Entramos en 2024 y en la cuesta de enero tras la efímera ilusión de “Felicidad, Paz y Amor” que cada año nos venden en Navidad. Y lo hacemos de la mano de un nuevo gobierno “progresista”, que si bien fue investido con una mayoría parlamentaria holgada, se encuentra en un difícil equilibrio institucional y con mucha menos capacidad legislativa debido a la mayoría absoluta del PP en el Senado.

Este gobierno se encuentra en la disyuntiva de aplicar el plan de ajuste que viene de Europa, al tiempo que atiende las demandas de sus socios de gobierno y cumple con las promesas sociales que ha hecho.

Unas promesas sociales (de las que hablaremos más en profundidad en las páginas centrales) que si bien son migajas muy por debajo de lo que necesitamos, están amenazadas por los parámetros fiscales de la UE que funcionaban antes de la pandemia y que se han reactivado en 2024: límite de 3% de déficit (este año cerremos en el 3,9%) y una deuda que no debe sobrepasar el 60% del PIB (hoy sobrepasa el 113% del PIB).

De hecho, la UE ya ha amenazado con abrir un procedimiento a España por déficit excesivo tan pronto como en primavera de 2024. Todo esto mientras sigue la carrera armamentística y la exigencia de la OTAN de aumentar el presupuesto militar hasta el 2% del PIB, para lo que la UE contempla una excepción de gasto en la nueva normativa sancionadora que entrará en vigor en 2025 (pero que deja intactos los límites de déficit y deuda).

El ”progresismo” en el que se sitúa el nuevo gobierno de coalición de Sánchez y Sumar, constituido ya como el ala izquierda del régimen monárquico tras la expulsión de Podemos, no es más que la expresión del sector de la burguesía nacional que teme al choque directo con el movimiento obrero y popular, por lo que aboga por la “paz social y el diálogo” valiéndose de la burocracia sindical y todo el espectro de la izquierda parlamentaria.

Mientras, la ultraderecha campa a sus anchas y gana influencia en los barrios obreros con su demagogia social ante el continuo empeoramiento de nuestras condiciones de vida y, sobre todo, ante la impotencia que generan las políticas “progresistas”, que en nada resuelven esta situación.

En aparente contraposición al gobierno “progresista” nos encontramos a un PP cada vez más “ayusificado” (no sin contar con el impulso inicial de VOX). Ellos representan a los sectores burgueses que están por el “fin de las medias tintas”, por soluciones autoritarias y medidas ultraliberales de choque. Como comprobamos con Trump, Bolsonaro y ahora Milei en Argentina, esta dinámica de choques entre bloques burgueses reaccionarios y “progresistas” es un fenómeno mundial producto de la crisis del orden capitalista.

Pero la polarización en el seno de la burguesía no impide que en ciertos temas “de Estado”, estas facciones se sigan poniendo de acuerdo. En el caso del PSOE/Sumar y PP, y aunque Sánchez se queje de que lo insulten, todos cierran filas en su defensa cerrada de la Constitución y la Corona (como se encargó de dejarnos claro el rey Felipe VI en su discurso de navidad) y de los intereses de la burguesía imperialista a la que representan y que forma parte del entramado de estados imperialistas de la UE.

Es por eso que queremos empezar el año igual que lo terminamos. Explicando que en esa polarización, lo que falta es un campo propio de la clase trabajadora, con su programa y sus banderas. Un campo de clase que no se diluya ni se someta el “campo progresista”, que combata de frente al campo reaccionario sin olvidar nunca que “gobierne quien gobierne, los derechos se defienden”. Sólo la clase trabajadora organizada será capaz de hacer frente a la extrema derecha y cambiar las reglas del juego para que su crisis la paguen los capitalistas.

Acabas de leer el Editorial del Página Roja de enero de 2024. Para hacerte con un número, contacta con cualquier militante, o escríbenos por redes sociales o a info@corrienteroja.net. A continuación compartimos los artículos que encontrarás en esta edición del Página Roja:

  • Editorial
  • El gobierno PSOE-SUMAR ante el genocidio del pueblo palestino
  • Un nuevo ejecutivo “progresista” que seguirá gobernando para los ricos
  • Podemos o el moderno Ícaro