La “vieja política”, la que representan partidos como el PP y el PSOE, entre otros, ha hecho un hábito de las palabras vacías.

Hay anhelos de cambio  en millones de jóvenes y trabajadores/as, pero el cambio no deja de ser un significante vacío, sino se expresa en términos de propuestas y de un programa, que de significado al cambio que proponemos.

Las medidas que a continuación se desarrollan no pretenden ser un programa acabado. Esas medidas responden a dos aspectos fundamentales. El primero, a las necesidades más apremiantes de la clase obrera y de la inmensa mayoría del pueblo. El segundo, son en su mayor parte las reivindicaciones que masivamente hemos puesto en la calle desde el inicio de la crisis, desde las luchas obreras, el 15M, las manifestaciones masivas en Cataluña, las mareas en defensa de la educación y la sanidad pública, las mujeres contra las reaccionarias leyes machistas, etc. El programa responde pues a un intento de sistematización de esas demandas.

El programa no es un conjunto de “sugerencias”, sino un compromiso, un “contrato”, que nos compromete a luchar por él.

Más aún, cuando los resultados electorales les son adversos, apelan a la “responsabilidad política”, a la “responsabilidad institucional”, al “respeto a las leyes”, las mismas leyes que ellos incumplieron o modificaron sin la menor consulta al pueblo. Las mismas leyes que garantizan que una minoría de banqueros, multinacionales y transnacionales preserven sus privilegios.

El compromiso de Ahora en Común es con los trabajadores/as y el pueblo, con sus necesidades y sus demandas y no con las instituciones del régimen ni con las leyes que hay que echar abajo.