El pasado mes de enero la ministra de Trabajo Yolanda Díaz junto a los sindicatos CCOO y UGT, pactaron una subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) del 5% para el 2024. Esta subida implica ampliar el SMI en 54€, o lo que es lo mismo, 1.134€ brutos en 14 pagas.

Por: Corriente Roja

Como viene siendo habitual la patronal sigue negándose a subidas salariales y a cualquier tipo de mejora para la clase obrera. Pero esta subida es otra medida cosmética del autodenominado Gobierno “más progresista de la Historia” (segunda versión).

¿Por qué a Corriente Roja nos parece una medida cosmética?

Porque si el salario base de cualquier trabajador/a y la suma de sus complementos iguala o supera los 1.134€, esta subida no se aplica. Se calcula que esta medida afectará a 2,3 millones de trabajadores/as que representan menos del 13% de la clase obrera, de los cuales una parte considerable tendrán menores subidas por estar contratados a tiempo parcial (incluyendo fijos-discontinuos), ya que la subida será proporcional a las horas que estén contratados.

Una subida que no cubre las necesidades de la clase obrera

A pesar de que la subida del SMI es del 5%, nos parece una medida insuficiente debido a la continua alza de los precios que llevamos acumulado en estos dos últimos años. Aunque el IPC acumulado del 2023 cerró oficialmente en el 3,1%, esta subida no refleja lo que subieron la cesta de la compra y los productos básicos. El IPC de los alimentos fue del 7,3%; pero este dato es relativo ya que de las 199 subclases de productos que analiza el IPC de los alimentos, 162 han incrementado sus precios entre diciembre de 2023 y el mismo mes de 2022, 32 los han bajado y cinco se han mantenido igual. El producto que más ha incrementado su precio es el aceite de oliva (+54,6%), acumulando desde enero de 2021 un alza del 165,5%.

Por los mismos motivos también es insuficiente la subida del 3,8% para las pensiones contributivas, mientras que las pensiones mínimas, las no contributivas y el Ingreso Mínimo Vital, continúan siendo una miseria con la que no alcanza para tener una vida digna. Más de 6 millones de pensionistas, integrantes de la clase obrera, perciben pensiones por debajo del SMI. Igualmente, el subsidio para los desempleados de más de 52 años que está sujeto al IPREM, ha quedado congelado en los paupérrimos 480 euros que recibían en 2023.

Para quienes trabajamos, las subidas salariales que se firman, no están siendo acordes con el alza de precios de la cesta de la compra. La media de incremento salarial en los convenios firmados en 2023 fue del 3,46%, lo que tiene mucho que ver con la firma del Vº Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), entre la patronal y las burocracias sindicales de CCOO y UGT, que busca apuntalar la “paz social” y profundizar los ataques a los/as trabajadores/as mediante salarios por debajo del IPC, contratos cada vez más precarios, y el endurecimiento de las bajas laborales.

La pérdida de poder adquisitivo con los cálculos de IPC que publica el Gobierno y contando con la media de subidas salariales, acumula en estos últimos tres años el 7,59%. Esto es sin utilizar para el cálculo el IPC que realmente afecta a las los/as trabajadores/as, que es el IPC de la cesta de la compra, por lo que la pérdida de poder adquisitivo real es mucho mayor.

Medidas que no sacan las castañas del fuego a la clase obrera

El Gobierno “más progresista de la Historia” no va a solucionar los problemas de los/as trabajadores/as con medidas tan insuficientes como esta subida del SMI. Es más, es un Gobierno de recortes para la clase trabajadora, como lo demuestra su Reforma Laboral, que ha profundizado la precariedad laboral y la parcialidad, potenciando los contratos fijos-discontinuos (y también permitiendo a las ETTs realizar este tipo de contratos). Una Reforma con la que ha aumentado de manera exponencial la contratación parcial. Mientras que a finales de 2021 había 2,45 millones de asalariad@s con jornadas de trabajo parciales, 2023 ha cerrado con 2,58 millones de trabajadores/as en esta situación. Un incremento de casi 123.000 trabajadores/as, algo que afecta también a las pensiones, al afectar al cómputo de la vida laboral. Esta Reforma también ha permitido que aumenten los despidos de una manera alarmante: los que no son echados durante el periodo de prueba lo son mediante despidos disciplinarios, gracias a que a la patronal le sigue saliendo igual de barato despedir que con Rajoy.

Pero la ministra Yolanda Díaz, a pesar de que apuntala la temporalidad y parcialidad de los contratos laborales, y el consecuente efecto en salarios y pensiones, se jacta de plantear como una medida revolucionaria la “reducción de la jornada laboral sin reducción salarial” de 40 a 38,5 horas semanales en 2024, para pasar en 2025 a las 37,5 horas, algo que de hecho ya se aplica en muchos convenios actualmente. ¿En qué beneficiaría esto a los 3,49 millones de personas que no consiguen empleo, a los/as trabajadores/as a tiempo parcial o con contratos temporales involuntarios, cuyos salarios no alcanzan y sobre todo cuando la obligación de las empresas de registrar el tiempo de trabajo que recoge el Estatuto es un fraude y actualmente entre el 43 y el 50% de las horas extra NO SE PAGAN?

¿Cuál es la salida?

La clase trabajadora no tiene por qué pagar la inflación a su costa. El Salario Mínimo Interprofesional (SMI), en este marco de precariedad, está muy lejos de hacer honor a su nombre y ser el mínimo que cualquier trabajador/a recibe y, más lejos aún, de cubrir las necesidades más básicas. Hacemos nuestra la exigencia del sindicalismo de clase y combativo para que el SMI sea fijado ya en 1.700 euros brutos/mes (1.350€ netos).

Los trabajos feminizados precarios con salarios ínfimos, las subcontratas y ETTs y el trabajo de “becarios” y “voluntarios”, son procedimientos que encubren la sobreexplotación y el trato discriminatorio. También las dobles escalas salariales, que no afectan únicamente a la juventud, sino también a miles de trabajadores/as que han sido despedidos/as y que, al incorporarse al mercado laboral a edades avanzadas, son discriminados/as por esto. La lucha por un salario digno y contra la desigualdad tiene en la defensa de “A igual trabajo, igual salario”, una bandera de toda la clase obrera. Exigimos medidas efectivas para aplicar este principio, sancionando severamente su incumplimiento y también protocolos de actuación contra la discriminación de género o por orientación sexual.

La lucha por salarios dignos exige imponer por Ley, frente a la inflación, la escala móvil de salarios, con revisión automática acorde con el IPC. También exige terminar con la contratación a tiempo parcial, con la subcontratación y con las ETTs, derogar las Reformas Laborales de 2010 (Zapatero), 2012 (Rajoy) y 2021 (Sánchez-Díaz) y realizar un profundo cambio del modelo productivo en el Estado español, que hoy se basa en el sector servicios, poniendo rumbo a un sistema económico organizado en función de las necesidades sociales y que no esté al servicio de los beneficios de un puñado de capitalistas.

Para llevar a cabo estas tareas, la clase obrera no puede ser furgón de cola de ninguno de los dos bloques burgueses. Ni del reaccionario, capitaneado por VOX y por los sectores más ultras del PP liderados por Ayuso, que quieren imponer los recortes a golpe de motosierra y aplicar políticas que atentan contra la mujer, el colectivo LGTBI y los/a trabajadores/as inmigrantes. Ni tampoco del “progresista”, que encabezan PSOE y SUMAR, que se sirven del diálogo social y de su íntima relación con CCOO y UGT para tener a los/as trabajadores/as maniatados/as y poder así garantizar la “paz social” que les sirve para continuar aplicando los recortes sociales y laborales.

Corriente Roja consideramos que hoy es más urgente que nunca construir el único bloque que está faltando, el bloque de la clase obrera, como única manera para poder articular una lucha continuada que sea capaz de combatir todos los ataques de la patronal y sus gobiernos, y que tenga el objetivo de conquistar unas condiciones de vida dignas para el conjunto de los/as trabajadores/as.

  • Derogación de las Reformas Laborales 2010, 2012 y 2021
  • Subidas de salarios para no perder poder adquisitivo
  • Por el reparto del trabajo: por la reducción de la jornada laboral sin pérdida de salario