Finamente, el miedo a que Vox entrara en el gobierno, sumado a las mentiras del bloque de la derecha o las relaciones de Feijóo no explicadas con el narcotraficante Marcial Dorado, sirvieron para evitar la victoria holgada del PP que todas las encuestas electorales daban por segura. Si hasta el ecuador de la campaña, nadie ponía en duda que Feijóo ganaría las Elecciones, conforme avanzaba ésta, parecía cada vez menos seguro que lo hiciese con la mayoría que necesitaba.

Por: Corriente Roja

Sus pactos con Vox en la formación de los gobiernos municipales y regionales tras el 28M, han sido decisivos para la movilización a la izquierda en estas Generales de algunos sectores indecisos y de otros que ni siquiera pensaban ir a votar en esta democracia para ricos. Esto animó a la participación que subió casi 3 puntos respecto a las Generales de noviembre de 2019, que se ha situado en el 69,07%.

En cuanto a Vox que, junto a sus discursos de odio habituales, ha presentado un programa que incluía medidas como la derogación de la Ley del aborto o la anulación de las comunidades autónomas sufre una importante bajada respecto a las últimas Generales, pasando de 52 a 33 diputados.

Una victoria amarga del PP que no le sirve para gobernar

Aun así, este 23J el PP ganó las Elecciones empezando a recuperar el voto de la derecha estatal, por la desaparición de Ciudadanos y quitando votos a VOX. Pero ha resultado en una insuficiente y muy amarga victoria que, con 47 escaños más que en 2019 y 300.000 votos más que el PSOE, obtuvo un resultado muy lejos del esperado. Un resultado que le impide casi cualquier posibilidad de gobierno, aunque ya anunció que quiere ir a la investidura para intentarlo. Para ello, apelará a que son la lista más votada, al resultado de las Elecciones Municipales del 28M y a que han logrado una mayoría absoluta holgada en el Senado.

PSOE y SUMAR, por su parte, llevaron a cabo una campaña en la que salvo en escasos momentos y en medidas puntuales, Yolanda Díaz y Sánchez apenas se han diferenciado e hicieron tándem en su llamando a un voto útil, con el objetivo de repetir un gobierno progresista de coalición aún más moderado. Un bloque progresista que ha hecho eje en defender las medidas del gobierno anterior, además de hacer algunas promesas vagas para el futuro.

Si bien ahora PSOE y Sumar tienen más fácil gobernar que el PP, no lo tienen tampoco nada fácil, pues necesitan el apoyo de los socios de investidura de 2019, además de la abstención de Junts. Es por eso que no podemos descartar la posibilidad de una repetición electoral, como ya ocurrió en 2019.

Más allá de las negociaciones por ambas partes para intentar formar gobierno, los resultados electorales muestran también que el bipartidismo ha resucitado.

Los partidos independentistas con resultados desiguales

Mientras en Euskadi, EH-Bildu pelea la hegemonía con el PNV y el PSOE, con una participación que sube más de un punto, en Catalunya el PSC es el claro vencedor en estas elecciones, mientras los partidos independentistas retroceden por la derecha y por la izquierda, siendo castigados por su vuelta al autonomismo, el abandono de los represaliados y la traición a la lucha por el derecho a la autodeterminación. Junts, a pesar de ser claves para la investidura, ha perdido 1 escaño y más de 100.000 votos. ERC se deja prácticamente la mitad de los votos y la CUP queda sin representación en el Congreso, perdiendo casi dos tercios de los votos, algo que deja en una crisis bastante importante a la izquierda independentista de cara a las Elecciones a la Generalitat. En Galicia, la participación sube por encima de la media del resto del Estado, más de 17 puntos con respecto al año anterior y el BNG se mantiene, con un ligero alza en los votos.

No se combate a la extrema derecha en las urnas, ni con políticas en favor del capital

Aunque entendemos el alivio de un sector de la clase trabajadora y de la juventud por el resultado electoral, es preciso señalar que las causas sociales y políticas del fortalecimiento del ideario ultraderechista no van a desaparecer en la próxima legislatura.

Depositar un voto en las urnas cada cuatro años en los marcos de un sistema electoral que es, además, antidemocrático, porque no reconoce el principio elemental de “una persona, un voto”, no es suficiente para acabar con las condiciones sociales que permiten el fortalecimiento de la derecha y la ultraderecha.

La mal llamada izquierda progresista tiene una importante responsabilidad por el avance de la derecha en estos años. Un avance que no es la prueba de una derechización espontánea de la mayoría social, por el contrario, lo que el PSOE y sus socios llaman “ola reaccionaria” no es más que una expresión de la polarización social y el descontento con el gobierno, producto de la profundización de la crisis socio-económica y ambiental del capitalismo, a la que las fuerzas “progresistas” son incapaces de dar respuesta.

Estamos viviendo la estabilización del Régimen monárquico que empezó a tambalearse con el 15-M y el movimiento independentista catalán y que ha culminado con la integración de Podemos en el gobierno y el encauzamiento del independentismo al autonomismo de ERC y Junts.

Corriente Roja no nos cansamos de denunciar en estos más de tres años, el abismo cada vez mayor existente entre el relato progresista de PSOE y UP en el gobierno y la dura realidad. Más allá de algunas migajas y medidas cosméticas, este gobierno no acabó con la miseria y la desigualdad ni con el desmantelamiento de lo público.

Comenzó prometiendo que derogaría la Reforma Laboral de Rajoy y terminó manteniendo sus aspectos más lesivos. Su Ley de vivienda no reconoce ésta como un derecho básico y no plantea la expropiación de las viviendas vacías en manos de la Sareb y la Banca para poner en pie un parque público de viviendas de alquiler social.

Su Reforma de las pensiones incrementa el número de años cotizados para poder acceder al 100% de la pensión mientras que, en 2022, seis de cada diez pensiones estuvieron por debajo de los 1.000€. El gobierno de coalición no ha cuestionado en ningún momento la Ley 15/97, que es la que abrió la puerta a la privatización y el desmantelamiento de la Sanidad Pública. En 2022, los beneficios empresariales crecieron 7 veces más que los salarios.

Tampoco ha servido para lograr mayores libertades democráticas. No ha derogado la Ley Mordaza, ha continuado con las devoluciones en caliente y con la brutal represión a cualquier intento de lograr el derecho de autodeterminación a las nacionalidades oprimidas en esta cárcel de pueblos que es el Estado español, preservando así un régimen que conserva lo esencial de las estructuras judiciales y militares franquistas. Es así como la izquierda parlamentaria combate a la reacción de palabra, pero en los hechos, con su traición permanente a los intereses de l@s trabajador@s del Estado español, terminó poniéndole la alfombra roja hacia las instituciones.

Sumar o el capitalismo “de colores”en el que vive Yolanda Díaz

En cuanto a SUMAR, que queda situada como cuarta fuerza más votada y pierde siete escaños en relación a los obtenidos por Podemos-IU, Más País y Compromís juntos en las Generales del 2019, la mayoría de las medidas de su programa no pasan de ser propuestas, sugerencias o deseos (“promoveremos”, “impulsaremos” …) sin ninguna concreción ni compromiso explícito por quienes las suscriben. Ya hemos visto cómo los partidos de este espacio político han incumplido sus promesas legislatura tras legislatura cuando han gobernado o cogobernado.

Las escasas medidas redistributivas de su programa como mejorar el SMI, aprobar un bono de emergencia para hogares hipotecados a tipo variable o una cesta de compra básica a precios asequibles no son suficientes para abordar la situación social existente; es como tratar una enfermedad grave con aspirinas. En nada cambiarán las bases materiales en las que se apoyan la explotación y opresión que sufrimos la mayoría social en este sistema económico injusto.

En vez de políticas para sacar los Servicios Públicos de las garras del mercado, que se mueve bajo la lógica del beneficio privado y no de la garantía de derechos, y medidas para garantizar el acceso universal de la juventud a una Educación, una Sanidad o una vivienda pública y digna, Sumar propone una “herencia universal de 20.000 euros” siguiendo la misma lógica del PSOE de poner dinero público en manos privadas.

Lo mismo podemos decir de sus propuestas de colaboración entre lo público y lo privado en vistas a la implementación de la transición energética dentro de un capitalismo verde que se está mostrando como un verdadero fraude. Una transición ecológica que no es tal y que no tiene más objetivo que regar a los oligopolios con dinero de los fondos europeos, que luego habrá que devolver. Algunas de las medidas de SUMAR para una transición energética justa si bien son progresivas, sin contemplar la expropiación de las multinacionales energéticas se convierten en pura quimera.

Ya hemos visto en estos años del gobierno más progresista de la historia a dónde nos conduce supeditar la reducción de la jornada laboral, el reparto de las tareas de cuidados (que siguen recayendo mayoritariamente en las mujeres) o el incremento salarial al manoseado diálogo social del que Yolanda Díaz presume. Hablar de “democratizar las empresas e introducir mecanismos de mayor participación de las personas que trabajan en ella” jugando a ignorar el conflicto capital-trabajo es sencillamente una tomadura de pelo.

No es posible regular o controlar la acción del mercado, y menos aún cambiar el actual modelo productivo y económico, reformando el actual capitalismo monopolista en crisis y descomposición, que en el programa de SUMAR se tiñe de rosa y se idealiza. La eterna promesa del reformismo de llegar desde las instituciones a un capitalismo justo y de rostro más humano no es sino una utopía reaccionaria. Al mismo tiempo, no encontramos en dicho programa ni una palabra de crítica al incremento de los gastos militares, que no se cuestiona.

Tampoco hay cuestionamiento alguno a este régimen corrupto y antidemocrático y sus instituciones heredadas del franquismo Es así como se renuncia al derecho de autodeterminación nacional para los pueblos y al referéndum entre República o Monarquía. Su solución para acabar con el conflicto catalán, al igual que plantea el PSOE, nos remite de vuelta al callejón sin salida del diálogo dentro del marco constitucional.

Igualmente, apelar a cambiar las reglas del juego de la UE como se plantea en el programa únicamente sirve para confundir y engañar sobre la naturaleza de la UE como maquinaria de guerra del capital contra la clase trabajadora y los pueblos. De hecho, la UE viene anunciando la vuelta a las reglas fiscales con las que tanto Sánchez como Yolanda Díaz ya se han comprometido, lo que no puede significar sino nuevos recortes del gasto social.

Por un programa de independencia de clase y de ruptura con el Régimen

Por nuestra parte, este 23J llamamos a votar nulo como forma de protesta y denuncia contra el Régimen del 78 y de todos aquellos que siguen tratando de perpetuarlo a toda costa, incluso embelleciéndolo. Lo hemos hecho poniendo el eje en la organización, la lucha y la movilización de la clase trabajadora como único camino para acabar con la pobreza, la precariedad y la violencia de este sistema económico.

Como el único camino para enfrentar el avance del discurso reaccionario de la derecha y ultraderecha en nuestros barrios, centros de trabajo y estudio y como el único camino también para arrancar a todos los gobiernos capitalistas, se llamen como se llamen, los derechos democráticos que este régimen corrupto y heredero del franquismo nos niega.

Pase lo que pase en las negociaciones para formar gobierno y tras la resaca de la borrachera electoral, llamamos a la clase trabajadora, la juventud y los sectores oprimidos a no bajar la guardia. Gobierne quien gobierne, el próximo gobierno tendrá como primera tarea por delante cumplir con el mandato de la UE de ajustarse al déficit del 3% y pagar la deuda pública a costa del gasto social. Algo con lo que Sánchez y Yolanda Díaz ya se han comprometido.

Es preciso organizarse y movilizarse desde hoy para luchar por un verdadero programa de cambio social y democrático, en el camino de superar el régimen capitalista del 78. Un programa que igualmente cambie de raíz las bases económicas de este sistema económico injusto que amenaza la existencia humana y la vida en el planeta. Un programa de cambio real y de ruptura que abra el camino hacia un gobierno de las y los trabajadores. El único que puede cambiar las bases de este sistema que nos aplasta y conducirnos hacia un futuro socialista.

Para defender un programa así, necesitamos poner en pie un partido revolucionario que no aspire a gestionar el sistema capitalista desde las instituciones sino a derribarlo desde fuera. ¡Ven y organízate con nosotras/os!