La pasada madrugada del lunes día 4, Cajamar se aprovechó de las condiciones de confinamiento actual para llevar a cabo un intento de desalojo encubierto del CSA La Obrera. El desalojo se encuentra en un proceso judicial pendiente de resolución, y en la actualidad paralizado por la situación excepcional de la crisis sanitaria y económica, como todos los desalojos. Aún así, la entidad bancaria ha infringido el proceso judicial, actuando por su parte. Sabemos que ​no es un caso aislado, ha habido varios intentos de desalojo durante la cuarentena, en un momento de vulnerabilidad social se vuelve a demostrar que para ellos es más importante sus beneficios que nuestras vidas​.

Ante estos hechos, d​esde Corriente Roja queremos denunciar el papel del gobierno, la banca y la patronal que aprovechan una situación de crisis extrema para salvaguardar sus intereses a expensas de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras, l@s estudiantes, a costa de una brutalidad de muertes por falta de material y personal sanitario. Y en este caso, a expensas de cualquier iniciativa y centro de organización popular como es el CSA La Obrera.

Queremos dar todo nuestro apoyo a l@s compañeras/os y reivindicar la necesidad de defender espacios populares de los y por los barrios como es el CSA La Obrera. ¡No es casualidad que el intento de desalojo haya sido parado por unas vecinas! ¡Los vecinos y vecinas quieren que el centro popular se quede! Por eso, desde Corriente Roja creemos que aunque la situación actual de confinamiento no permita movilizaciones, no tiene que suponer estar callad@s. Ahora más que nunca, ​es imprescindible denunciar los ataques que nos imponen el gobierno, la banca y la patronal a los sectores más explotad@s y oprimid@s, e ir construyendo y organizando una respuesta revolucionaria para exigir que ¡Esta crisis no la paguemos los de siempre!