprueban cómo tras un gobierno progresista sólo cambian las formas pero no el fondo de las políticas: los servicios continúan privatizados, los barrios marginados, etc.

Ante esta situación de confusión, surge la pregunta más que obvia: ¿a quién votamos? ¿O no votamos?

CV opinamos que la mejor opción sería la de votar a alguna organización con un programa de gobierno que parta de la denuncia de la situación de la clase trabajadora y del conjunto de la población, y responda a sus necesidades reales. Una propuesta que rompa abiertamente con el mantra capitalista de la “colaboración público-privada”, que tiene que contemplar:

  • Un plan de movilidad que responda a las necesidades de movilidad social, a través de un Transporte Colectivo Público.
  • Servicios 100% Públicos, baixo social (trabajadorxs y vecin@s).
  • Municipalización del suelo y expropiación de las viviendas vacías en manos de grandes propietarios (Bancos, etc…). Por un parque de viviendas municipal atendiendo a las necesidades de la población.
  • No al pago de los intereses a la Banca.
  • Derecho a la participación activa del vecindario a través de asambleas de barrio con derecho de veto a las decisiones municipales.
  • Posibilidad de revocación de los cargos electos y que su salario sea el medio de la clase obrera.

Estas propuestas tienen que partir de una realidad diferente a la castellana; en Galicia el núcleo urbano no coincide con el territorio municipal (existen aldeas, parroquias, comarcas), y los Ayuntamientos actúan como “reinos de taifas” que no ven la comarcalización como una necesidad para planificar servicios; es preciso avanzar una comarcalización/áreas metropolitanas para la planificación de los Servicios Públicos a partir de la realidad gallega.

Los Ayuntamientos son parte de la trama institucional llamada “Régimen del 78”, que tiene como llave la Monarquía y reproducen en su estructura la concentración del gobierno en el alcalde, de tal manera que hace imposible la aplicación de un programa de este tipo desde esas instituciones; considerar que es posible mejorar las condiciones de vida de la población desde estas instituciones o es ingenuo o es traición. Por eso, para llevar adelante un programa de este tipo, es necesario enfrentar el propio régimen.

Hay que hablar claro; los problemas de transporte y movilidad endémicos en Galicia, que desvertebra a la sociedad gallega, la privatización de los Servicios Públicos o la especulación con la vivienda son problemas que tienen sus raíces en un estado que hace parte de un organismo político internacional, la Unión Europea, y de una estructura militar, la OTAN, que toman decisiones fundamentales sobre la vida de la población trabajadora (los vetos a la zonas de pesca para la industria eólica, la conversión de Ferrol en una base militar OTAN, etc…), se vote a quien se vote.

Sólo organizando la lucha para romper con ellos es posible que la vida de la gente mejore; no decirlo abierta y claramente supone un engaño a la población. Ese es el único objetivo realista y útil para presentarse a unas Elecciones: tener una palestra más grande para explicar una y otra vez cuál es la única alternativa.

Las rupturas y las transformaciones se hacen luchando en la calle como demostraron las trabajadoras de Zara el pasado año en su lucha por la subida de los salarios o están demostrando la clase trabajadora y el pueblo francés en su rechazo de las políticas de Macron. No tenemos noticias de que se presente tal organización, pero eso es lo que haríamos desde CV si hubiésemos tenido los medios para hacerlo.

Vuelve, de nuevo, la pregunta: ¿a quién votar?

Pues vota a quién consideres. No te abstengas. No “todos son iguales”, son parecidos y en algún aspecto iguales (“colaboración público-privada”); pero votes lo que votes, tienes que asumir que es necesario construir una alternativa que tenga el centro de su acción en la lucha en la calle y en la autoorganización de la clase trabajadora y la población.

Construyamos esa alternativa en base a un programa como el marcado más arriba. Si la gente trabajadora no hallamos un partido que nos convenza, tendremos que crearlo nosotr@s mism@s. Corriente Roja y la LIT.ci estamos en eso. ¡Únete a este proyecto!

– GALEGO –

Construamos unha alternativa en base a un programa de ruptura

Veñen as eleccións municipais, e as forzas políticas institucionais presentan as súas ofertas electorais para rexer os concellos. As súas campañas baséanse en promesas vagas e sobre todo en sinalar as maldades das propostas dos demais, sexa con datos, datos tendenciosos ou directamente farsa.

Mais logo os que mandan de verdade imporán o verdadeiro programa de goberno que xa levamos tempo padecendo. Foi o proprio ex vicepresidente da Xunta Anxo Quintana quen dixo: “chegamos ao goberno, mas non tivemos o poder.

Ainda que os gobernos municipais son os que resolven, o poder de decisión real non está nas casas consistoriais senón no “palco do Bernabeu”, onde sentan os donos das principais empresas que xestionan os servizos municipais de case todos os concellos galegos e non galegos: Acciona, OHL, ACS, e demais, desde a limpeza ate os servizos sociais.

O poder real está nos centros de decisión de Renfe/Adif de Madrid, ou nos Consellos de Administración de Arriva, Alsa Monbus, Cia de Tranvías, Vitrasa, etc., que son os que deciden sobre a mobilidade na Galiza; nos fondos de investimento donos da AP9 que xestionan a desvertebración dos diferentes concellos galegos; nas construtoras, beneficiarias como ningunha dos plans de infraestruturas (estradas e auto estradas) e inmobiliarios nos concellos galegos.

E está de últimas nos Consellos de Administración dos bancos que se benefician do financiamento de todas estas obras e servizos, xerando cada vez mais débeda pública. Tendo en conta que o artigo 135 da Constitución, reformado ás agachadas polo PP e o PSOE, obriga ao pagamento dos xuros da débeda á banca por riba de calquera outro gasto social, está claro o seu beneficio. Se os gobernos centrais e a Xunta poden ter o goberno mas non o poder, imaxinemos o limitado dos concellos e as súas derivacións, as Deputacións, que por riba son entendidas como foco de corrupción e caciquismo.

Todo isto que vale para calquera tempo e lugar, hoxe, tras a experiencia da pandemia, a evidencia do desastre climático e a invasión da Ucraína por Rusia (que abre unha nova era de solución militar dos conflitos), o aumento do custo da vida como consecuencia de todo iso, e cun sistema bancario mundial que semella estar, de novo, ao bordo do desastre, faise aínda mais patente o baleirado de contido real dos concellos como institucións cara a resolución dos problemas da xente.

Neste cadro, é de remarcar que os municipios xestionan as migallas dos orzamentos estatais, mentres o groso deles adícanse á industria da guerra, a subvencionar as empresas beneficiarias da privatización dos servizos e a vivenda, e o pagamento dos xuros á banca.

DESDE CV DENUNCIAMOS

  • que todos os concellos, goberne quen goberne, teñen privatizados os principais servizos baixo a lóxica neoliberal da “colaboración público-privada”, convertendo os seus discursos nun exercicio de hipocrisía.
  • que as políticas de mobilidade impulsadas por todos eles para combater o “cambio climático” son igualmente hipócritas. A esixencia dun transporte colectivo público (ferroviario, estrada ou mar) remata cando rematan as eleccións; para todos eles, o mais do 50% da poboación galega que se move entre concellos para ir a traballar semella non existir.
  • todos os plans de vivenda nos que os concellos teñen o fundamental das súas competencias, non asumen como direito fundamental o ter unha vivenda digna. Todos fanse en función do “mercado libre”, é dicer a especulación con subvencións e axudas individuais. Os plans de vivendas sociais para alugueiros baratos non existen.
  • Que o PSOE e as direitas fagan todo isto non é de estrañar; pero que organizacións que se din rupturistas asuman a mesma lóxica da “colaboración público-privada” é grave, aínda que poñan certa orde no que para o PSOE e as direitas é a lei da selva.

A experiencia di que non “todos son iguais”, pero a lóxica da xestión privada dos servizos públicos os une a todos, alimentando a campaña dos medios, desilusionando a sectores da poboación que comproban que cun goberno “progresista” só mudan as formas mas non o fondo das políticas: os servizos continúan privatizados, os barrios marxinados, etc.

Ante esta situación de confusión, xurde a pregunta: a quen votamos? Ou non votamos?

CV opinamos que a mellor opción sería votar a algunha organización cun programa de goberno que parta da denuncia da situación da clase traballadora e o conxunto da poboación e responda ás suas necesidades reais. Unha proposta que rompa abertamente co mantra capitalista da “colaboración público-privada” e que contemple:

  • Un plan de mobilidade que resposte ás necesidades sociais, a través dun Transporte Colectivo Público.
  • Servizos 100% Públicos, baixo control social (traballadorxs e veciñxs).
  • Municipalización do chan e expropiación das vivendas baleiras en mans de grandes propietarios coma os bancos. Parque de vivendas muncipais atendendo ás necesidades da poboación.
  • Non o pagamento dos xuros á banca.
  • Dereito á participación activa da veciñanza a través de asembleas de barrio con direito de veto ás decisións municipais.
  • Posibilidade de revogación dos cargos electos e que o seu salario sexa o medio da clase obreira.

Estas propostas teñen que partir dunha realidade diferente á castelán; na Galiza o núcleo urbano non coincide co territorio municipal (existen aldeas, parroquias, comarcas), e os concellos actúan illadamente sen ver a comarcalización como unha necesidade para planificar servizos; é preciso avanzar nesas comarcalizacións / áreas metropolitanas para a planificación dos servizos públicos a partir da realidade.

Os concellos son parte da trama institucional chamada “réxime do 78” que ten como chave a monarquía, e reproducen a sua estrutura. Isto fai imposible aplicar un programa así desde esas institucións; afirmar que é posible mellorar as condicións de vida da poboación desde institucións así ou é inxenuo ou é traizón. Por iso, para levar adiante un programa deste tipo, é necesario enfrontar o proprio réxime.

Hai que falar claro; os problemas de transporte e mobilidade endémicos que desvertebran á sociedade galega, a privatización dos servizos públicos ou a especulación coa vivenda é un problema que ten as súas raíces nun estado que fai parte dun organismo político internacional, a UE, e dunha estrutura militar, a OTAN, que toman decisións fundamentais sobre a vida da poboación traballadora (os vetos á zonas de pesca para a industria eólica, a conversión de Ferrol nunha base militar OTAN, etc.), se vote o que se vote.

So organizando a loita para romper con eles é posible que a vida a xente “mellore”; non dicilo claramente é enganar á poboación. Ese é o único obxectivo realista e útil para presentarse a unhas eleccións: ter unha palestra mais grande para explicar unha e outra vez cal é a única alternativa: a transformación socialista da sociedade.

As rupturas e as transformacións fanse loitando na rúa como demonstraron as traballadoras de Zara o pasado ano na sua loita pola suba dos salarios ou están a demonstrar a clase traballadora e o pobo francés no seu rexeitamento das políticas de Macron. Non temos novas de que se presente tal organización, mas iso é o que faríamos nós se tiveramos os medios para facelo.

E volve a pregunta: a quen votar

Pois vota a quen consideres. Non te absteñas. Non “todos son iguais”, parecen iguais (colaboración público-privada) pero non é exacto; mas votes o que votes, tés que asumir que é necesario construír unha alternativa que poña o centro na loita na rúa e a autoorganización da clase traballadora e a poboación.

Construamos esa alternativa en base a un programa como o marcado mais arriba. Se xs traballadorxs non achamos un partido que nos convenza, teremos que crealo nós mesmos. Corrente Vermella e a LIT estamos niso. Unéte a este proxecto!