Santi Mina, jugador del Real Club Celta de Vigo, ha sido condenado a cuatro años de prisión por violar a una mujer en el 2017. En esta agresión también participó un amigo del jugador, David Goldar, que ha sido absuelto. Este caso nos deja varias lecciones a analizar.

La primera es la insultante LENTITUD con la que trabaja la Justicia, pues el caso es de 2017 y la sentencia se ha anunciado la semana pasada, es decir, 5 años después. 5 largos años en los que el jugador ha seguido haciendo su vida como si nada.

La segunda es que, amparándose en que la Ley del solo Sí es Sí aún no está aprobada,  no se ha condenado como agresión sexual, sino como “abuso”. Una vez más, sus señorías no ven ninguna violencia ni intimidación en que, en unos pocos metros cuadrados, una mujer se vea acorralada por dos hombres desnudos y fornidos, mientras uno de ellos le mete su miembro viril en la boca sin preguntar. 

Para colmo de males, el 31 de marzo de este año, eldiario.es publicaba una noticia en la que se descubre que Mina y Goldar ofrecieron a la víctima 400.000€ por cambiar su relato. Esta gentuza se cree que puede agredirnos libremente y que, teniendo dinero, saldrán impunes, y lo peor es que nuestro sistema judicial heredero del franquismo e impregnado de machismo hasta las trancas lo respalda. 

Por si sufrir una agresión sexual fuera poco, Mina contrató a un detective para investigar a la víctima después de la agresión, y en el juicio testificó que la víctima hacía vida normal y que “vestía faldas y ropa ajustada.” Da igual lo que hagamos o dejemos de hacer, cualquier excusa les servirá para culpabilizarnos de las agresiones. Si callamos, porque callamos; si hacemos vida normal, porque hacemos vida normal. Este sistema nos quiere asustadas, calladas y sumisas. 

Una vez más, también, la revictimización judicial y humillaciones a las que la Justicia somete a quienes nos atrevemos a denunciar se volverá a alargar, ya que el abogado de Mina ya anunció que recurrirá la sentencia, al considerar que no se encuentra «ajustada a derecho”.

No podemos tampoco terminar estas líneas sin denunciar el blanqueamiento del caso por parte de numerosos medios de comunicación que hablan de la agresión como “una mala borrachera” o como “la noche que sentenció al jugador del Celta”. Este blanqueamiento y trato de los casos de agresiones sexuales lo único que hace es crear más miedo a las víctimas que sufren violencia machista, pues de esta manera las culpabiliza: ¿cómo esperan que después denunciemos cuando sufrimos una agresión? 

No obstante, una parte de la afición del Celta ha tenido mucho más valor de decir las cosas como son y gritar en la grada “Mina, violador”. 

Pero hay que señalar que, aunque el club vigués ha abierto un expediente disciplinario y ha apartado del grupo al jugador tras conocer la sentencia, de momento NO lo ha despedido. Esto demuestra que aún hay mucho machismo en el fútbol y que estamos lejos de la Tolerancia 0 que debería haber con este tipo de conductas.

Es imprescindible garantizar una ley del Solo Sí es Sí, dotada económicamente que la hagan efectiva, destinar recursos a la prevención de la violencia sexual y de género y recursos para huir de ella. Es necesaria una depuración de jueces y juezas machistas, que dejen de culpabilizar a la víctima.