Desde inicio del curso escolar Vox ha puesto sobre el tablero el debate sobre el pin parental. No contentos con tergiversar las cifras de asesinatos y violaciones a mujeres o a las agresiones al colectivo LGTBI, ahora quieren imponer su modelo machista, racista y LGTBIfóbico en la educación pública. 

El pin parental ya se está aplicando en Murcia, y amenazan con hacerlo en Andalucía, donde se recoge en el punto 19 del Acuerdo que Vox firmó con PP para darle el apoyo a la investidura. Para los y las que llevamos años luchando por una educación pública en valores de igualdad y diversidad, esto supone una agresión brutal a nuestros derechos,

Con el pin parental se garantiza la “libertad de los padres” para dar permiso a los y las jóvenes a asistir (o no) a aquellas actividades que la derecha neofranquista considera moralmente controvertidas. Nosotros/as decimos alto y claro que la educación pública no puede darle manga ancha a la extrema derecha para vetar nuestro derecho a una educación pública, de calidad, igualitaria y en valores de igualdad. 

El Gobierno del PSOE-UP ya ha anunciado que recurrirá ante los tribunales la decisión del Ejecutivo de Murcia de implantar el pin parental porque “vulnera el derecho de los niños/as a la educación”. Pero de una justicia machista que nunca rompió sus vínculos con la herencia franquista y que deja en libertad a violadores y maltratadores no nos podemos fiar. El nuevo gobierno debe frenar desde ya y sin titubeos la aplicación del pin parental en Murcia y en todos aquellos territorios donde se esté discutiendo su aplicación. 

¡No podemos conformarnos con rechazar el pin parental! ¡Necesitamos más!

La ultraderecha pretende, a base de polarizar el debate con sus propuestas reaccionarias, esconder que el adoctrinamiento que SÍ existe en las escuelas y que ellos promueven, se se sustenta con fondos públicos (concretamente, con 700 millones de euros anuales) y es el de la moral machista y opresora de la iglesia católica.  El Pin parental no es más que el intento del PP y Vox de exportar a los centros públicos el modelo represivo de la escuela concertada. 

Frente a su intento de privarnos de la (insuficiente) educación sexual que tenemos, las y los jóvenes tenemos que exigirle al gobierno que garantice recursos reales para que se pueda combatir la violencia machista en los centros públicos, empezando por la implantación dentro del currículum escolar de una asignatura de educación sexual y en valores de igualdad, que respete todas las orientaciones sexuales e identidades de género. 

Es por todo ello que la lucha contra el Pin no puede parar hasta sacar a la iglesia católica de nuestras aulas,  devolver los fondos públicos para una educación 100% pública, laica y en igualdad, que dote de recursos para combatir el machismo dentro y fuera de los centros educativos.

¡El próximo 6 y 8 de marzo salimos a la calle contra el pin parental y contra las agresiones de la ultraderecha!

Ante esta situación no podemos quedarnos callados/as y debemos salir masivamente a las calles contra el pin parental. Las y los estudiantes, codo a codo con la comunidad educativa, debemos hacer oír nuestra voz porque corremos el peligro de que, lo que hoy se está aplicando en Murcia y discutiendo en Madrid y Andalucía, mañana se extienda a todo el Estado Español. 

El próximo 6 de marzo, está convocada por el Sindicato de Estudiantes una huelga estudiantil contra el Pin parental. Desde Corriente Roja pensamos que es una buena oportunidad para retomar la lucha por los derechos de las mujeres y, por ello, llamamos a discutir la convocatoria en cada centro educativo. Debemos discutir los motivos de la convocatoria clase a clase, junto a nuestras compañeras y compañeros, y votar en asambleas si la secundamos.

Nuestra opinión es que sobran razones para hacer del 6 y el 8 de marzo una gran jornada de lucha por los derechos de las mujeres, las jóvenes, las migrantes y las LGBTIs y contra la imposición machista en nuestras aulas. 

¡Fuera el pin parental de la educación pública!

¡Fuera religión católica de nuestras aulas!

¡Educación afectivo-sexual y en valores de igualdad y diversidad, obligatoria en el currículo escolar en todos los niveles educativos!