El Gobierno Rajoy salió muy enojado con la no aprobación del “decreto de la estiba” y “amenaza” con convocar nuevas elecciones si no logra el apoyo parlamentario a los Presupuestos Generales del Estado.

Editorial Página Roja 41

“Hay que cumplir con Bruselas el objetivo de déficit acordado, sí o sí”, afirmaban algunos miembros del Gobierno en la Comisión Europea. “El Gobierno español está siendo rotundo: o logra que en Las Cortes se apruebe el Presupuesto para 2017 o convocará elecciones”, aseguraba un alto cargo de la UE en la prensa.

Son minoría parlamentaria y mucho más minoría social, ya que cuentan con un creciente y mayoritario rechazo, pero su servilismo con la UE no tiene límites. Duros con los trabajadores y los pobres y serviles como lacayos con la Unión Europea, esa de los banqueros y las multinacionales.

Lo que sorprende es cómo puede ser que unas elecciones anticipadas sean una “amenaza”.

Hace ahora 100 años, cuando la revolución estallaba en febrero en Rusia, los aturdidos gobiernos europeos, temerosos de que tras la caída del Zar los acontecimientos revolucionarios sacaran a Rusia de la guerra, recibían en Londres al Ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno provisional ruso, Miliukov. Tenían ante si a una de las principales figuras de la oposición al Zar. Pero Miliukov les dejó el mensaje de presentación más tranquilizador posible: él “representaba a la Oposición de Su Majestad, no a la Oposición a Su Majestad”.

Rajoy sabe que quien tiene enfrente en la Carrera de San Jerónimo son la oposición del régimen, no la oposición al régimen.

Sabe que la debilidad de su gobierno se puede superar con el apoyo de una ley electoral antidemocrática, hecha como traje a medida del régimen heredado del franquismo. Y sabe que sus opositores ni van a llevar la oposición fuera de esas reglas del juego, ni en sus propósitos está poner en peligro la dependencia vergonzante de la Unión Europea.

Harán alharacas, gestos y postureo, pero dentro “de un orden”. Con semejante “oposición” se puede permitir el lujo hasta de amenazar con un recurso, que en teoría se presume democrático, las elecciones, pero sabedores de que no lo es.

Y la “oposición” se debate así, sollozando por un pacto social, de esos que pagamos los de abajo siempre, por mantener pactos infames como los de Toledo que fueron la primera piedra de la liquidación de las pensiones públicas o hasta sacando músculo ante los estibadores porque “han logrado derrotar” el decreto de la estiba. Echaron atrás el decreto del Gobierno, eso sí, a cambio de convencer a los “estibadores” de que desconvocaran todas las huelgas y negocien, aceptando la “madre del cordero”, la reforma estructural (de liberalización) que plantea la Unión Europea.

Una aparente “victoria táctica”, que de no mediar la acción resuelta de la lucha de los estibadores, acabará siendo una “derrota estratégica”. La experiencia minera y toda la reconversión industrial ya dejaron trágica muestra de las políticas de estos “opositores”, tan sumisos como el Gobierno a los dictados de la Unión Europea.

El único camino que puede doblar el brazo del Gobierno y la Unión Europea, es decirles aquello tan conocido, ¡¡en la calle os esperamos!!

Las movilizaciones de las Marchas de la Dignidad, las manifestaciones multitudinarias del 8 de marzo, la huelga de la educación, a eso es a lo que de verdad temen, porque no somos los opositores del régimen, sino al régimen y a este sistema. Le tienen miedo porque de la generalización de esas luchas es de donde pueden surgir otras instituciones, la de los propios trabajadores/as y el pueblo.

Las Marchas de la Dignidad han convocado una Marcha Estatal a Madrid el 27 de Mayo, por pan, trabajo, techo e igualdad. Preparar esa Marcha desde cada empresa, centro de estudios y barrio, desde cada lucha, la de los pensionistas, estibadores, mujeres, los/as estudiantes… desde las manifestaciones obreras del 1º de Mayo, es la tarea del momento. Ese es el único camino para construir una verdadera oposición a este Gobierno, una oposición obrera y democrática que plante cara a Rajoy y a la Unión Europea.

No les vamos a dar un día de tregua y si quiere convocar elecciones: haga Sr. Rajoy lo que quiera, nosotros/as con las Marchas, le esperamos en la calle, a usted y al que venga.