El gobierno de Pedro Sánchez declaró su “apoyo a Ucrania” y el “envío de armas”. Semejantes declaraciones contaron con el apoyo de sectores de la derecha y la reacción indignada de Podemos, Izquierda Unida y otros sectores, donde proliferan los amigos confesos e inconfesos de Putin, que en nombre del “pacifismo” le negaron y le niegan al pueblo ucraniano el derecho a defenderse.

Más recientemente,  la Ministra Margarita Robles reafirmaba un «apoyo bilateral total» al país que ha invadido Rusia para, a renglón seguido, sumarse corriendo a defender el aumento del gasto militar que la actual guerra “muestra necesario”.

Pero tras más de 100 días de guerra, el gobierno con su “ayuda militar a Ucrania” recuerda a esas señoronas y señorones  del barrio de Salamanca que invierten fortunas en “vestir a la última”, que no escatiman gastos en  bolsos de  “Louis Vuitton”, vestidos de “Hermés” o gafas de “Dolce & Gabbana”  pero, ¡eso sí!, no dejan de donar las prendas usadas o “pasadas de moda” a sus criadas, cuando no las donan a las “Hermanitas de la caridad”.  Toda una demostración de caridad cristiana que “justifica” seguir con sus insultantes derroches y con su desvergüenza en el mentir.

¿En qué se ha traducido el apoyo “bilateral total” a Ucrania?

A comienzos del mes de marzo Pedro Sánchez, anunció que se había enviado «material ofensivo» a Ucrania. En este material del primer cargamento militar se enviaron 700.000 cajas de munición, 1.370 lanzagranadas Instalaza C-90 y más de 1.000 ametralladoras Ameli.  Las primeras armas, las más modernas, las C-90, es un arma de un solo disparo, es decir una vez disparado el proyectil  el arma queda inutilizada. Según algunas fuentes, el ejército ucraniano venía en esas fechas disparando 35.000 proyectiles de similar tipo cada dos días. Así pues,  anótese en el apoyo «bilateral total» esa cantidad de misiles que sirve para escasas 2 horas de guerra. 

El otro material enviado fueron las Ameli, unas ametralladoras ligeras fabricadas en la E.N. Bazán que en teoría  tienen un alcance regulable que puede llegar hasta 800 o 1.000 metros y hace 900 disparos al minuto. Sin embargo su funcionalidad es tan mala que desde hace ya 10 años fueron retiradas del ejército de tierra el último que las usaba. “No disparaban muy bien a ráfagas, se encasquillaban y se calentaban”, fueron las razones de los especialistas militares para retirarlas del ejército. Este primer envío de armas a Ucrania  mereció el siguiente comentario en las redes militares: Pensaba que íbamos con Ucrania, al ver que enviamos las Ameli, sé que vamos con Rusia[1]

Cerca de dos meses más tarde, a finales del mes de abril, se produjo un segundo envío con 200 toneladas de cargamento bélico en 30 camiones y una decena de vehículos ligeros, que se enviaron en el buque logístico Ysabel. Ese cargamento fue el anunciado por Pedro Sánchez en su visita a Zelenski, publicitado como la mayor contribución del país desde que empezó la guerra…el doble de lo que el Gobierno había transferido a Ucrania hasta ese momento”.

Cuando los militares ucranianos recogieron la ayuda en la frontera polaca, comprobaron que la ayuda militar española “se limitó a entregar tres cosas: 400 unidades de munición de artillería de 155 mm, seis millones de cartuchos de calibre pequeño del tipo 7,62 y cajas con vestimenta militar, con la sorpresa de la presencia de botas militares para el invierno.[2] Tanto los camiones como los vehículos ligeros regresaron vacíos al puerto polaco de Gdansk para reembarcar en el buque Ysabel de vuelta a España. Ahí quedaba la “mayor contribución del país desde que empezó la guerra, incluyendo las botas de invierno… para el verano ucraniano.

Hace apenas unos días se hacía pública la intención del gobierno de enviar una tercera remesa de ayuda militar a Ucrania, esta vez de tanques, los célebres carros de combate Leopard.  La noticia no era menor pues de ser así, España se convertiría en el primer país en enviar material militar ofensivo. Concretamente se habló de entre 40 y 53 carros de combate Leopard 2 A4. Los Leopard son carros de combate alemanes que fueron perfeccionándose desde los años 60. El modelo que se enviaría a Ucrania (el Leopard 2A4) llegó a España en 1998 producto de una colaboración entre España y Alemania. Los tanques fueron adquiridos primero en régimen de alquiler  y finalmente adquiridos en propiedad en 2005 por 15 millones de euros.  A día de hoy este envío no está aún autorizado y depende, entre otras, del beneplácito de Alemania que tiene la patente de estos carros y sin cuya autorización no se pueden mandar. Pero aún y así, de autorizarse su envío, estamos hablando de carros de combate que llevan desde el 2008 almacenados por el Ejército de Tierra inutilizados en una base militar de Zaragoza al borde de la obsolescencia.

Quizás el mejor resumen de este nuevo envío de “ayuda militar” lo haya hecho el diario El Periódico con un titular inequívocoLos tanques Leopard que podría donar España a Ucrania no los quiso Perú a precio de saldo”[3]

Los gastos militares y la guerra de Ucrania 

El gasto militar real de los Presupuestos Generales del Estado para 2022 aprobados por el Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos asciende a 22.796 millones de euros, un 124% más de lo que asigna el Ministerio de Defensa (10.155 millones), lo que supone un nuevo récord histórico y un crecimiento del 5,75% respecto al año anterior (Informe 2022 de Aipaz).[4]

Según el informe citado, este incremento se explica en parte por el aumento del 16,2% en las inversiones en armamentos, que alcanzan los 4.581,5 millones, lo que supone el 21,38% del total de las inversiones estatales o lo que es lo mismo, que 1 de cada 5 euros que invierte la Administración central tienen una finalidad militar. Así pues, el gasto militar asciende  hasta los 62 millones de euros diarios, lo que supone unos 479 euros por habitante.

Aún y así, el pasado 8 de junio el Ministerio de Defensa  solicitaba  un aumento de 3.000 millones de euros en su presupuesto para  «hacer frente a los compromisos de España con el refuerzo de la defensa aliada ante la cumbre que la OTAN celebrará en Madrid los próximos días 29 y 30, según fuentes gubernamentales» . (El País, 8/06/22). Según este mismo diario, «El Ejecutivo español ya ha comunicado a la Alianza Atlántica su plan para duplicar el gasto militar antes de que termine esta década (pasando del 1,03% al 2% del PIB). Un crédito extraordinario serviría para evidenciar con hechos y no solo con palabras» (idem).

El llamado Rastreador de soporte de Ucrania[5]que el IfW Kiel emite, es tomado como referencia de la Comisión Europea para acompañar las contribuciones de los Estados miembros a Ucrania. En su último informe (10 de mayo),  se cuantifica en cuatro millones de euros la ayuda bilateral militar que España ha entregado al Gobierno ucraniano.

El gobierno pues destina a la «ayuda militar» a Ucrania el equivalente al 0,017% de sus gastos militares. A cambio le envía la chatarra retirada y prepara mas chatarra para mandar.  

Ampararse en la «ayuda militar» a Ucrania como justificación social del repunte armamentista solo demuestra la falsedad y el cinismo de este gobierno y de toda la OTAN. Pero oponerse al envío de armas a Ucrania, a su derecho a defenderse, en nombre de «combatir el armamentismo» no queda lejos de esa falsedad y cinismo y sin embargo contribuye de manera decisiva a la desmovilización social en defensa de Ucrania y a la defensa, confesa o inconfesa, de Putin y su miserable invasión.


[1] Estupor entre militares por las armas enviadas a Ucrania: “Las Ameli se retiraron del Ejército porque fallaban” (elconfidencialdigital.com)

[2] El Gobierno paraliza el envío de armas a Ucrania pese al desesperado llamamiento de Zelenski (theobjective.com)

[3] Los tanques Leopard que podría donar España a Ucrania no los quiso Perú a precio de saldo (elperiodico.com)

[4]https://aipaz.org/el-gasto-militar-real-del-estado-espanol-para-2022/#:~:text=El%20gasto%20militar%20real%20de,un%20crecimiento%20del%205%2C75%25

[5] https://www.IfW-Kiel.de/ El último informe data del 10 de mayo y el próximo está anunciado para el 16 de junio.