Dejamos atrás el temporal Gloria uno de los peores temporales de la historia en Cataluña. Este episodio ha dejado, de momento, 12 muertos (de entre los cuales, 3 en Cataluña) y 4 desaparecidos.

A nivel material, los efectos han sido devastadores. Ha dejado a su paso enormes destrozos como la destrucción de prácticamente total del Delta del Ebro (anegando más de 3.000 ha), y buena parte del litoral catalán; así como la inundación  de términos municipales por el desbordamiento de ríos como el Ter, el Fluvià o la Tordera.  Además, ha supuesto el colapso de buena parte de la red viaria y de ferrocarril de Cataluña y la paralización de buena parte de la actividad educativa, dejando sin actividad docente además de 170.000 alumnos.

A diferencia de la neutralidad y falsa causalidad con la que se presenta este fenómeno, hay que remarcar que este episodio no ha sido un hecho puntual o accidental. El temporal Gloria responde a un cambio climático cada vez más latente que se expresa y se expresará con episodios meteorológicos extremos cada vez más frecuentes.

A diferencia de aquellos que pregonan y culpabilizan a la especie humana en conjunto del calentamiento global y sus consecuencias, y apuestan únicamente por un cambio individual basado en el cambio de hábitos de consumo, creemos necesario recordar que el 70% de las emisiones contaminantes son emitidas por 100 multinacionales a nivel mundial y que el 30% restante son provocadas por un sistema productivo que se nos ha impuesto a la clase trabajadora y que nunca hemos escogido.

Y es que el cambio climático es causa directa de un sistema que parte de un modo productivo basado en la contradicción de la acumulación de recursos infinitos en un mundo de recursos finitos. Que no nos engañen, los trabajadores/se no  tenemos ninguna culpa, sino al contrario. Somos nosotros, como clase, los que estamos poniendo los muertos, los que desaparecemos  bajo las inundaciones, los que nos exponemos por culpa de la precariedad, los que sufrimos los efectos de la radicalización del clima provocada por el calentamiento global. Y todo, por culpa de un sistema que mira por el beneficio del lucro del 1%, de la clase capitalista, en vez de mirar por las necesidades sociales de la mayoría trabajadora y el planeta.

Hace falta no normalizar temporales como el Gloria ni sus consecuencias. Hace falta no confiar en aquellos que sólo prometen humo en forma de “cumbres teatrales” en materia de lucha contra el cambio climático pero que no desafían ni ponen en entredicho el sistema que está destruyendo el planeta.

En esta dirección, hay que exigir en el Gobierno de la Generalitat y el Estado que paguen las consecuencias de los destrozos humanos y materiales que está ocasionando el cambio climático, empezando por invertir los recursos necesarios para la recuperación de los destrozos que hemos sufrido la mayoría trabajadora, además de la apuesta por la recuperación (si todavía es posible) de nuestro patrimonio natural, como el Delta del Ebro o el litoral catalán, que han sido literalmente borrados del mapa.

Pero además, y no menos importante, se hace necesaria, en un momento donde el 15% del suelo urbano está localizado en zonas inundables en Cataluña,  apostar por una planificación urbana activa y racional que permita la adaptación a las nuevas condiciones climáticas y que rechace la explotación, especulación y residencia en las zonas próximas a mar o ríos.

Pero nada de esto lo podremos conseguir desde las instituciones que sirven a los intereses de empresarios y la banca. Es por eso que hay que luchar.  Organizarnos en centros de trabajos, aulas y barrios y salir a la calle, construyendo la lucha contra los gobiernos y regímenes cómplices de los capitalistas a los cuales sirven, que están destruyendo nuestros ecosistemas, los mismos que nos condenan a la juventud, a la clase trabajadora, a las mujeres, a los inmigrantes y personas racializadas… a un futuro de miseria y precariedad.

Necesitamos, por lo tanto, vencer a un sistema que demuestra en cada muerte por los episodios climáticos, a cada ecosistema destruido, que no le tiembla el pulso a la hora de destruir el planeta si esto supone mantener sus privilegios. Porque solo podremos salvar el planeta derrocando esta máquina de destrucción masiva que es el capitalismo y construyendo un nuevo sistema basado en el control planificado de la economía, donde el rumbo de la sociedad sea marcado democráticamente por los de abajo, por la mayoría trabajadora. Un sistema necesariamente socialista.

¡Que el Gobierno Torra y Sánchez se responsabilicen de los destrozos humanos y materiales del temporal Gloria!

¡Hay que avanzar hacia una planificación urbana activa y racional que se adapte a las nuevas condiciones climáticas!

Ante la crisis climática, ¡organízate y lucha con nosotros contra los gobiernos y regímenes cómplices de los capitalistas que están destruyendo el planeta!