Macron, tras semanas de movilizaciones y huelgas, retira una parte de la contrareforma (¡hablemos con propiedad de una vez! y no el neolenguaje del capital) de las pensiones, la que aumentaba la edad de la jubilación. Tenía la esperanza de dividir al movimiento obrero en lucha, puesto que la CFDT, la central sindical más a la derecha y que no había apoyado las primeras movilizaciones, se descolgara de la lucha.

Las asambleas han decidido mantener la movilización hasta que no se retire TODA LA CONTRAREFORMA. La CFDT queda así en el aire, o se enfrenta a una clase obrera en movilización, o se pliega al gobierno…

En el Estado Español, después varios meses de gobierno interino, el nuevo ejecutivo toma como primera medida «estrella» la subida de las pensiones un 0’9%. ¿Qué pretenden, hacer como Macron, dar un caramelo a ver si el movimiento de pensionistas se divide, y algunos lo ven como que ya estamos en el buen camino?

Las reivindicaciones de los pensionistas no eran para los pensionistas, sino para el conjunto de la clase obrera; puesto que ellos ya cobran la pensión, las que están en riesgo son las futuras pensiones. Las actuales podrán subirlas el 0.25% como Rajoy o el 0.9% como Sanchez, pero ya se cobran. Las que el nuevo ministro de Seguridad Social quiere privatizar son las de los que hoy están en activo, trabajando.

Por ello, el cinismo de esos lacayos del capital y sus gobiernos, que son las cúpulas de CCOO y UGT es más llamativo; mientras saludan como una victoria que el movimiento obrero francés consiga echar para atrás una de las medidas de Macron (la ampliación a 64 años la edad de jubilación), ellos firmaron con Zapatero los 67. No contentos con ese cinismo (es difícil encontrar una palabra para definirlos sin ser escatológico), quieren romper la huelga general del 30 de enero en Euskadi y Navarra en defensa de unas pensiones dignas, de un salario mínimo digno, y del trabajo, ahora que aumentan los EREs.

No Sr. Sánchez y gobierno «progresista», no intenten darle un caramelo a los y las pensionistas; su lucha, a pesar de los xxxxx (aquí que cada quien ponga el insulto que quiera) de las cúpulas de CCOO y UGT, sus reivindicaciones hacen al conjunto de la clase obrera, son, sin pretender ser exhaustivos:

1.- Pensión mínima de 1080 euros
2.- Derogación de las reformas de Zapatero (2011) y Rajoy (2013)
3.- Blindaje constitucional del carácter público de las pensiones.

Esto no se frena con el método Macron, con medidas parciales para dividir, sino yendo al fondo del problema: los bancos, las aseguradoras y demás instituciones financieras junto con sus servidores los xxxxxx de las cúpulas de CCOO y UGT, que venden fondos privados de pensiones, quieren hacerse con las pensiones publicas de los trabajadores / as que hoy están en activo; es mucho dinero del ahorro de los trabajadores y trabajadoras en juego (700 mil millones en los próximos años en la Unión Europea), como para dejarlo en manos del Estado.

Al revés del Estado Español, en Francia sí entendieron que la lucha es PRINCIPALMENTE de la clase obrera en activo, y fueron los ferroviarios, los trabajadores de las refinerias y el conjunto de la clase obrera los que salieron a la lucha como los verdaderos afectados por la contrareforma. Aquí, fruto del desclasamiento de la sociedad española y la política de los xxxxx de las cúpulas sindicales de CCOO y UGT, se presentó la lucha por las pensiones como un problema de los y las pensionistas; como algo ajeno a los intereses de la clase obrera…. ¡Y así nos va!

Como decía una compañera que marchaba a Madrid en la convocatoria de la COESPE, «estoy aquí no por mi, por mis hijos y mis nietos»; y surge la pregunta, ¿dónde están sus hijos, trabajando mientras ella lucha? En Francia justo al revés, eran los hijos y las hijas las que estaban luchando con el apoyo, necesario, de los y las pensionistas.

Esta es la importancia de fondo de la huelga del 30 en el Pais Vasco y Navarra, pone la lucha en defensa de las pensiones públicas en manos de los verdaderos agredidos y agredidas, la clase obrera en activo; la que todavía está en las fábricas y centros de trabajo, de la juventud a la que le reservan un negro futuro si no lo cambiamos.

Macron enfrenta a la clase obrera francesa y tiene que retroceder en un punto importante, que afecta a los futuros jubilados / as, la ampliación de la edad de jubilación; aquí, el caramelo va a los ya jubilados con la subida de las pensiones, mientras los que se van a quedar sin jubilación siguen como meros espectadores. En los dos casos, el problema es el mismo, el ataque desde la Unión Europea y sus gobiernos al derecho de los trabajadores y las trabajadoras a una jubilación digna; enfrentarlo separados es otra forma de dividir frente a la posición común de la UE.

https://www.youtube.com/watch?v=WrxEyV_jDb0