Después de semanas de incertidumbre volvemos a las clases. Los centros no disponen de recursos para garantizar medidas de seguridad. El metro y medio de distancia no se cumple, tampoco hay docentes ni clases suficientes para ser 15 alumn@s por aula como recomiendan las autoridades sanitarias. El Ministerio de Educación, junto a las Autonomías de todo el Estado, pretenden afrontar la crisis educativa con medidas baratas e insuficientes: semipresencialidad, barracones, contrataciones de personal escasas… ¿El resultado? En apenas un par de semanas se ha producido el cierre completo de al menos 117 colegios e institutos y de 214 aulas en todo el Estado Español. Se trata de una situación dramática para las familias de clase trabajadora.
Los/as estudiantes más pobres en el centro de la diana
Como siempre, somos l@s estudiantes más humildes quienes pagamos la falta de recursos. Durante los últimos años de recortes se ha vaciado la Educación Pública de docentes, han aumentado los ratios de alumn@s, han cerrado institutos de barrios obreros, … Leyes clasistas como la LOMCE dieron luz verde a que ahora puedan haber hasta 40 alumn@s en una aula, lo cual con o sin Covid es una barbaridad, y establecieron una distribución injusta de los recursos en función de sus resultados académicos: l@s más ric@s sacan mejores notas y por tanto reciben cada vez más subvención, en cambio l@s más pobres cada vez reciben menos. En una situación de pandemia como la que vivimos, esto se traduce en que en los barrios pobres y en la periferia hay cada vez menos institutos y facultades, menos medidas de seguridad, más riesgo de contagio y menos recursos para afrontar un confinamiento o para intentar acabar con la brecha digital.

Para contrarrestar esta situación necesitamos revertir inmediatamente los recortes y destinar una inyección económica extraordinaria para salvar la educación pública. Sin embargo, ni el gobierno central ni los autonómicos se han atrevido a invertir en educación, por lo contrario han priorizado salvar a las grandes empresas. Han tenido los meses de verano para planificar y garantizar las medidas necesarias, pero han decidido abandonar a la comunidad educativa y cargar esta crisis sobre las espaldas de los y las docentes, que se han visto desbordados/as.
¡Tenemos derecho a una educación de calidad que no nos ponga en riesgo!
Para combatir el fracaso escolar y garantizar aulas seguras necesitamos una escuela y una universidad dignas, no una jaula de grillos ni que nos manden a casa cada dos por tres para hacer confinamientos para los que tampoco estamos preparad@s.

Si el gobierno quiere garantizar el derecho a la educación, debe invertir en la construcción de infraestructuras de calidad (los barracones no son una solución válida) y en la contratación de docentes para reducir ratios a 15. Debemos exigirles que garanticen que cada centro disponga de protocolos y profesionales encargados de detectar posibles positivos, con acceso a los tests que sean necesarios para controlar los rebrotes y recursos y formación suficiente para que todos los alumnos y alumnas nos podamos confinar sin perder clase, combatiendo así la brecha digital. Sin olvidar que una educación de calidad y segura también depende de su personal. Debemos exigir el incremento de personal docente, de atención educativa y de servicios necesario para aplicar estas ratios de seguridad que reclamamos manteniendo las especialidades y la atención a la diversidad, hay que garantizar EPI’s para los trabajadores y trabajadoras y que aquellos que sean vulnerables no se incorporen hasta que no lo recomienden las autoridades sanitarias.

Necesitamos recuperar la lucha por un educación 100% pública, de calidad, segura, laica y que respete las lenguas de todos los territorios. Nos va la vida en ello.
Profesor@s y estudiantes: ¡Unid@s adelante!
Ya hemos visto cómo ha empezado el curso. Esta vuelta al cole pone en peligro nuestras vidas y las de nuestros seres queridos. Si no hacemos nada nos espera un año de confinamientos intermitentes, estudio en casa, exámenes y selectividad sin preparación, y lo peor: contagios y muertes. Es urgente organizar y redirigir la indignación de nuestros compañeros/as de clase, de nuestros profesores/as y nuestras madres/padres hacia la lucha. Somos la comunidad educativa (profesor@s, alumn@s, padres, madres, personal administrativo, de limpieza, etc.) la única que, mediante nuestra autoorganización, podemos decidir qué medidas se deben tomar y exigir al Gobierno los recursos necesarios para llevarlas a cabo.

Hasta ahora ha habido algunas respuestas, pero aún insuficientes y fragmentarias. El Sindicato de Estudiantes convocó una huelga estudiantil para los días 14, 15 y 16 coincidiendo con el inicio de curso de enseñanzas medias en la mayoría de CCAA. Compartimos que entrar a las aulas en estas condiciones es poner en riesgo nuestras vidas, sin embargo, sin continuidad, no supondrá más que atrasar 3 días el inicio de curso. Asimismo, se han convocado movilizaciones y huelgas de docentes en muchos puntos del estado, pero tampoco será suficiente con negociar algunas medidas a nivel autonómico.

Debemos tener muy claro qué perseguimos con nuestras movilizaciones: necesitamos una comunidad educativa organizada y dispuesta a boicotear las clases indefinidamente hasta conseguir los recursos necesarios para un curso de calidad y sin riesgo de contagio. Ese es el único camino: la única forma posible de salvar nuestra educación es organizarnos desde nuestros propios centros para decidir en qué movilizaciones participamos y cómo involucramos a todo el estudiantado y personal que los habita. Esto exige que profesor@s, personal no docente y estudiantes nos organicemos de manera conjunta, pues son las vidas de todos nosotros/as y de nuestras familias las que los gobiernos están poniendo en peligro.

Las huelgas no son un fin en sí mismo, si no un medio para conseguir nuestras reivindicaciones. Por eso, llamamos a todos y todas las estudiantes a organizar clase por clase un movimiento estudiantil fuerte, unido, democrático y combativo, capaz de caminar hacia la huelga indefinida. Organizar sentadas en los patios, concentraciones o acudir junt@s a las convocatorias que se están dando. Cualquier método de lucha es bueno si conseguimos arrastrar a la mayoría de nuestras compañeros/as y respetamos las medidas de seguridad.

Ahí es donde todas las organizaciones políticas, sindicatos de estudiantes y de profesor@s, AMPA’s y plataformas por la educación debemos poner todos nuestros esfuerzos. Continuar el camino de organizarnos aula por aula, claustro por claustro y barrio por barrio, pero todos a una. Celebramos las iniciativas unitarias que se han dado en algunos territorios, como el comunicado unitario  de los sindicatos catalanes o la llamada a la movilización del conjunto de organizaciones de la comunidad educativa andaluza. Los/as estudiantes, profesores/as, madres y padres de Corriente Roja nos ponemos al servicio de la lucha por una educación 100% pública de calidad, segura, gratuita laica y que respete las lenguas de todos los territorios.

¡Organicemos Asambleas unitarias en cada centro!

¡Bajada de ratios, medidas de seguridad y contra la brecha digital! ¡Recursos para garantizar materiales, profesorado e infraestructura!

¡Reversión de los recortes e inyección extraordinaria para salvar la Educación Pública! ¡Por un 7% del PIB destinado a Educación! ¡No al pago de la deuda!

¡Educación 100% pública, de calidad, segura, laica y que respete las lenguas de todos los territorios!

Unidad de las luchas en defensa de los Servicios Públicos ¡Por la salud del conjunto de la clase trabajadora!