Ante la imposibilidad de cerrar unos presupuestos el pasado mes de abril, Pere Aragonès no tuvo otro remedio que avanzar la convocatoria de elecciones en el Parlamento de Cataluña. Unas elecciones marcadas por la sequía, el debate sobre la amnistía, la militarización y el genocidio en el pueblo palestino en manos de Israel, entre otros. Además, las elecciones vienen precedidas por varias oleadas de movilizaciones, empezando por la huelga de docentes que marcó el inicio del curso 2023-2024, la de enfermeros/ras también a principios de año y, más recientemente, las movilizaciones del campesinado, vividas también en otros puntos del Estado y de Europa.

Por: Corrent Roig

Es en este contexto que queremos invitar a quién nos lee, y con quienes compartimos espacios de lucha, a reflexionar con nosotros sobre cómo nos tenemos que posicionar ante estos comicios y cuál es la mejor opción para la clase trabajadora.

Las diferentes caras de la crisis: sequía, precariedad, carestía de la vida

No podemos analizar el escenario político sin tener presentes el marco coyuntural de guerras y genocidios en el ámbito mundial. Ya hace dos años de la invasión de Rusia en Ucrania, que lo utilizan como excusa para incrementar los presupuestos militares y de defensa al 2% de todos los estados miembros de la OTAN. Y, por otro lado, tenemos el genocidio televisado de Palestina, con total impunidad. Y con la complicidad de la mayor parte de los países de la Unión Europea, financiando y vendiendo armas a Israel. Ante el genocidio, es necesario romper todas las relaciones con Israel, y defender una Palestina del río hasta el mar. También debemos hacerlo desde la Generalitat de Catalunya y todas las instituciones públicas. Tenemos que romper todos los tratados y contratos con el Estado de Israel y sus empresas.

Catalunya vive, cada vez con más virulencia, las consecuencias del cambio climático y la gestión hipócrita del gobierno. La escasez del agua es uno de los centros del debate político y de la preocupación de buena parte de la población catalana, culpabilizada de la sequía con las medidas de restricción, mientras que no se sancionan a los responsables del uso osado del agua. Es demencial ver como, en este contexto de catástrofe ambiental y ecológica, algunos partidos como el PSC, el PP, Junts o C’s quieren poner en marcha el Hard Rock, un proyecto en la provincia de Tarragona que pretende construir un casino gigante, convirtiendo Catalunya, así, en Las Vegas de Europa. Este macroproyecto, pero, no hará nada más que fomentar la ludopatía, destruir los ecosistemas naturales de la zona y priorizar un motor económico basado en la turistificación y la desindustrialización. Proyectos como este van ligados a otros como la ampliación del Aeropuerto del Prat, con la cual podrían llegar más aeronaves en la capital catalana.

Además, el acceso a una vivienda digna es cada vez más utópico en una comunidad en la que los precios de los alquileres como de las hipotecas han aumentado en favor de la especulación inmobiliaria, la inflación y el turismo masivo. No es casualidad que Cataluña sea la comunidad autónoma que en el último trimestre de 2023 haya sufrido más desahucios (31,2% del total estatal). Ni la regulación de alquileres estatal, ni el índice de referencia de alquileres catalán están frenando esta situación.

Por lo que hace el empleo, en 2023 han incrementado los despidos por ERE un 24,7% (6489 trabajadoras) y los despidos objetivos un 13% (47.000 trabajadoras) como consecuencia de las consecutivas reformas laborales aplicadas los últimos años, la última de ellas, la de Yolanda Díaz, que abarata todavía más el despido de los y las trabajadoras. Algunos de los ERE aplicados recientemente en Catalunya han sido los de Telefónica y Danone que, entre los dos, se cargan más de 50.000 puestos de trabajo.

Por si no fuera suficiente, la coyuntura internacional de inflación de precios sin equiparación con el IPC empobrece todavía más en una clase trabajadora y pensionista ya suficiente castigada por el aumento desorbitado del coste de la vida, acercándonos, así, al 25% de la población catalana en riesgo de pobreza o exclusión social.

PSC: La cara más amable del régimen al servicio de la patronal y los grandes especuladores

El PSC representa al sector de la burguesía servil, al régimen del 78 y en la UE. Es el partido que encabeza uno de los sectores burgueses que, en alianza con ERC y Junts, quiere poner en marcha el Hard Rock y la ampliación del aeropuerto tan pronto como la aritmética parlamentaria se lo permita.

Después de varias legislaturas con ERC y Junts alternándose la gobernanza, Illa se presenta como la mejor opción para reconducir Catalunya, garantizando la estabilidad y la ensambladura al régimen con la cara más amable, pero la realidad es que la única ensambladura posible por el PSC es la de negar, por activa y por pasiva, el derecho a la autodeterminación de Catalunya, supeditando cualquier iniciativa política a los dictámenes constitucionales.

Por si no fuera poco, la propuesta estrella del PSC es crear, desde la Generalitat, una unidad policial especializada de los Mossos d’Esquadra que actuaría en los desahucios por okupación. Propuesta que es calcada a la que hacen algunos gobiernos municipales como el de Badalona, gobernado por Albiol. Esta medida es un ataque directo al derecho a la vivienda que, sin duda, aumentará la represión contra el movimiento por la vivienda.

Sánchez ha protagonizado el inicio de la campaña electoral cancelando su agenda política por, supuestamente, rumiar si dimitía o no. Todo ello ha resultado una maniobra para salir reforzado, consolidando los bonos resultados de las elecciones vascas y apuntalando la tendencia por las elecciones europeas que se celebrarán el 9 de junio. Más allá de las estrategias electorales, no podemos olvidar que lo que ha criticado Sánchez con esta maniobra es aquello que desde los diferentes movimientos sociales hace tiempo que se denuncia, que se construyen causas judiciales sin pruebas basadas en fake news y manipulación mediática y que el PSOE-PSC, nunca ha movido un dedo para limpiar las alcantarillas del Estado ni depurar la herencia franquista del régimen, es más, han sido parte.

ERC y Junts: autonomismo disfrazado

ERC y Junts se disputan la hegemonía del voto independentista con el objetivo de mantenerse como principal negociador con el gobierno central, puesto que, más explícitamente o menos, ambas formaciones políticas suplican, nuevamente, un referéndum pactado con el Estado, depositando todas sus aspiraciones políticas dentro de los marcos de la Constitución mientras siguen pendientes de la aprobación de la Ley de amnistía que, a pesar de ser una victoria del movimiento, es parcial, llega tarde y no incluye todas las represaliadas, como Dani Gallardo que actualmente está en búsqueda y captura. Además, la Generalitat ha estado acusación particular de varios represaliados/das que han sufrido la represión por defender la autodeterminación en la calle.

Además de la cuestión nacional, ERC tampoco puede presumir de una legislatura social. Retomando los datos, Catalunya lidera la clasificación de desahucios por impago de alquiler, con 993 (el 23,8% del total). Durante su legislatura, ERC se ha encargado de enviar a los Mossos d’Esquadra a desahuciar familias vulnerables y reprimir todo el mundo quienes ha querido impedirlo. Así mismo, la consejera de educación Anna Simó ha prometido que en la próxima legislatura, si es escogida consejera, revertirá los recortes en educación. Llegados a este momento, la pregunta que toca hacerse es: ¿por qué no lo ha hecho ya, si hace tres años que es consejera?

Por si no fuera poco, el 24 de abril La Directa publicaba la noticia que la Generalitat renovó el compromiso con el Hard Rock solo treinta minutos antes del acuerdo de presupuestos con el PSC. Aragonés, que se había mostrado públicamente en contra del Hard Rock ha mostrado su cara más neoliberal, si es que no la había mostrado ya el 2019 con la ley que acababa de privatizar todos los servicios públicos y que llevaba su nombre.

Los Comuns Sumar, socios per se del PSC

Comuns Sumar son los socios preferentes del PSOE a escala estatal, sosteniendo un gobierno que, desde su formación, ha implementado medidas supuestamente sociales, pero que, en realidad, han servido más para contentar la Patronal y la CEOE que otra cosa, como la reforma laboral de Yolanda Díaz.

Del mismo modo, durante los años en que los Comuns, encabezados por Ada Colau, han gobernado la capital catalana, han demostrado que sus políticas son incapaces de frenar los desahucios. Han prohibido el acceso a vehículos antiguos en Barcelona, favoreciendo los intereses de la industria del automóvil, sin impulsar una red adecuada de transporte público. Tampoco municipalizaron servicios que tendrían que ser públicos como la gestión del agua o los Servicios de Atención Domiciliaria (SAD).

Contra los discursos de odio de la ultraderecha españolista y catalana

Cuando el discurso de los partidos autodenominados de izquierdas choca con la realidad de la clase trabajadora y esta no vive ni ve las mejoras de las cuales se vanaglorian, se genera el caldo de cultivo ideal para que las ideas racistas, machistas y LGTBIfóbicas calen entre amplios sectores de la población, sobre todo, entre las capas más empobrecidas de la sociedad. Es en este contexto que surgen los discursos de ultraderecha y empiezan a calar dentro de un sector de la clase trabajadora y la juventud, pero con un discurso basado en mentiras y difamaciones y pocas soluciones reales para la clase trabajadora.

Por otro lado, tanto Aliança Catalana como Frente Obrero se escudan en un discurso pro “seguridad ciudadana” que criminaliza las personas migrantes y pobres y que hace un flaco favor en la clase trabajadora, dividiéndola todavía más.

La CUP sigue con el ojo puesto en ERC-Junts

La candidatura de la CUP, encabezada por la tarraconense Laia Estrada, se presenta a estas elecciones bajo el lema “Defendemos la tierra”, con un programa democrático-rupturista, poniendo en el centro medidas para combatir la crisis ecológica, de la vivienda y apuntando a la independencia de Catalunya como condición indispensable para la transformación social.

A pesar de esto, la CUP hace tiempo que vive un proceso de institucionalización que la ha llevado a subordinar la organización y la movilización obrera y popular a la aritmética parlamentaria, convirtiéndola, así, en su estrategia política. Además, a las últimas legislaturas los y las dirigentes de la CUP han estado incapaces de desvincularse políticamente de ERC y Junts y de levantar una alternativa verdaderamente arraigada en las luchas y con voz propia. No es casualidad que, en lugar de reactivar la movilización social por la autodeterminación, sigan extendiendo la mano a ERC para sentarse y negociar una estrategia en común. La CUP sabe sobradamente que ni ERC ni Junts se sumarán a la unilateralidad y a la desobediencia hasta las últimas consecuencias. Saben, también, que ninguna mediación internacional forzará al Estado a negociar un referéndum pactado. La única vía posible es la del 1 de octubre, en que el pueblo catalán se levantó, autoorganizándose para defender las urnas y sus resultados.

Gobierne quién gobierne, construyamos un bloque independiente de la clase trabajadora

Desgraciadamente, en estas elecciones no se presenta ninguna candidatura que represente los intereses de la clase obrera ni que suponga una alternativa que impulse un movimiento en las calles, unitario, y que pueda avanzar hacia la transformación de la sociedad y la ruptura con el régimen. Entendemos, pero, aquellas activistas que, en un intento de ejercer un voto de izquierdas y soberanista, votarán candidaturas como la CUP o los Comuns. Con todas ellas queremos discutir nuestro programa y, más allá del voto, sumarlas en la lucha por la revolución socialista.

Lo que tenemos claro es que acabar con la precariedad, mejorar las condiciones laborales y de vida y tomar con seriedad la catástrofe ambiental exige defender un plan de choque que plantee los ejes siguientes:

  • Acabar con las relaciones con el estado de Israel y el comercio de armas, para que Catalunya no sea cómplice del genocidio del pueblo palestino. ¡Por una Palestina libre del río en el mar!
  • Hay que aplicar medidas medioambientales para enfrentar la sequía y la emergencia climática, priorizando las necesidades básicas de la clase trabajadora por encima del interés privado y el capital. ¡No al Hard Rock y no a la ampliación del aeropuerto! Hay que acabar con las fugas de agua en todos los municipios, arreglar todas las cañerías en mal estado y aprovechar al máximo el agua potable. Hace falta, también, aplicar restricciones a campos de golfs y turismo de lujo.
  • ¡No a los ERE ni a los ERTE! Garantizar el trabajo para todo el mundo, reduciendo la jornada laboral sin reducir los salarios: ¡por la escala móvil de salarios!
  • Parar todos los desahucios, expropiar los pisos vacíos de bancos y fondos buitre para construir un parque de vivienda pública al servicio de la clase trabajadora.
  • Depurar el sistema judicial, en defensa de los derechos democráticos, la amnistía total y el derecho a decidir del pueblo catalán.
  • En defensa de nuestra lengua. Por un plan que promueva y defienda el catalán, que incluya la educación en catalán, acabe con el 25% del castellano en la escuela y obligue a las empresas a garantizar clases de catalán a las trabajadoras recién llegadas en horario laboral y a cargo de la empresa.
  • Por una educación pública, gratuita, laica, de calidad y en catalán. Por el 6% del PIB en Educación. Hay que integrar todas las escuelas privadas y concertadas en una red de escuelas públicas, echar a la Iglesia de las aulas y garantizar la gratuidad en todas las etapas educativas, desde las guarderías e infantil hasta la universidad.
  • No al racismo y la xenofobia: no a la Ley de Extranjería ni al Pacto Europeo de Inmigración y Asilo.

Este artículo fue publicado originalmente el 4 de mayo de 2024 en www.correntroig.org