El pacifismo contra los ucranianos que fortalece a Putin y a los imperialistas europeos y norteamericanos

La distinción entre las naciones opresoras y oprimidas es la primera línea divisoria planteada por Lenin para fijar la política de los revolucionarios, por eso no nos causa sorpresa que el partido reformista alemán Die Linke desarrolle una campaña en Alemania con las consignas “No a la guerra” y “no al envío de tanques a Ucrania”. Se asoma a esta campaña “Unidas Podemos” en el Estado Español. De estas organizaciones no se podría esperar nada distinto, pues se trata de organizaciones reformistas en países imperialistas, son la pata izquierda de su proprio imperialismo. Pero lo que llama la atención es que hayan embarcado en esta campaña organizaciones de la Fracción Trotskista (FT), específicamente sus grupos en el Estado español y en Alemania. ¿En qué medida se puede ser neutrales en este conflicto sin tirar por la borda la línea divisoria trazada por Lenin, y mantenida por Trotsky, que desde entonces es una guía para el programa de los revolucionarios en cuanto de una guerra de agresión nacional se trata? Esta nota estará dedicada fundamentalmente a este debate.

“¡Ni un solo tanque a Ucrania!”[1], que bien pudo haber sido pronunciado por Vladimir Putin, es también la consigna de organizaciones que se reclaman del marxismo revolucionario, bajo el argumento de que estamos ante una “guerra reaccionaria” y, por lo tanto, están en contra de la exigencia de armas para la resistencia ucraniana. Engloban su posición en las consignas “¡No a la Guerra!” y por el fortalecimiento de un “movimiento antiguerra”.

Ante tales “fundamentos”, el grupo alemán de la FT exige que los sindicatos convoquen una huelga general, no para demandar más apoyo a la casi desarmada Ucrania, la nación agredida, sino por el “fin de la guerra y de todas las acciones hostiles, como ventas de armas y sanciones”[2]. No es difícil imaginarse a Putin aplaudiendo en el Kremlin una propuesta de ese tipo.

Campaña de la FT en el Estado español

Más allá de que, retóricamente, la FT plantee la conocida fórmula del “ni ni” (ni Putin ni OTAN, escriben), algo que puede parecer una ubicación “independiente”, en la práctica, favorece el bando militar conquistador, es decir, el de Putin. Además, esta supuesta “neutralidad” frente a una guerra de liberación nacional contra la invasión de una potencia opresora también impide desenmascarar el rol real en la guerra de la OTAN en la UE, es decir, la denuncia consecuente de los imperialismos europeos y estadounidenses, ya que estos no buscan ayudar al pueblo ucraniano sino usar la guerra para sus propios fines: el debilitamiento de Rusia, ya que que el envío de armas a Ucrania tan solo tiene relación con el aumento de los presupuestos militares en la propaganda cínica y hipócrita de los imperialismos europeos y estadounidense.  Para poder desenmascarar los objetivos reales de la política del imperialismo occidental y su ayuda militar insuficiente, para explicar los motivos del regateo y dilaciones en enviar armamento pesado, es preciso estar ubicado en el campo de la resistencia ucraniana.

El meollo del problema está, nuevamente, en la definición de la naturaleza de la guerra. Para la FT, esta es una “guerra reaccionaria”, pero, para los trabajadores ucranianos, se trata de derrotar militarmente las tropas de ocupación rusas. Nosotros estamos junto a los trabajadores y el pueblo ucraniano por la derrota militar de los ocupantes, a la vez que alertamos de los intereses de los imperialistas europeos y estadounidense. Solamente su independencia política puede sobrepasar los límites impuestos por la dirección burguesa semicolonial de Zelensky.

El carácter de la guerra

La guerra en Ucrania se da en un contexto indiscutible de un auge de las rivalidades imperialistas y de crisis del orden mundial. Pero este marco de rivalidad creciente entre la potencia militar, que es Rusia y la OTAN, no borra que en esta guerra existe un lado opresor y otro oprimido, un lado agresor y otro agredido. No es admisible igualar los intereses y la política del Kremlin, el país opresor, con los de Ucrania, el país oprimido.

Putin puso en marcha una guerra de conquista –en 2014, recordemos, anexó ilegalmente Crimea como respuesta al derrocamiento de Yanukovich, su hombre fuerte en Ucrania–, que puso en entredicho las relaciones de dominación ejercida por el Kremlin hacia Ucrania. Hoy, el régimen de Putin le niega a Ucrania por las armas el derecho a existir. Por parte de Putin, sí estamos delante de una guerra reaccionaria.

Por parte de Ucrania, independientemente del carácter oligárquico y pro-imperialismo occidental del gobierno de Zelenski y de su subordinación a los planes neo-coloniales del FMI y de la UE, la posición cínica y circunstancial de los imperialistas de occidente no releva lo fundamental: estamos delante de una guerra justa por parte de los ucranianos, una guerra de liberación nacional contra un Ejército conquistador, el segundo más poderoso del planeta.

Si no se admite esta diferencia elemental, que resume la naturaleza de la principal contradicción hoy de la guerra, es imposible plantear una ubicación y una política revolucionaria.

Dado que el bando militar ucraniano, dirija quien lo dirija, pelea una “guerra justa”, la posición de los revolucionarios/as debe ser por la victoria militar de Ucrania, la nación oprimida e invadida, sin que esto implique ningún apoyo político a Zelenski y la OTAN, que, a pesar de su retórica, no pretenden una derrota aplastante de Rusia. Dentro de ese bando, nuestra política siempre ha sido la de abogar por la organización independiente del proletariado ucraniano, independiente de Zelenski, la UE y el FMI.

La política del imperialismo europeo y estadounidense, en realidad apunta a propiciar mejores condiciones para una eventual negociación con Putin, si bien hay contradicciones entre Biden, Macron y Scholz. De ahí el envío de dinero, recursos y armas con cuentagotas, siempre por debajo de lo necesario, para que Ucrania gane la guerra. Por eso imponen sanciones blandas y siguen haciendo negocios con Putin. La intención de la OTAN es presionar a Putin, debilitar al máximo la economía rusa y su aparato militar, pero sin acorralarlo, empujándolo a una negociación en la que no está descartada la desmembración de la Ucrania.

Por eso nos oponemos y denunciamos sin medias tintas a la OTAN (que, digámoslo, debe ser disuelta) y su rearme creciente, nos oponemos firmemente a todos los presupuestos militares de Biden, Macron, Sánchez etc, y denunciamos sin tapujos a Zelenski como el hombre de Biden y la UE en Ucrania. Pero ese enfrentamiento político debe hacerse siendo, en todo momento, “los mejores soldados contra Putin”. No se puede desenmascarar a la OTAN ni a Zelenski fuera de las trincheras ucranianas o, como sugiere el “ni ni”, inmóviles en la “tierra de nadie” y en medio del fuego cruzado.

Las cosas por su nombre. Cuando la FT plantea el “no a la guerra”, así, en general, capitula a Putin por la vía estéril del pacifismo. Esto es así, por más que se critique a Putin y eventualmente se reconozca el derecho de la soberanía ucraniana, puesto que, entre otras cosas, la lógica de la guerra como una totalidad “reaccionaria” ignora la principal contradicción de la guerra e iguala ambos bandos, impide la solidaridad y el apoyo a cualquier envío de armas para Ucrania.

Esto último es vital: ¿cómo, en medio de una invasión, los ucranianos podrán defender su soberanía sin las armas adecuadas?

No es necesario ser especialista en asuntos militares para entender que la consigna “ni un solo tanque para Ucrania”, en el contexto de un choque bélico, solo puede contribuir a la derrota del país oprimido y ocupado. Putin, sin dar muchas vueltas, podría suscribir ese planteamiento de la FT.

Una vieja polémica

La política de la FT hoy en la guerra de Ucrania es muy similar a la del Workers Party de Shachtman en la Segunda Guerra Sino-Japonesa iniciada en 1937 cuando Japón invadió China. Al inicio de la guerra, tanto el SWP de James Cannon, sección de la Cuarta Internacional, como el WP de Shachtman, apoyaron a China contra Japón, pero cuando en 1941 EEUU entró en un enfrentamiento armado con Japón, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, y empiezó a mandar ayuda militar a China, Shachtman cambió su política en la guerra, adoptando una posición de neutralidad “ni ni” muy similar a la que defiende hoy la FT en Ucrania.

Shachtman argumentó que con la intervención de EE.UU. en la guerra en 1941 cambiaba automáticamente y cualitativamente el carácter de la guerra, que pasaba de ser una guerra de liberación nacional a ser una guerra interimperialista y que, por lo tanto, los revolucionarios debían dejar de dar cualquier apoyo a las masas chinas y argumentar en su lugar a favor del derrotismo revolucionario de EE.UU. y Japón, y agitar la consigna “contra la guerra” en todos lados.

El SWP polemizó con el WP rescatando la comprensión de Trotsky y la Cuarta Internacional que afirmaba que en la época de la guerra imperialista, e incluso durante una guerra imperialista, las tareas de lucha por la liberación nacional y de lucha contra el fascismo no quedaban negadas por el enfrentamiento imperialista, sino que se combinaban con la lucha contra la guerra imperialista. Haciendo una abstracción sectaria de los hechos de la lucha de clases en aquella época, donde la contradicción entre los imperialismo es siempre, en todos momentos y casi por definición, “omnipotente” Shachtman afirmaba los siguiente

“¿No hay entonces futuro para la lucha de China contra el imperialismo? ¿Es inútil la lucha por la libertad de los países y pueblos coloniales en general, al menos mientras dure la guerra mundial?

Sí, la lucha de las colonias por la libertad es completamente inútil durante la actual guerra mundial si siguen sirviendo a un bando imperialista contra el otro. Ese es hoy el rumbo de la burguesía en todos los países coloniales y semicoloniales, y sus trágicos resultados se multiplican cada día en América Latina, en Europa, en África y sobre todo en Asia. No es el camino hacia la independencia, sino hacia una dependencia más profunda, más agotadora, más innoble del imperialismo, es decir, la esclavitud a él… La Segunda Guerra Mundial, imperialista hasta la médula, es total y omnipotente. En su primera etapa, al menos, era inevitable que atrajera hacia su anillo de hierro a todos los países pequeños, a todos los países aspirantes a neutrales, a todas las guerras nacionales aisladas y a todas las luchas por la libertad nacional. Ahí es donde se encuentran hoy estas luchas: dentro del anillo de hierro de la guerra imperialista.”[3]

Morrisson del SWP contestó a Shachtman restableciendo la tradición marxista frente la lucha de liberación nacional, y opinamos que esta evaluación es muy útil hoy para entender el rol de los revolucionarios en la guerra de Ucrania:

La proposición general de Shachtman es que no es permisible apoyar la lucha de una nación colonial o semicolonial contra una nación imperialista que está involucrada en una guerra con otra nación imperialista, siempre y cuando la nación colonial esté bajo el control de la clase capitalista. Cuando Japón no estaba oficialmente en guerra con Estados Unidos y Gran Bretaña, era correcto apoyar a China, pero pasó a ser incorrecto hacerlo en cuanto comenzaron los combates entre Japón y Estados Unidos y Gran Bretaña. La conclusión de Shachtman constituye un rechazo de la política colonial del marxismo revolucionario, ya que en ningún momento nadie reconocido como autoridad por los marxistas revolucionarios ha afirmado que la política de apoyar a una nación colonial o semicolonial contra un opresor imperialista sólo sea aplicable cuando no hay una guerra imperialista o cuando el opresor imperialista contra el que lucha la nación colonial está en paz con todas las demás naciones imperialistas…. la esencia de la política colonial del marxismo revolucionario es apoyar la lucha de los pueblos coloniales contra un opresor imperialista aunque esté dirigida por la burguesía y sin hacer ninguna excepción durante un período en que se esté librando una guerra imperialista. Shachtman considera que una lucha colonial durante una guerra imperialista es una lucha sin esperanza. A eso sólo podemos dar la respuesta de Lenin a un argumento similar: una lucha sin esperanza sigue siendo una lucha.

El consejo de Shachtman a los pueblos coloniales es el siguiente: no luchéis contra vuestro opresor imperialista mientras esté en guerra con otro opresor imperialista. Los Cuartos Internacionalistas dicen a los pueblos coloniales: seguid el consejo de Lenin y Trotsky, que decían que cuando vuestro opresor imperialista está en guerra con una nación imperialista rival es el mejor momento para rebelarse. El consejo de Lenin y Trotsky a los pueblos coloniales era que aprovecharan las dificultades creadas por la guerra para librarse de las cadenas de la opresión imperialista.”[4]

Esta ubicación del SWP en la Segunda Guerra Sino-Japonesa, que empalmó con la Segunda Guerra Mundial, es aún más relevante y evidente hoy donde ni siquiera existe un enfrentamiento armado directo entre los ejércitos de la OTAN y los de Putin. A partir dicha ubicación política el SWP continuó dando apoyo activo a las masas chinas en guerra con Japón mientras China defendía una posición obrera independiente en la lucha y tanto en China como en los se oponía a los objetivos imperialistas de Roosevelt en la guerra y hacia campaña contra la guerra y los presupuestos de rearme imperialista. Morrison, del SWP, respondió muy elocuentemente a quienes utilizaban la mera existencia de la ayuda material estadounidense para cambiar su orientación política hacia la guerra y dejar de apoyar la lucha china por la liberación nacional:

            «No cabe duda de que después de Pearl Harbor llegó mucha más ayuda a China. Tal vez la toma de la carretera de Birmania por los japoneses haya reducido la cantidad de armamento que llega a China, pero eso no es importante. Asumiremos que la ayuda que llega a China desde los Estados Unidos es mucho mayor ahora que antes de Pearl Harbor. ¿La cantidad de material enviado a China por Estados Unidos cambia el carácter del conflicto chino? Formular esa pregunta basta para demostrar lo absurdo de tal afirmación.

            «Incluso antes de la declaración oficial de guerra, los aviadores estadounidenses luchaban por China. Supongamos que ahora hay muchos más de ellos en China. Eso, por supuesto, es un factor más importante. Pero nadie que sea un marxista realista sostendrá que conseguir ayuda técnica, o incluso ayuda militar a través de oficiales especialmente entrenados cambia el carácter del conflicto chino. Lo importante es: ¿quién, en última instancia, tiene el control de las fuerzas armadas y, por tanto, el control del conflicto?

            «Si los nacionalistas indios hubieran aceptado la oferta de Cripps y hubieran ido a la guerra contra Japón con los ejércitos indios bajo el control del imperialismo británico, India no estaría luchando por su independencia sino por el imperialismo británico. Hasta ahora, nadie en su sano juicio puede decir que no es el gobierno chino quien controla los ejércitos chinos y todos los demás ejércitos de China. Si la situación cambiara y se enviara un número suficiente de tropas estadounidenses a China y tomaran el control de la lucha contra Japón, entonces tendríamos que cambiar de actitud. Pero esto no ha ocurrido«.[5]

            El criterio propuesto por el SWP para evaluar su actitud hacia la ayuda material y la intervención de Estados Unidos en la guerra no era la cantidad o la calidad de la ayuda material (la cantidad de municiones, o si Estados Unidos enviaba armas defensivas u ofensivas, etc.), ni siquiera si solo se enviaban armas y no oficiales y técnicos especiales, sino la relación de fuerzas de clase sobre el terreno: «¿Quién, en última instancia, tiene el control de las fuerzas armadas y, por tanto, el control del conflicto?«. Por eso los revolucionarios de los países imperialistas tienen la tremenda responsabilidad de seguir tan de cerca y con tanta precisión como puedan los hechos sobre el terreno, tratando siempre de establecer contacto directo con el movimiento de resistencia, para evaluar la dinámica de clase en la guerra. Esa política de Trotsky y el SWP en la guerra, donde la tarea de los revolucionarios es intervenir y apoyar las guerras de liberación nacional, también en un contexto de auge de las rivalidades imperialistas

En los hechos, la FT se alinea con el reformismo pacifista

En términos prácticos, la FT refuerza el coro del pacifismo de Unidas Podemos y de un amplio arco de organizaciones e intelectuales de la izquierda europea.

Hace unos días, la ministra de Derechos Sociales y secretaria general de Podemos, Ione Belarra, rechazó el envío de tanques Leopard 2 a Ucrania: “Es el momento de liderar la vía diplomática en Europa. Los expertos están alertando de que el envío de tanques Leopard solo contribuiría a la escalada bélica y podría tener una respuesta imprevisible por parte de Rusia”[6]. Pablo Echenique, portavoz de Unidas Podemos en el Congreso español, sostuvo que era necesario apostar por “la vía del diálogo y no pedir más tanques”[7]. Recordemos que se trata del portavoz del mismo partido que votó a favor de un aumento del 25% para el presupuesto militar español que alimento la OTAN propuesto por el PSOE. Al coro del pacifismo imperialista que alimenta las guerras que le interesa, debemos añadir a Sira Rego, dirigente de Izquierda Unida, quien dijo que “no podemos compartir que la solución a la guerra pase por el permanente incremento del envío de armas. Lograr un alto el fuego y apostar por la diplomacia para conseguir el fin de la guerra debe ser la prioridad, a nivel nacional e internacional”[8]. Por su parte, Enrique Santiago, portavoz del Partido Comunista de España (PCE), alertó sobre las “posibles consecuencias de elevar el grado de implicación militar…con una escalada militar de consecuencias imprevisibles y con implicación de potencias nucleares”[9].

En ese amplio bloque de partidos y gobiernos dichos “progresistas” que niegan armas a Ucrania pero apoyan armar a la OTAN, debemos incluir a Lula, que recientemente rechazó el envío de munición de tanques a ese país.[10] Sin embargo, Brasil abastece de munición a las fuerzas represivas que están masacrando el pueblo peruano[11].

La esencia de la posición del reformismo y el estalinismo español y europeo, como se comprueba, es idéntica a la de la FT: ¡ni un solo tanque para Ucrania, no a la escalada militar, no a la guerra…! ¡Como si la guerra y la escalada militar fuera responsabilidad del pueblo ucraniano!

El rechazo al envío de armas, para empeorar la cosa, es un punto de convergencia del pacifismo con el putinismo y hasta con Steve Bannon o Trump, exponentes de lo más rancio de la ultraderecha mundial. El expresidente estadounidense, recordemos, se opuso frontalmente a la promesa de envío de tanques: “Primero vienen los tanques, luego las armas nucleares”[12].

Del amplio arco de organizaciones y voceros putinistas, pacifistas y reformistas, no se puede esperar una posición diferente. Pero el alineamiento de una corriente que se reivindica trotskista y revolucionarias con esos sectores nos parece vergonzoso. Sin forzar los argumentos, creemos que equivale a defender la “neutralidad” durante la agresión inglesa a la Argentina cuando la dictadura militar intenta recuperar las Malvinas… o la “paz”. El cese de la guerras reivindicado por las masas rusas, sometidas a la brutal dictadura, es progresivo y quisiéramos que, igual que en los EUA, se exprese en movilizaciones de masas, pero en Europa sería lo mismo que en plena guerra por la liberación de Vietnam, utilizar la consigna de “paz” en plena lucha de liberación del país.

¡Armas, sin condiciones, para la resistencia ucraniana! ¡Organización independiente de la resistencia obrera ucraniana!

Para la LIT-CI, no existe “ni ni” posible en medio de una guerra justa. Seguiremos en la primera línea de apoyo al pueblo ucraniano sin dejar de delimitarnos ni un segundo de los planes de Biden, la UE y el rearme de la OTAN.

En ese sentido, continuaremos apoyando y solidarizándonos con los perseguidos en Rusia y Belarús, que están presos por oponerse a la guerra de Putin. La consigna de “no a la guerra” y el “derrotismo” solo adquiere carácter progresivo en Rusia. Decir “no a la guerra” fuera de Rusia, el país opresor y agresor, es militar por la derrota de la nación invadida.

Solo desde el apoyo a la resistencia ucraniana se puede combatir y desenmascarar a la OTAN, EEUU, la UE y al propio gobierno oligárquico de Zelensky, que ataca a la clase trabajadora ucraniana y es incapaz de encarar la lucha contra el agresor ruso hasta las últimas consecuencias.

Hay que tener una política para ganar la guerra. Por eso, es necesario apoyar el envío de todo el armamento y la tecnología militar necesaria para derrotar a Putin.

Lo contrario de decir “ni un solo tanque para Ucrania” es denunciar que la flota prometida por los imperialismos de la OTAN es insuficiente y puede demorarse demasiado. Ucrania necesita, urgentemente, mucho más[13]. La “ayuda” de la OTAN debe ser denunciada por su carácter esencialmente imperialista: no envía el armamento que le exige el pueblo ucraniano, al que no considera de igual a igual, ni busca dar armas equivalentes, sino que envía, como lo ha hecho en todas las guerras, armamento inferior en la cantidad y ritmo que le conviene para realizar sus propios objetivos militares contra Rusia, a expensas de las vidas del pueblo ucraniano.

La correlación de fuerzas militar hoy es una realidad que no se puede negar: además de los carros de combate Leopard 2, Abrams o Challenger 2, es imprescindible el envío de aviones de combate F-15, F-16, o A-10 Thunderbolt II (específico para apoyo aéreo de la infantería); sin esto, es imposible controlar el espacio aéreo. Sin superioridad aérea, el envío de tanques no sirve de mucho[14]. Además del sistema de lanzamisiles múltiple HIMARS, los ucranianos piden misiles MGM-140 ATACMS, con alcance de 300 kilómetros.

Pero el elemento más clave para la victoria es avanzar en la organización independiente de la feroz resistencia ucraniana, que involucra diversas formas de autoorganización obrera y de la población civil, que nos muestra que la victoria es posible. La contraofensiva de finales de 2022 demostró que la máquina de guerra rusa puede ser derrotada. Y en manos de esta resistencia está no sólo derrotar la invasión rusa sino también los planes de expolio y ajuste que Zelenski ha firmado con la UE y el FMI.

En este sentido, por parte de la nación ucraniana, la guerra no solo es “justa” sino revolucionaria, en la medida que enfrenta el régimen de Putin, un bastión de la contrarrevolución mundial.

Es muy importante fortalecer la campaña “Armas para Ucrania, por la derrota militar de Putin”, que reúne a varios sindicatos y organizaciones obreras. La Red Sindical Internacional, de la que participa la CSP-Conlutas de Brasil, integra ese esfuerzo y organizó hasta ahora dos convoyes que llevaron solidaridad política y material a sectores obreros de la resistencia local[15].

La clase trabajadora mundial, lejos de manifestarse por el “no a la guerra”, como plantea la FT, debe asumir la causa ucraniana como suya, e involucrarse en una campaña de solidaridad internacional con independencia de clase. La derrota de Putin será una victoria para la clase trabajadora internacional, aunque, para ello, desafortunadamente no podamos contar con la FT.


[1] https://www.izquierdadiario.es/El-gobierno-cumple-con-su-compromiso-guerrerista-y-enviara-tanques-a-Ucrania

[2] https://www.esquerdadiario.com.br/spip.php?page=gacetilla-articulo&id_article=54730

[3] Max Shachtman “China in the World War” (July 1942) (excerpted you can read here the entire very long polemic) From New InternationalVol. VIII No. 5, June 1942, pp. 162–172. Transcribed & marked up by Einde O’Callaghan (December 2012).

[4] Morrison, “Why We Support China Part 1” (July 1942) The Militant, July 18th 1942.

[5] Morrison, “We support the Struggle for China” (2) The Militant, July 25th 1942

[6] https://www.eldiario.es/politica/rechaza-envio-tanques-leopard-ucrania-alerte-respuesta-imprevisible-rusia_1_9895147.html

[7] Ídem.

[8] Ídem.

[9] Ídem. 

[10] https://www1.folha.uol.com.br/mundo/2023/01/lula-diz-nao-ter-interesse-em-enviar-municao-a-ucrania-e-propoe-forum-de-paz.shtml

[11] https://litci.org/pt/2023/02/01/brasil-abastece-com-armas-a-repressao-no-peru/

[12] https://www.europapress.es/internacional/noticia-trump-carga-contra-envio-blindados-ucrania-primero-vienen-tanques-luego-armas-nucleares-20230126212519.html

[13] https://litci.org/es/el-envio-de-tanques-y-armas-para-ucrania-es-insuficiente/

[14] Ucrania asegura que necesita hasta 200 cazas polivalentes, como los F-16. 

[15] https://litci.org/es/sindicalistas-realizan-segundo-convoy-de-ayuda-obrera-a-ucrania/