“Nos hayamos todavía ante décadas de trabajo obstinado, de faltas, de correcciones y de reconstrucción. Por otra parte, no olvidemos que la edificación socialista no puede alcanzar su coronamiento más que sobre el plano internacional.” Conferencia pronunciada por León Trotsky el 27 de noviembre de 1932 en Copenhague con motivo del decimoquinto aniversario de la Revolución de Octubre.

Corriente Roja, que ya existía como organización desde 2004, se conformó como partido político en el año 2012, bajo la premisa de poner en el orden del día “la lucha por el poder obrero y la instauración del Gobierno de los trabajadores y el pueblo como el único camino para la transformación de la sociedad capitalista en socialista” (VIo Encuentro Estatal de Corriente Roja, BDI No 4). Así, el Encuentro resolvió definirse como una organización leninista y revolucionaria y empezar a dar pasos para avanzar en su construcción en medio del ascenso de las luchas y el surgimiento del 15-M.

En 2012 se cierra un ciclo de luchas…

Los años anteriores al 2012 fueron años en los que se vivió un enorme ascenso de las movilizaciones obreras, juveniles y populares, que formaron parte de un ascenso mundial que tuvo como una de sus máximas expresiones las primaveras árabes.

Las luchas obreras, en particular en Galicia y Euskal Herria en el 2009, se fueron generalizando, dando base a la Huelga General del 29 de septiembre contra la Reforma Laboral del Gobierno de Zapatero. A esa Huelga General le siguieron cientos de huelgas (la minería, la Sanidad -Marea Blanca-, nueva HG en Euskal Herria y jornada estatal de lucha; la Educación, los/as estudiantes…).

En medio de este enorme ascenso surge el 15 de mayo de 2011 el llamado 15-M. En una situación de enorme crisis económica, social y política, un sector de la juventud, a la que habían prometido que, si se formaba, estudiaba carreras y cursaba másteres, tenía un futuro de trabajo fijo, adosado y vacaciones pagadas”, se sentía traicionada. Aunque el 15-M era un movimiento progresivo, le faltaba la perspectiva de la clase trabajadora. En ese sentido, desde nuestras modestas fuerzas, tratábamos de incidir para que la clase trabajadora irrumpiese en él con sus propios métodos de lucha y organización.

Un año después, la Marcha minera a Madrid se convierte en un hito político que alienta más radicalización del movimiento como reflejaron movilizaciones como la de Rodea el Congreso (25-S, 2012) y otra Huelga General el 14 de noviembre contra la nueva Reforma Laboral del Gobierno de Rajoy.

Este periodo de ascenso tuvo como uno de sus más claros reflejos la multitudinaria Marcha de la Dignidad el 22 de marzo de 2014 que, por fuera de los grandes aparatos sindicales y políticos, llevó a Madrid a varias decenas de miles (en torno a algo más de 200.000 personas) y marcaron a partir de ahí un punto de inflexión. Este ascenso, si bien fue general, tuvo como epicentro de la protesta durante un largo periodo a Madrid, donde solo oficialmente había 10 manifestaciones diarias, y proseguiría a mayores en Cataluña hasta el 2017.

Salvo parcialmente en Cataluña –que estaba en medio de una lucha creciente por la autodeterminación- este periodo se cierra con la irrupción del fenómeno Podemos tras las Elecciones Europeas del 25 de mayo de 2014.

… Y se abre un ciclo electoral

De forma paralela al proceso de las ‘Marchas de la Dignidad’, el 11 de marzo de 2014 se funda Podemos, que apareció como el portavoz de “la mayoría social que ya no se reconoce en esta Unión Europea ni en un régimen corrupto sin regeneración posible”, levantando las banderas del 15-M y las Mareas. La irrupción de Podemos en el panorama político generó grandes dosis de ilusión y esperanza en importantes sectores de la población que vieron en ese nuevo partido una posibilidad de transformación social. La realidad fue que, muy tempranamente convertido en aparato electoral, Podemos se integró en el marco y los límites del régimen monárquico y sus instituciones y en ellas depositó todas sus aspiraciones políticas.

Una organización revolucionaria como la nuestra coloca en el centro la acción extraparlamentaria en todas las coyunturas, electorales o no. Es justo para impulsarla y fortalecerla que hemos participado, siempre que nos ha sido posible, en las campañas electorales y hemos batallado para tener presencia en las instituciones parlamentarias, usándolas de altavoz de las reivindicaciones populares, sociales y políticas y para defender un régimen político y social alternativo, socialista, en el que gobierne la clase trabajadora junto con los sectores populares, basándose en su autoorganización democrática.

Desde sus inicios, Corriente Roja defendimos el NO pago de la deuda y romper con el engendro antidemocrático y social del capital financiero que es la UE, levantando la bandera de la solidaridad internacionalista y de la lucha, junto al resto de secciones de la LIT.ci, por una Europa de los trabajadores y las trabajadoras y los pueblos.

Así participamos como parte de Sindicalistas por la Unidad Popular en la candidatura Unidad Popular-IU, en las Elecciones Generales de 2015 (con quienes rompimos, posteriormente, por la integración de Unidad Popular al proyecto de Unidas Podemos). Presentamos candidaturas obreras, dirigidas a la clase trabajadora y a la juventud, a las Elecciones Europeas de los años 2015 y 2019, candidatura municipal en Tocina-Los Rosales (Sevilla) en el año 2019, y candidatura en la provincia de Tarragona (Cataluña) en el año 2021, en defensa de los/las represaliados/as políticos/as perseguidos por luchar por la autodeterminación.

En un sistema tan antidemocrático como el del Estado español no hay cabida para partidos como el nuestro, por ello siempre que no pudimos presentar candidatura propia nos hemos posicionado con el objetivo de difundir nuestro programa y construir nuestro partido, pues como organización revolucionaria debemos usar todas las herramientas, por pequeñas que sean, para divulgar un programa de lucha por una salida obrera, revolucionaria y socialista.

Nuestra convicción en la lucha de la clase obrera

Construirnos en el interior del movimiento obrero fue también una tarea prioritaria. En este sentido, durante años nuestro Partido se puso a la tarea por reorganizar a los sectores de la clase obrera y al activismo obrero que rompía con la burocracia sindical. De ahí el empeño y nuestro enorme esfuerzo en la construcción del sindicato Co.Bas y el impulso de Bloques o agrupamientos de Frente Único y organismos de Unidad obrera de todos los sectores antiburocráticos (Marchas de la dignidad, el Bloque Combativo de Clase, la Coordinadora en Defensa del Sistema Público de Pensiones o los propios Comités de Empresa). Porque solo apoyándonos en la movilización y en el desarrollo de esos organismos y haciendo frente al sectarismo y el particularismo podremos construir una salida a este sistema. Una unidad que no puede ir separada de sus verdaderos objetivos que es la defensa de los derechos y reivindicaciones de la clase obrera. Porque la UNIDAD no es una “abstracción”, una palabra vacía que sirva luego para avalar Pactos Sociales, firmar EREs y despidos.

A pesar de que durante estos años el escenario político estuvo marcado por el apabullante protagonismo de las clases medias y las capas de trabajadores/as acomodados/as, en Corriente Roja nunca dejamos de creer que la clase obrera –en estrecha alianza con las masas trabajadoras y populares- es la única que, por su ubicación social en la producción, tiene la capacidad de transformar la sociedad. Nosotros y nosotras seguimos firmemente convencidos/as de que la clase obrera debe entrar en acción y ocupar el centro del tablero político sin dejar en manos ajenas lo que le corresponde hacer a nuestra clase.

Es desde ese convencimiento que apoyamos todas las luchas obreras que en esos años estallaron: la lucha de los trabajadores/as de UPS-Vallecas contra los Eres y despidos y la defensa de los puestos de trabajo, la lucha de los taxistas contra la uberización, la de las jornaleras andaluzas, la de empresas como Extruperfil, Nissan, Coca-Cola, Titanlux, Panrico, Alcoa, Indra, etc…Nuestra defensa de los/las trabajadores/as nunca persiguió el objetivo conciliador de buscar una salida “intermedia” o “favorable”, confiamos en la fuerza de nuestra clase y en la premisa de que no hay cambio social sin lucha obrera.

Y en la lucha contra todas las opresiones

Corriente Roja nace para luchar por un mundo nuevo, donde, como dijera Rosa Luxemburgo, seamos «socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres».  De ahí nuestro compromiso desde el primer momento en las luchas contra toda forma de opresión, como parte de la lucha de clases y necesarias para unir a la clase trabajadora en el camino hacia la toma del poder, por una revolución socialista y por un gobierno de los y las trabajadoras.

En Corriente Roja damos la batalla para que la clase obrera, en la medida de sus posibilidades, entre en la disputa de la dirección de las luchas por sus reivindicaciones democráticas, con una orientación y una perspectiva de clase y para intentar acaudillar a los sectores oprimidos en la lucha revolucionaria. 

Hemos dado un combate teórico, político y programático, contra las teorías del «patriarcado» y otras ideologías que propugnan la unidad de les oprimides por encima de las clases sociales, ligando sus demandas concretas a la confrontación con el sistema, sus instituciones y las clases dominantes, y a la vez combatir todas esas organizaciones que, manchando el nombre del marxismo revolucionario, han dejado de lado la lucha contra las opresiones, tachando dichas luchas incluso de reaccionarias. Nuestra obsesión fue llamar al conjunto de la clase obrera y estudiantado a movilizarse por los derechos de las mujeres, del colectivo LGTBI, de l@s inmigrantes y resto de sectores oprimidos. Es con esta orientación que intervenimos en las multitudinarias movilizaciones contra el intento de reforma de la Ley del aborto por parte del ministro Gallardón en 2014, en la Huelga o paro de mujeres del 8-M en 2017 y 2018, en las movilizaciones contra la homofobia y el racismo, o por los derechos de las personas LGTBI y por una nueva Ley Trans.

No podemos hablar de estos 10 años sin mencionar la lucha del pueblo catalán, que ha cuestionado el régimen monárquico y ha sido un factor de crisis para todos los gobiernos que han pasado por la Moncloa. Cataluña confirmó aquella célebre expresión de León Trotski de que la cuestión nacional es la envoltura de la indignación social. La crisis económico-social espoleó los problemas democráticos históricos y convirtió la cuestión nacional en el recipiente de un enorme descontento social que acabó agrupando a varios millones de catalanes, con los partidos de la pequeña y la mediana burguesía catalana al frente.  A Corriente Roja se nos ha acusado a la vez de ser españolistas en Cataluña y de ser independentistas en Madrid, pero lo que siempre hemos sido es firmes en nuestra defensa del legítimo derecho a la autodeterminación, defendiendo la voluntad del pueblo catalán fuere cual fuere, entendiendo la lucha por la República catalana como el primer paso para poner en jaque al régimen monárquico heredero del franquismo y, al calor de la movilización, abrir las compuertas para imponer las demandas obreras y populares con la perspectiva de construir una Unión de Repúblicas Ibéricas. Con este convencimiento, participamos en las masivas movilizaciones del 11-S y fuimos parte de la candidatura CUP-Crida Constituent (2015), con la que posteriormente rompimos por no estar dispuestos/as a investir a un gobierno de CiU, tuviera la cara que tuviera. El punto más álgido de este proceso, sin duda, fue el referéndum del 1-O y la Huelga General del 3-O, el momento que más debilitado ha estado el régimen desde la Transición y donde más cerca estuvo el pueblo catalán de garantizar su derecho a decidir. El 1-O fue un verdadero levantamiento popular en el que el pueblo autoorganizado garantizó y defendió el referéndum, enfrentando una salvaje represión. Dos días más tarde, el pueblo catalán organizó una de las huelgas generales más masivas en los últimos años en la que participamos junto con el sindicalismo alternativo defendiendo el derecho a decidir, los resultados del referéndum y denunciando la represión.

El 1-O fue mucho más allá de lo que esperaba y quería el Govern de la Generalitat, que nunca estuvo dispuesto a luchar hasta el final. Ante la cobardía de la dirección independentista – que paralizó la proclamación de la República catalana, entregó las instituciones sin oponer resistencia ante la aplicación del artículo 155 y aceptó, sumisa, la sentencia de cárcel a los y las dirigentes independentistas, y ante la descomunal represión desatada por el Estado español, el gobierno y todas sus instituciones, Corriente Roja defendimos en todos los territorios activamente la amnistía para los presos y presas políticas y para todos los y las represaliadas y perseguidas así como también hicimos un llamado a la autoorganización, a no acatar consignas impuestas al movimiento y a tomar la lucha contra la sentencia, por el derecho a decidir y contra la represión en nuestras propias manos.

La formación del gobierno de coalición y la gestión de la pandemia

La vida del gobierno de coalición PSOE-UP vino a coincidir con la pandemia. Un gobierno inédito que algun@s calificaron como histórico y «el más progresista de la historia». Corriente Roja, que no nos dejamos deslumbrar por las pomposas declaraciones por las que este gobierno vino precedido, dijimos desde el primer momento que había muchas razones para no tener confianza alguna en él y alertábamos que no habría ninguna conquista sin movilización.

Nuestra actuación fue dirigida a explicar que el gobierno venía «con la intención de estabilizar la situación política al servicio de la Monarquía y gobernar la desaceleración económica y la probable recesión que se avecina, según los dictados de la UE y del Ibex 35. A cambio aprobarán algunas medidas parciales para intentar justificar lo injustificable y harán mucha política de escaparate» (declaración de Corriente Roja, noviembre de 2019).

En estos más de dos años nos mantuvimos en la denuncia y la exigencia al gobierno llamando a la clase trabajadora y a la juventud a salir a la calle, bajo la premisa básica de que «Gobierne quien gobierne, los derechos se defienden».

La vida demostró que la actuación del gobierno de coalición no vino dictada por proteger la vida y atender las necesidades sociales más urgentes, sino por defender las ganancias de las multinacionales.

En nombre de la salud pública, restringieron derechos y libertades, intensificando la represión. Su protección al Emérito y a la Iglesia Católica o su papel en los indultos a los/las presas independentistas, dan igualmente buena cuenta de su defensa acérrima del régimen monárquico.

Han demostrado ser un gobierno de la patria y el patrón y de un servilismo extremo a la UE. Unidas Podemos no sólo no hizo girar a la izquierda al PSOE como prometían, sino que tras su entrada en el gobierno Sánchez y la complicidad asumida, podríamos decir que se ha iniciado el ciclo descendente de su influencia, tanto entre el activismo como entre sectores de masas que depositaron en ellos su confianza.

Frente a esto, nosotros/as hemos seguido construyendo espacios de lucha e interviniendo en éstas, como la lucha de los bomberos forestales, la del personal interino en Fraude de Ley contra el Icetazo, la lucha por el refuerzo de la Sanidad Pública, contra las Reformas Laborales y la defensa de las pensiones públicas y las numerosas manifestaciones contra el machismo y la Lgbtifobia.

Una década construyendo un partido mundial para la revolución

Avanzar en el proceso de construcción de Corriente Roja, exige por tanto asumir conscientemente su vinculación a la tarea ineludible de todos/as los/as revolucionario/as de construir un partido mundial para la revolución socialista. Se trata por tanto de poner al servicio de esa colosal tarea nuestras modestas fuerzas”. VIo Encuentro Estatal de Corriente Roja, Tesis para la adhesión de Corriente Roja a la construcción de la Internacional).

Con estas palabras Corriente Roja se adhiere, en el año 2012, a la Liga Internacional de los Trabajadores – Cuarta Internacional (LIT-ci) fundada hace ahora 40 años. Entendiendo que una organización que tiene como norte que la lucha de la clase obrera es internacional solo podíamos seguir existiendo siendo parte de una Internacional revolucionaria para hacerle frente al imperialismo capitalista.

El empeño por construirnos siendo fieles a los criterios de clase y la convicción en el internacionalismo revolucionario por la construcción de un Partido mundial han sido y son rasgos centrales de nuestra corriente, que nos han permitido sobrevivir en las peores condiciones, pese a nuestros muchos errores. Sin duda reivindicamos esa tradición y nos sentimos orgullosos/as de ella. El mejor ejemplo hoy es Ucrania que combina la lucha internacionalista, la lucha contra las opresiones y la búsqueda de una línea de independencia de clase.

Corriente Roja representa la continuidad de la lucha por la reconstrucción de la IV Internacional de la Fracción Bolchevique del PST, el PRT y toda nuestra corriente internacional. Sobrevivimos en medio de cambios descomunales y cuando los demás han ido desapareciendo o integrándose en el régimen. La LIT.ci y nuestro Partido se sostienen porque un puñado de cuadros, aunque sea con muchos errores, fueron siempre fieles a los principios del marxismo revolucionario y nunca cruzaron el Rubicón para pasar de las trincheras a los palacios.

La vida ha demostrado que no hay atajos basados en construir aparatos electorales. Nadie nos va a ahorrar el trabajo cotidiano y sacrificado de construir una fuerza revolucionaria arraigada en el movimiento obrero y popular y entre la juventud que tenga como objetivo, no llegar al gobierno del estado capitalista, sino destruirlo e imponer un gobierno de los/las trabajadores/as. En esta tarea trabajamos Corriente Roja hace una década y lo seguiremos haciendo durante el tiempo que haga falta.